Capítulo 9

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A pesar de estar con los ojos cerrados siento su mirada en mí.


Nuevamente oigo pasos, y de repente oigo como se abre la puerta de mi habitación. Por fin llegan mis compañeros de habitación. Abro los ojos y veo como entran cuatro chicas y cinco chicos. Todos me dirigen una extraña mirada, yo les respondo sin pestañear y con la barbilla bien alta. Parece que no les han educado, ninguno saluda ni se presenta. Por ello, decido presentarme yo solita.


Me levanto de la cama y me dirijo a la cama de enfrente, ocupada por un chico. Un chico rubio y con ojos marrones, más bien color miel, y cerca de la pupila tiene motitas doradas. Me acerco a él y me presento.

‒ Hola ‒ saludo.

‒ Hola ‒ responde secamente.

‒ Me llamo Naira ‒ digo mientras lanzo mi mano para que la estreche.

‒ Yo Julián ‒ dice estrechándome la mano ‒ Encantado ‒añade antes de depositar un beso en mi mano.

Eso provoca que una risita salga de mis labios. Giro un poco la cabeza y veo al chico de ojos azules mirando mal a Julián. Vuelvo a dirigir la mirada a Julián y le sonrió.

Cuando me voy a acercar a la siguiente cama, Julián me coge del brazo y dice ‒ Es mejor que no te acerques a ellos, puede ser peligroso.

‒ No les tengo miedo respondo ‒ zafándome de su agarre y dirigiéndome a la siguiente.


Esta es la cama de un chico bastante más alto que yo. Antes de que salude se gira y me mira con cara de pocos amigos pero a la vez sus oscurísimos ojos tienen un brillo lascivo.

‒ Hola, soy Naira ‒ me presento.

‒ Chicos ‒ dice. Y los otros tres chicos se acercan a dónde estamos. Por el rabillo del ojo veo que Julián está tumbado en su cama con un libro entre las manos. Una vez que están a su lado dice ‒ Esta es nuestra nueva compañera, Naira.

‒ Hola ‒ digo nuevamente.

‒ Yo soy Jaime y estos son Víctor, Daniel y David ‒ dice mientras los señala con la cabeza. Los cuatro son altos y parecen muy fuertes y brutos.


Ahora me toca dirigirme al lado de las chicas, pero han desaparecido. Cierto, es el turno de duchas de las chicas. Así que me dirijo a mi cama. Mi coloco mirando hacia la pared. Y ahora no siento una mirada sobre mi sino dos. Y oigo a la panda de los cuatro hablando, solo espero que no sea sobre mí, no me ha gustado nada como me ha mirado Jaime. Se oye como los chicos abren los arcones, supongo que se estarán preparando para su turno de duchas. Ahora oigo unos silbidos, las chicas han salido y la panda de cuatro las mira como si fueran un trozo de carne, ¡qué asco!, me parece denigrante. Una vez que los chicos han ido al baño, me levanto de la cama y me acerco a la primera chica.

‒ Hola, soy Naira ‒ digo.

Se gira hacia mí con una radiante sonrisa en la boca y dice ‒ Hola, yo soy Marta, encanta de conocerte. La respondo con una sonrisa, a pesar de que la suya no me ha convencido demasiado, me parece que oculta algo. ‒ Espera que te presento al resto ‒ añade.

‒ ¡Hey! Mirad, esta es nuestra nueva compañera. Se llama Naira. ‒ dice.

‒ Hola ‒ saludo tímidamente.

Una a una se acercan a mí y se presentan. La más bajita se presenta como Laura, la de los ojos azules como Carolina y la última, la pelirroja Melisa. Nunca he entendido por qué la gente con el pelo naranja se les llama pelirrojos, no sería mejor pelinaranjas. Me río de esta absurda idea que ha cruzado mi mente. Tras las presentaciones me vuelvo a mi cama, no me apetece socializar con nadie, la verdad es que solo me apetece ver a mi hermana. Me despido de ellas con un leve movimiento de cabeza.


Me siento sobre la cama como si fuera un indio mientras observo la habitación hasta que logro aislarme de todo, solo estamos yo y mis pensamientos. Un ruido me sobresalta, la puerta del baño cerrándose. Los chicos ya han salido, y se colocan ante la puerta, formando una fila, las chicas se colocan tras ellos y Marta con una dulce e inocente sonrisa me apremia a colocarme en la fila si no quiero perderme la cena. Yo, simplemente niego con la cabeza.

Golpean dos veces la puerta, los guardias la abren, dejando ver otros dos guardias fuera de la habitación y la señora que me trae la cena. Uno de los guardias se coloca delante de la fila y les indica que avancen y el otro espera a que todos salgan y se coloca en última posición. Cuando todos se han ido entra la mujer, mientras deja la bandeja en el arcón, me giro para coger la anterior bandeja y mientras se lo entrego susurro un gracias. Ella asiente y sale por la puerta con la bandeja de la merienda.





Mar de arena [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora