Capítulo 16

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Mientras limpio no puedo evitar sonreír, ha sido genial la sensación de la adrenalina recorriendo mi torrente sanguíneo, apenas ha sido unos minutos, pero ha sido increíble, me sentía poderosa e invencible.


Noto una mirada clavada en mi nuca me giro y miro a nariz sangrienta, sí, a partir de ahora le llamaré así, me está mirando fijamente mientras el chico de los ojos azules le está diciendo algo gesticulando un montón con los brazos. La verdad que desde mi perspectiva parece un niño pequeño en plena rabieta.


Acabo de limpiar las mesas y para ir a la mesa, tengo que pasar a su lado o rodear todo el gimnasio, no pienso hacerle saber que su mirada me incomoda, que me provoca pavor, así que decido pasar a su lado. Solo espero que no me tiemblen las piernas al pasar a su lado.

Con mucha seguridad en mi misma, paso a su lado. Con la mirada al frente. Llego a la mesa y dejo los productos que he usado en las máquinas. Nada más sentarme el narizota se ha puesto en frente mío.

− ¡Tú...! – dice, pero el chico de ojos azules le interrumpe.

− ¡Déjala! No puedes hacerla nada, recuerdas. Son órdenes de Jason – dice el chico de los ojos azules.

− ¡Cállate! Yo soy tu superior, aquí mando yo.

− Pero Bates es tú superior, ella te habrá partido la nariz, pero tú eres él que la ha retado. Quizás no recuerde, pero ya sabías que sabía pelear, es como un instinto y la has provocado. Sabes que como la toques, Bates te va a dar una paliza – dice el chico de ojos azules tratando de evitar que el narizotas me haga algo. Pero por lo visto se me defender bien, esa idea me hace sonreír. Narizotas simplemente se aleja de la mesa y le pega un fuerte gancho de derecha al primer saco de boxeo que se encuentra.


− Levántate – me orden el chico de los ojos azules. Yo simplemente obedezco, no quiero meterme en más problemas por hoy.

Una vez que me he levantado se dirige a las puertas de salida, lo sigo y vamos a mi celda. Cuando llegamos tras recorrer los laberinticos pasillos abre con su acreditación la puerta y paso. La habitación está vacía, ni siquiera hay guardas.

− Tienes suerte de que fuera él el que te retara, no desobedeciste a un guardia ni le pegaste, fue un reto. Si no fuera así, Jason Bates te castigaría sin ver a tu hermana. ¡¿Eres consciente de la locura que has hecho?!

− Como bien has dicho, no puedo desobedecer y eso es lo que he hecho. No pagues tu frustración de no poder derribarlo conmigo. Yo solo trataba de ayudarte, lo dije tan bajito que el narizotas ni siquiera se enteró, tú fuiste el que la cagaste al responder que lo intentara – digo un poco alterada. Él como respuesta, bufa.


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Capitulo cortito, pero intenso, ¿no creéis? Si os a gustado, no olvidéis votar.

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Mar de arena [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora