Capítulo 23

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Adam asiente. La verdad es que parece un poco asustado y no me sorprende el chico de ojos azules parecía demasiado cabreado. Adam solo iba a decir su nombre, solo es un nombre, no me parece tan importante, es no es un enano saltarín, es demasiado alto, y seguramente no se llame Rumpelstiltskin, ¿no? La verdad es que verle tan enfadado solo me provoca que yo me enfade más. Él es el mentiroso, él que dice que lea un cuaderno que no existe. Él que me va a decir su nombre, él que nunca lo hace. Él que me mira tiernamente y me lleva a mi cama en brazos, pero él que me oculta cosas. Él que no me explica nada. Estaba pensando en mi cabreo, tan ensimismada en mi mundo que no pongo atención en lo que ocurre a mi alrededor.

− Naira, ¿me has escuchado? –pregunta el chico de ojos azules.

− No – respondo seria.

− Deberías comer algo si no quieres desmayarte mientras realizas tu turno – dice compasivo y bastante más calmado.

− A lo mejor es que no quiero cumplir lo que le he prometido a Bates y es mi truco para escaquearme – digo aún más cabreada. Cada vez que él me habla aumenta mi enfado. Sé que eso ha sonado como una insubordinación, pero no me importa. Lo único que quiero es que sepa cómo me siento en este mismo instante.

Algunos guardias se ríen por mis palabras y la dureza de mi voz, uno de ellos es Bill.

− Callaros – les ordena – Y tú come, ahora – me ordena. No desobedecer una orden directa es una de las normas. Simplemente obedezco.

Cuando acabo, hago un amago de levantarme para recoger, pero Adam dice – No tienes que recoger nada, privilegios de sentarse es esta mesa. El resto de tus compañeros lo harán. Para eso están los turnos de trabajo – me explica.

− Gracias por la explicación – le digo bajito. Por fin alguien comienza a aclárame las cosas. Adam asiente como respuesta a mi agradecimiento.

− En marcha – dice el chico de ojos azules cuando él ha acabado, sin importar que el resto no termine el desayuno. Me pregunto cómo tiene tanta autoridad aquí. Desde luego no es el más fuerte, no el más mayor, pero aun así todos parece que le respetan, me gustaría saber los motivos.

− Naira, sabes que tienes que venir, ¿no? – dice calmado.

− Claro – digo dura y sin ninguna expresión en la cara. Me levanto y le sigo, detrás de mí va Adam escoltándome. No me atrevo a preguntar que le ocurre al misterioso chico de ojos azules, tiene un carácter demasiado volátil, con todos es muy duro pero en cambio a mí me mira de manera dulce cuando nadie le ve, como si tuviera que mantener una reputación. La de chico duro.

Otra vez me he quedado perdida en mis pensamientos y ensoñaciones, pues cuando me doy cuenta ya estamos en las puertas del gimnasio. Él chico de ojos azules se para y me impide el paso. Les pide a todos que crucen las puertas, ya está visiblemente más calmado, pero no me apetece quedarme a solas con él y con sus mentiras. Estoy harta de que la gente se aproveche de mi falta de memoria. No quiero que me mienta más, que me llene la cabeza de pájaros. Definitivamente necesito hablar con Julián, él desafió a su padre por mi culpa y por eso mismo está castigado. ¡Ojalá le recordase!


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Hola! Siento haber estado tanto tiempo sin actualizar. He estado con problemas para subir los capítulos, no se cargaban a la hora de publicarse y además estoy llenita de exámenes.

Bueno espero que os haya gustado gustado y si es así, estrellita. Espero vuestros comentarios. ¿Que opináis de qué quiera recordar a Julián?

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Mar de arena [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora