Despierto unos minutos antes de que se enciendan los fluorescentes. Cuando se han encendidos abro el arcón y cojo las cosas para darme una ducha. Cuando nadie me mira rebusco entre mis escasas pertenencias para ver si encuentro mi libro de notas. No lo veo, no está por ninguna parte, será que no existe y el chico de ojos azules me ha mentido. Oigo unos pasos a mi espalada
− Naira, ¿qué buscas? – me pregunta Julián.
− El neceser, no lo encuentro – miento.
− Lo tienes a tu izquierda – dice.
− ¡Qué mala memoria! Olvide que lo había sacado – digo. Él pone mala cara ante mi afirmación, se me había olvidado también nuestra conversación de anoche. – Yo, lo siento. No quería hurgar en la herida.
− No pasa nada. Ve rápido o no podrás ducharte, en nada empieza el turno de los chicos – dice sin sonreír. Asiento levemente y me voy hacia los baños.
Cuando salimos nosotras enten los chicos, y cuando estos salen llegan los guardias que nos escoltan hasta la cafetería. Una vez allí me siento al lado de Julián.
− Necesito que hablemos – digo bajito para que solo él me escuche.
− Cuando acabes las tareas, podrás salir al patio, todos estaremos allí. Allí responderé a tus preguntas – habla en un tono normal como si no tuviera que ocultar nada y como si no temiera a su padre.
− Parejita, ¿qué os traéis entre manos? – pregunta Jaime.
− Nada que te incumba – dice Julián muy serio.
− ¿Sabes qué ella será mi? ¿Verdad? – dice Jaime acabando con mi poca paciencia.
− ¡Yo no soy un objeto! – digo irritada – Y no voy a ser nada tuyo – digo con la cabeza bien alta.
− De momento ya eres mi compañera de cuarto, quizás dentro de poco también compartamos cama – dice haciendo que le quiera pegar.
Le estoy mirando con todo el odio posible, antes de abrir la boca llega el chico de ojos azules y dice:
− Naira, cuando la mesa del otro día acabe de desayunar has de acompañarlos hasta el gimnasio donde trabajaras por tu trato con Bates.
− Entendido – le respondo seria, el mintió no hay ninguna libreta en mi arcón y eso me hace enfadar. Julián va a decir algo, pues se acerca a mí, pero el guardia le mira mal.
− ¿Vas como se tensa con tu presencia?, Julián. En cambio con migo se derrite – dice el muy egocéntrico. Voy a saltar por encima de la mesa para pegarle un puñetazo pero el chico de ojos azules me agarra por la cintura antes de que logre moverme de mi sitio. También aparece el guardia con el que hablé el otro día cuando me asignaron trabajar en el gimnasio.
− Creo que será mejor que desayune con nosotros – dice el guardia.
− Será lo mejor, si no queremos que rompa más narices – dice el chico de ojos azules – Naire te vienes con nosotros – añade.
− Si no me sueltas el brazo no puedo coger mi bandeja – digo aún malhumorada.
Llegamos a la mesa donde hay más guardias.
− No pude sentarse aquí – dice un pelirrojo.
− Bill, ella puede sentarse aquí si un guardia se lo ordena. Quieres que Bates te eche la bronca, porque si la dejamos volver a esa mesa le va a partir la nariz de Jaime y diremos que tú no la dejaste sentarse aquí – dice el chico de ojos azules. El pelirrojo, Bill, se tensa al oír el nombre de Bates.
− Entendido – responde Bill.
− Siéntate – me ordena el chico de ojos azules. Obedezco inmediatamente.
Esto es muy incómodo las chicas de mi habitación me miran con envidia, Jaime me mira lascivamente y Julián parece preocupado. La incomodidad aumenta, pues todos en la mesa están callados.
− Por cierto, me llamo Adam – dice el guardia que me acompañó el primer día al gimnasio.
− Mi nombre ya lo sabes, así que no te lo repetiré – digo seria y provoca risitas por parte del resto de guardias sentados en nuestra mesa.
− No sé qué habrás hecho para que tu trabajo sea entrenar con los guardias. Pensé que tardarías más en recuperar tus privilegios – dice Adam
− ¿Qué? – pregunto con confusión.
− Adam no ha dicho nada – dice el chico de ojos azules mirándole mal y con dureza en su voz. Adam asiente y sigue desayunando. El silencio se apodera nuevamente de la mesa.
− Cierto, se me había olvidado que tiene que recuperar ella sola la memoria. Lo siento... − dice Adam que es interrumpido por el chico de ojos azules.
− ¡Cállate! Es una orden. No vuelvas a hablar. No delante de Naira – dice muy cabreado.
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Hola! Aquí tenéis el capítulo. Es posible que a partir de ahora no actualice todas las semanas.
¿Qué opináis de Jaime? ¿Y de Adam? ¿Por qué ocultará si nombre el chico de ojos azules? No olvidéis dejarme vuestra opinión, vuestras preguntas (no preguntéis por el nombre del chico de ojos azules que todavía es secreto jejeje) y si os a gustado acodaros de votar ;)
Pasaros por "Plasmándolo en papel"
Intagram: milesdelibros (efectivamente, he cambiado el nombre de la cuenta)
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Mar de arena [En pausa]
Teen FictionAcabo de despertar, estoy desorientada, cansada, pero necesito ponerme en pie. Solo veo arena, arena y más arena. Es cálida, tostada y parece un desierto. Me pongo en pie, tan solo sigo viendo arena. Portada hecha por @wattpcovers ____________ Regis...