Bebo el último trago de zumo y me voy a la mesa. Es a mí a quien toca esperar, y a mí tampoco me gusta esperar, pero eso da igual, al fin de cuentas ellos son los que mandan, bueno si no está Jason Bates.
Cuando todos y cada uno de los guardias ha acabado el desayuno, se levantan sin dirigirme la palabra y aún menos una mirada. Así que decido seguirlos unos metros más atrás, no quiero que piensen que trato de enterarme de lo que dicen.
El guardia que fue a búscame a la mesa dice – Vamos lenta, al no ser que no quieres que te explique cómo funciona esto –lo dice con una sonrisa, pero a mí me cabrea igualmente, no me gusta que me menosprecien.
− Me llamo Naira, no lenta – digo apretando los puños.
− Todo los guardias sabemos cómo te llamas. Nos han dicho que tenemos que tener especial cuidado contigo, no vaya a ser que trates de escapar nuevamente – dice bromeando, pero a la vez con seriedad y autoridad.
− Creo que hasta que no recuerde los motivos por lo que me escapé me quedaré en mi acogedora celda – digo con una voz que denota sarcasmo y furia, lo que provoca que se ría.
Abre las puertas del gimnasio y se hace a un lado para dejarme pasar. Mis ojos se van al ring que hay en el centro de la estancia. A la derecha hay maquinas donde hay unos cuantos guardias entrenando y a la izquierda, unas colchonetas color pistacho. En las colchonetas hay dos parejas de guardias entrenando llaves y bloqueos.
− Lo que tienes que hacer es limpiar las maquinas cuando dejen de usarlas, colocar las colchonetas y llevar agua y toallas a quien te lo pida, ¿lo has entendido? – comenta cuando he acabado de inspeccionar el gimnasio y le miro.
− Entendido – digo sonriente, no parece una tarea muy dura.
Pasan una par de horas, en las que a decir verdad no hago mucha cosa, solamente estoy sentada al lado de la mesa con las botellas de agua y las bebidas energéticas. Pero todo se ve interrumpido cuando el chico de ojos azules entra, no va solo, está acompañado de todos los que evitaron mi huida a vete tú a saber dónde.
Tras un rato entrenando el guardia que más miedo me daba, que está entrenando con el chico de ojos azules, me pide una botella y una toalla, mientras el chico de ojos azules se levanta. Todavía no ha conseguido tirarle ni una sola vez al suelo, la culpa la tiene su cadera y su rodilla izquierda que al estar hacia fuera no puede hacer la fuerza suficiente para evitar la llave. Decid, mientras me acerco, que se lo diré, no quiero tener que limpiar su sangre de las colchonetas.
− Aquí tienes – digo dócilmente – Tu fallo está en la cadera y la rodilla derecha – digo en un susurro cuando paso al lado del chico de ojos azules, que parece muy cabreado.
− ¡Si crees que es fácil tirarle porque no lo intentas! – dice dirigiéndome la mirada más dura hasta el momento, y eso que yo solo quería ayudar.
− Eso, por qué no dejamos que Naira intente tirarme al suelo, la chica se cree tan lista como para aconsejar como tírame – lo dice tan alto que todos los guardias hace un corro a nuestro alrededor.
El guardia de la cafetería dice – Han dejado de usar las máquinas, deberías ir a limpiarlas – trata de ayudarme a librarme de esto, pero sorprendo a todos respondiendo – Gracias por el cumplido y lo siento Jason Bates dijo que no podía desobedecer a un guardia y él ha dicho que intente derribarlo – sonrío ampliamente mientras pronuncio las últimas palabras.
− Adelante – dice provocándome.
− Necesito más espacio, apartaros – digo a los guardias para que abran el circulo. Me coloco en el extremo más alejado de la colchoneta y corro hacia él. Esto va a ser muy divertido, porque no se lo va a esperar. Le pego una patada en sus partes y cuando se agacha de dolor le doy un rodillazo en la cabeza, provocando que su nariz empiece a sangrar. Por último le empujo haciendo que recorra el último tramo que lo separa de la colchoneta pistacho, ahora manchada con su sangre. − ¡Listo!
− ¡Maldita niña! ¡Hija del demonio! ¡Tramposa! –dice gritando y tratando de levantarse.
− Tenía que tirarte al suelo, no tirate con una llave, que un guardia más alto y más fuerte, que yo lleva practicando un buen rato sin éxito –digo sabiendo que le estoy provocando aún más. El chico de los ojos azules bufa. Yo me abro paso entre los guardias y voy a limpiar las máquinas que han dejado libres. Trabajar en el gimnasio sí que tiene ventajas, puedes vengarte del guardia que ayudó a traerte de vuelta a la cárcel.
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Mar de arena [En pausa]
Teen FictionAcabo de despertar, estoy desorientada, cansada, pero necesito ponerme en pie. Solo veo arena, arena y más arena. Es cálida, tostada y parece un desierto. Me pongo en pie, tan solo sigo viendo arena. Portada hecha por @wattpcovers ____________ Regis...