Llegué a la universidad, chicos y chicas por todas partes ocupados en sus asuntos... Busqué con la mirada a alguien conocido, no vi a nadie y faltaba media hora para que empezara la clase. Sentí un fuerte rugido proveniente de mi estómago y recordé que no desayuné nada porque debía venir temprano antes de que me tomara el tráfico, me senté en la mesa de un pequeño restaurant, y se me acercó una mesera con una gran sonrisa.
-Buenos días, ¿se te ofrece algo? -asentí.
- ¿Cuál es el especial? -pregunté, no tenía ganas de ver el menú solo por un desayuno-. ¿Sabes qué? No importa, tráeme uno -me miró sonriente y salió con mi orden.
Vi pasar los autos por la ventana del pequeño y acogedor lugar, un momento después llegó la chica y me entregó el desayuno, para mi suerte solo era un sándwich con queso y un jugo de fresa.
-Gracias -dije sin emoción. Ella se fue y al fijarme en la bandeja vi un papel, al abrirlo vi un número el cual supuse que era el de la chica, todas las chicas son iguales: Sólo buscan diversión, voy hacer todo lo que esté en mis manos para que mi pequeña no termine como esas chicas fáciles.
Al terminar el desayuno, me levanté, pagué y salí del lugar con cierta presión porque sólo faltaban quince minutos para que comenzara la dichosa clase.
Conduje con cierta velocidad, estacioné el auto, por suerte encontré un lugar cerca de la entrada del gran edificio, pero cuando estaba a punto de entrar escuché mi nombre a mis espaldas.
-Lucas -. Vi a mi amigo, Mateo, que venía hacia a mí-. Hermano, ¿cómo estás? -estaba más feliz de lo normal.
-Bien, ¿y tú? -dije, dándole una palmada en la espalda-. ¿Por qué estás tan feliz? -me sorprendió su emoción.
-Nada, ¿es que no puedo estar feliz? -sabía que algo le pasaba pero no tenía ganas de insistir así que no hice más preguntas.
-Por fin, ¿voy hoy a tu casa? -preguntó con inseguridad.
-Si -dije, mientras comenzaba a caminar al interior del edificio hasta que vi que no avanzaba-. ¿No vienes? -pregunté un poco intrigado.
-Es que.... Quería decirte que no podré ir hoy -lo noté incómodo.
- ¿Por qué? -pregunté sin más, él tragó grueso, por un momento no dijo nada y lo que contestó me dejó total y completamente sorprendido.
-Tengo... Una cita -. No lo podía creer-. No pienses mal sólo la estoy conociendo.
- ¿Desde cuándo TÚ tienes citas? -. Esto no era normal en mi amigo -. Tú sólo las utilizas al igual que has hecho con todas... ¿Qué tiene esta de especial?
-Lucas, por favor no hables así de ella... -lo noté un poco molesto-. Es diferente a las demás chicas... Y me parece que es una buena persona que no merece que la usemos y luego nos olvidemos de su nombre, como con todas las otras chicas... - Él nunca había usado esas palabras para describir a una mujer.
La verdad no quería aceptar que uno de mis mejores amigos se estuviera "enamorando", pero no iba a actuar como un amigo celoso (porque no lo soy), eso sería destruir demasiado mi orgullo.
-Está bien, tendré que buscar algo más en que "entretenerme", pero intenta no volverte uno de eso estúpidos novios celosos hasta del perro de su novia -dije mientras reía-, y me cuentas como te fue al final de la noche.
-Está bien, me sorprende tu actitud -dijo mientras aclaraba su garganta-. Porque la verdad no pensé que te lo ibas a tomar de esta manera.
-Eres tú el que está renunciando a nuestras "amigas" -dije entre risas-. Y además es tu vida, has con ella lo que quieras... Pero intenta que no se dé cuenta cuando te aburras de ella, nos vemos después, tengo que entrar a clases con el Sr. Steven.
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Me Enamoré De Una Chica Cristiana
Teen FictionLucas está confundido y lleno de rencor, no quiere ver la realidad y es ciego al observar la luz que siempre está a su alrededor, ¿qué pasará cuándo otra luz lo vislumbre? Juan tiene secretos que ni los más cercanos conocen y se refugia detrás de un...