Capítulo 8: El Libro Rojo, Imprudencias Y Preguntas En El Aire.

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(P. D. V. Juan)

Sólo tengo una cosa en la mente: Luna.

Su nombre me recuerda tantas cosas, momentos y lugares.

Y ahí esta, en la sala de mi casa y lo único que pude hacer fue encerrarme en mi cuarto como un ermitaño asocial, aunque en verdad necesitaba ponerme una camisa.

Al entrar en mi cuarto lo primero que hice fue ponerme una camiseta de algodón y sentarme en el sillón a leer, pero recordé que había olvidado el libro en la mesa al lado del mueble, así que me puse a andar el teléfono, pero no soy fan de las redes sociales.

Pasaron diez minutos y los sentí como tres días, cuando tomé el valor suficiente para salir, me paré frente a la puerta pero cuando iba a girar la perilla, tocaron la puerta con tres golpes suaves, ninguno de los animales que tengo por amigos tocarían la puerta: Eso es muy "formal" para ellos que sólo entran, es decir, que sólo puede ser ella, pero... ¿Qué querrá hacer en mi habitación? No creo que haya venido a buscarme.

Después de soltar todo el aire que tengo en los pulmones, abro la puerta y ahí está ella con sus grandes ojos, su cabello liso que cae sobre sus hombros y lleva una blusa azul que le queda increíble.

-Hola- Dijo algo apenada ¡se ve hermosa apenada!

Ya, Juan controla tus emociones.

¡Es que se ve muy hermosa!

Si pero ella no lo sabe.

Mi conciencia esta empezando a cansarme, pero como ella soy yo solo puede significar una cosa... Ni yo mismos me soporto.

-Hola- Respondí como si no recordara las palabras ni lo que significan.

-Yo... Este... Es que...- Suspiró y comenzó de nuevo -Estaba leyendo en la sala, pero estaban haciendo mucho ruido y Lucas no paraba de hacer preguntas y me dijo que se te olvidó el libro, entonces pensé que podría leer en silencio aquí contigo... ¿Qué dices?- Habló sin respirar así que cuando terminó tomó una gran bocanada de aire.

-Claro, pasa- Dije mientras tomaba mi libro y me sentaba en la silla de la computadora -Gracias, por traerme el libro- Si, estaba nervioso por su presencia en mi habitación, pero ella no tenía por que saberlo...

Después de leer un capítulo del libro, al cual no presté mucha atención, por estar pensando en mi nueva compañera de lectura, tomé el valor para iniciar una conversación.

-Entonces... ¿Cómo estas?- Pregunté.

-Bien, con el corazón en la mano... Este libro altera mis nervios- Y volvió a meterse en el libro.

-¿Y tu lentes?- Pregunté.

¡¿Pero por Dios que tanto le cuesta seguir con la conversación?!

Ella vino a tu cuarto por el silencio para leer.

Estúpida conciencia...

-Bueno, estaba en una discusión con mi hermana porque no me quería poner un vestido corto para la boda de unos de sus amigos de la universidad, mucho menos lentes de contacto, así que tomó mis hermosos lentes y los partió por la mitad, lo que me obligó a usar lentes de contacto hasta que estén listos los nuevos... Al menos no usé el vestido.

-¿Y cuánto tiempo vas a estar en la ciudad?- Pregunté, todavía recuerdo la última vez que vino... Yo iba comenzando a estudiar y ella estaba hermosa. Fui un idiota en esa época. Todo cambió cuando se fue.

-Bueno... Voy a pedir un cambio a la universidad de aquí.

Que excelente noticia.

-¿Y donde vas a vivir?- ¿Estaré preguntando demasiado?

Me Enamoré De Una Chica CristianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora