Emma se despertó agitada y transpirada después de haber sufrido una pesadilla. Emma solía tener pesadillas de vez en cuando. Pero desde que había visto como Rumpelstiltskin asesinó a Jefferson, sus pesadillas volvieron a resurgir e invadirla cada noche con recuerdos de la muerte de sus padres y de la muerte de Jefferson. Una vez que logró tranquilizarse supo que no quería volver a dormirse porque le daba miedo tener otra pesadilla. Así que agarró un libro, y salió de la habitación del hotel que compartía con su hijo, para no molestarlo. Fue a la sala de juegos, se acomodó en uno de los sillones y se puso a leer. Al rato, el ruido de alguien entrando a la sala llamó su atención, era Killian.
- Lo siento, no sabia que la sala estaba ocupada. – Se disculpó él sintiéndose algo incomodo ya que hace varios días que no estaban a solas. - ¿Qué estás haciendo? – Preguntó con curiosidad.
- No podía dormir, y como no quería despertar a Henry, decidí venir a leer acá. – Respondió ella señalando el libro que tenía en sus manos.
- ¿Por qué no podías dormir? – Preguntó él algo inseguro, porque no sabía si tenía el derecho de hacer esa clase de pregunta.
- Pesadillas. – Contestó ella.
- Lo siento. – Dijo él apenado. - Bueno, creo que lo mejor es que me vaya. – Informó pensativamente y se dio vuelta para dirigirse a la salida.
- Killian. – Lo llamó ella.
- ¿Qué pasa? – Preguntó él volviendo a enfrentarla.
- Podes quedarte, la sala es lo suficiente grande como para que estemos los dos. – Dijo ella, acomodando su cabello detrás de sus orejas.
- Bien. – Aceptó él.
Emma miró a Killian ir hacia la biblioteca y ver la gran cantidad de libros que había. Lo vio elegir uno, y luego unirse a ella en el sillón para leer. Cada uno se concentró en su lectura, pero Emma sentía que había gran tensión en el aire. Ella quería hablar con él, necesitaba que acomoden todo lo que había pasado, y que juntos decidan si querían o no seguir con su relación. El silencio y la espera la estaba matando, pero ella quería darle todo el tiempo que necesitaba. Él siempre la había puesto a ella primero, y ahora le tocaba a ella hacerlo. Así que se aguantó las ganas de refugiarse en sus brazos, que tanto adoraba y extrañaba, y se concentró en su lectura. Le llevo un largo rato poder enfocarse en lo que estaba leyendo, porque tener a Killian tan cerca y tan lejos a la vez la hacía poner nerviosa.
- Emma. – La llamó él sacándola de su lectura.
- ¿Si? – Preguntó ella apartando la vista de su libro y enfocándola en él.
- ¿Podemos hablar? – Pidió él.
Él le pidió de hablar, y ella se sorprendió porque no se lo había esperado. Cerró su libro y centralizó toda su atención en él. Lucía cansado y en estado de conflicto. Igual que ella, aunque en ella probablemente se veía peor. Era bueno hablar, ellos lo estaban necesitando desde hace unos días. Que él quiera y este listo para hablar, le dio un poquito de esperanza. Así que dio un suspiro e intento relajarse, para poder enfrentar lo que sea que venga.
- Claro. – Acordó ella.
- Ésto no es sencillo para mí, nada de lo que estuvo pasando estos días y de lo que me enteré lo es. – Dijo él mientras se acomodaba en el sillón para poder enfrentarla.
- Lo sé. – Asistió y se sumergieron en un largo silencio. – Sé que ya te pedí perdón antes, pero necesito volver a hacerlo. Perdón Killian, perdón por haberte ocultado algo tan importante y haberte hecho sentir que no confío en vos. – Explotó ella. – Pero por lo que no puedo pedirte perdón es por protegerte, eso no puedo. – Aclaró sintiéndose algo derrotada.
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Breaking Glass
FanfictionEllos creían que los corazones eran como el vidrio, una vez rotos no tenían arreglo. Pero intentando resolver los casos que atormentan sus vidas, quizás puedan descubrir que el amor es lo único que puede curarlos.