Capítulo 3: ELLA

349 37 4
                                    

Emma entró a la casa por la puerta del fondo. Atravesó el lavadero y la cocina, encontrando cada uno de los lugares vacíos. De repente escuchó un ruido y lo siguió, hasta que encontró a Killian esposado contra a un mueble y un hombre apuntándolo con un cuchillo. Emma nunca había sido buena manteniendo su temperamento frente a esas situaciones, no le gustaba cuando las personas amenazaban y jugaban contra las vidas de otros. Pero el hecho de que esa vida sea la de Killian hizo que sintiera cierto pánico y desesperación en su interior. No entendía porque se sentía tan disgustada con la situación, cuando Killian y ella a penas se estaban comenzando a llevar bien como compañeros. Sin darle mucho razonamiento al asunto, se lanzó contra el extraño y peleó contra él hasta quitarle el cuchillo y poder esposarlo. Por suerte Robin decidió aparecer en ese momento para ayudarlos. Recién pudo volver respirar tranquila cuando el hombre fue llevado hacia fuera de la casa.

- Estuviste genial. – La halagó Killian mientras ella le quitaba la esposa.

- Es nuestro trabajo. – Justificó ella, no estaba acostumbrada a que las personas halaguen sus virtudes de defensa y ataque.

- Pero nunca antes te había visto en acción. – Explicó él los motivos de su halago.

- Yo tampoco te había visto a vos en acción, aunque no pude ver mucho. – Comentó ella a modo de broma.

- Gracias. – Agradeció él una vez que estuvo libre. - ¿Estás bien? – Preguntó él agarrando la mano izquierda de ella al notar que tenía sangre en ella.

- Estoy bien. – Dijo ella tironeando, intentando liberar su mano.

- Está sangrando. – Peleó él agarrando su mano con más fuerzas para que no se suelte.

- Es solo un corte. – Retrucó ella continuando con el forcejeo.

- ¿Podrías quedarte quieta un segundo? – Pidió él algo frustrado.

Cansada del forcejeo, Emma se quedo quieta ante su insistencia. Killian sacó un pañuelo de su bolsillo y le vendó la mano para detener la sangre. Emma no comprendía porque él estaba siendo tan amable con ella y eso la hacía poner nerviosa. Cuando llegaron a la comisaría, Emma fue al baño y se limpió bien la pequeña herida de su mano. David les informó que el hombre que habían arrestado no quería dar testimonio de lo que había pasado, ni quería llamar a un abogado. Así que hasta que no puedan identificarlo, no había mucho que puedan hacer. El resto del turno del patrullaje continuo tranquilo. A la tarde ya estaban de nuevo en la comisaría, haciendo papeleo y averiguaciones, sobre sus casos y sobre el hombre recientemente arrestado.

- Hola Emma. – Saludó Neal.

- ¿Neal? ¿Qué haces acá? – Cuestionó Emma levantándose de su asiento al verlo y dirigiéndose hacia él.

- Necesito que hablemos. – Respondió Neal ubicándose frente a ella.

Ver a Neal en la comisaría era algo extraño e inusual, él nunca solía ir a verla a su trabajo. Agradeció que justo en ese momento estaba sola, ya que Killian estaba en la cocina, August y Robin habían salido a comprar facturas y David estaba en su oficina personal. Al acercarse a Neal notó lo tenso que estaba, y supo que la conversación que iban a tener no era buena. Neal estaba enojado, y cuando él se enojaba solía ir perdiendo poco a poco el control.

- ¿De qué? – Preguntó ella.

- Fui a buscar a Henry al colegio, pero él prefirió irse con Regina antes que conmigo. – Contestó Neal a modo de explicación.

- ¿Y? – Preguntó Emma sin encontrar nada extraño en lo que él le contaba.

- Quiero que hables con él y lo convenzas de que venga conmigo. – Exigió Neal seriamente.

- Yo no voy a hacer eso. – Negó Emma.

- ¿Por qué no? – Preguntó Neal irritado.

- Porque no lo voy a obligar a hacer algo que no quiere. – Respondió Emma con sinceridad.

- ¡¿Le estuviste llenando la cabeza en contra mío?! ¡¿Es por eso que no quiere venir conmigo?! – Pidió saber Neal a la vez que la acusaba.

- Yo jamás le llenaría la cabeza en contra tuyo, a pesar de que no tengamos buena relación. – Aseguró Emma.

- ¡No mientas! – Exclamó Neal enojado.

- ¡No miento! – Peleó Emma. – ¡¿Por qué no te haces cargo una vez en tu vida de las cosas qué haces?! ¡¿Pensaste qué no lo ibas a lastimar cancelando el campamento que habían planeado para irte de viaje con tu novia?! – Explotó con bronca al recordar lo triste que Henry había estado durante todo el fin de semana.

- ¿Estás celosa? – Preguntó Neal con una sonrisa, recuperando la calma.

- No estoy celosa. – Negó Emma dando un largo suspiro. – Por mí hace de tu vida amorosa lo que quieras, pero a nuestro hijo no lo lastimes más, deja de darle falsas esperanzas e ilusiones sobre cosas que después no cumplís. – Advirtió.

- ¿Por qué sos tan exagerada? – Preguntó Neal frustrado. – Me fui con Tamara, porque ella quería que conozca a sus padres. – Justificó el motivo de su elección.

- Y Henry quería ir de campamento como le habías prometido, ¿No podía ser él tu prioridad? – Pidió saber Emma.

- ¡Basta! ¡Deja de echarme la culpa y deja de llenarle la cabeza a Henry en contra mío! – Exclamó Neal.

Emma no podía creer que estaban teniendo esa discusión. Emma nunca le había negado el espacio a Neal para que cumpla su rol de padre con Henry. De hecho siempre había alentado la relación, ya que quería que Henry fuera feliz y creía que para eso era necesario que tenga a su padre. Pero la relación que tenían era cada vez más forzada, Henry se la pasaba estando enojado o triste con todo lo referente a su padre. ¿Por qué eso era su culpa? ¿Por qué Neal siempre la tenía que culpar a ella? ¿Por qué no se podía hacer cargo de las cosas que hacía y el efecto que ellas tenían? Entre grito y grito, Neal invadió su espacio personal y levanto la mano para pegarle una cachetada. Emma cerró los ojos esperando el golpe, pero nunca llegó. Abrió sus ojos y vio que Killian lo había detenido.

- ¿Estás bien? – Preguntó Killian a Emma, una vez que soltó a Neal de su agarre.

- Si, estoy bien. – Respondió Emma. – Gracias por esto, pero puedo defenderme sola. – Dijo sorprendida ante su intervención.

- Lo sé. – Asistió Killian. - ¿Qué crees que estás haciendo? – Preguntó Killian ubicándose delante de Emma, para que Neal no pueda avanzar sobre ella.

- Ese no es tu problema. – Respondió Neal.

- De hecho si lo es, Emma es nuestra amiga y compañera, y si vuelves a tocarla te arrestaré. – Dijo David uniéndose a la situación.

- Bien, como sea. – Aceptó Neal. – Ésto no va a quedar así Emma, Henry es mi hijo. – Amenazó él.

Neal se fue, y Emma agradeció a David y Killian por la ayuda. Esa noche cuando llego a su casa habló con Henry, y cómo había sospechado el motivo de que su hijo no había querido ir con Neal era porque todavía seguía lastimado con lo que había pasado. Cenaron y vieron una película. Cuando Henry se quedo dormido, lo tomó en sus brazos y lo acostó en su cama. Le costó hacerlo ya que estaba grande, probablemente en un tiempo no iba poder hacerlo más. Le acarició la cabeza con ternura, mientras pensaba lo rápido que pasaban los años y lo mucho que había crecido. Quizás no le había podido dar una familia perfecta a su hijo, pero amor tenía de sobra para darle.

Breaking GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora