Capítulo X

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Era la misma mujer, la de cabello castaño y ojos miel, facciones suaves y alta, la notaba más delgada pero seguía siendo mi madre.

—Hola Leen —me saluda con una sonrisa—. Tanto tiempo sin verte.

Me acerco a ella y la abrazo tratando de asegurarme de que era real y no un sueño, de que mi madre no estaba muerta y que realmente estaba aquí conmigo.

—Estás viva —susurro aún en shock—. ¿Cómo es eso posible?

—Pequeña, temo que tendremos que hablar de eso luego —se separa y pone ambas manos en mi rostro—. Te volviste en una jovencita muy hermosa.

—¡Ella no es mi Alpha! —exclama Eustace molesto interrumpiendo aquel momento—. Una mocosa no va a controlar todas las manadas y los abandonados.

Ambas lo miramos, estaba temblando de rabia y su rostro ahora estaba rojo, mi madre pone su mano en mi brazo. Algo andaba mal y podía presentirlo.

—Quieras o no, Eustace, ella es tu Alpha —habla mi madre con mucha firmeza—. Tendrás que respetarla.

Ante mi no había un hombre si no un lobo de un tono café con algunos mechones negros y grises. Me enseña los dientes y gruñe, estaba retándome para negarse al poder de una Alpha.

—Líder, no creo que sea correcto retar a la futura Alpha —le habla Nathaniel un tanto nervioso.

A cambio recibe un gruñido de su líder, si me iba a retar que estuviera listo.

Podemos ganarle —me habla Sky mientras gruñe.

Estamos listas.

Cambio a mi loba y lo miro superior, por llevar sangre Alpha era más alta que los lobos normales. Le enseño los dientes, si quería pelear, bien aquí esta su pelea. Se lanza hacía mi mientras suelta un rugido, brinco hacía él y clavo los colmillos en aquel el lobo sintiendo la sangre llenarme en la boca y machando mi pelaje blanco, él sólo gruñe por el dolor y me empuja.









Me levanto y preparo mi mochila para la escuela, Cat seguía dormida pero sabía que ella siempre dejaba todo listo así que no me molesté en despertarla. Tomo mi ropa del armario que era un pantalón verde, una camisa negra con una calvera y mi ropa interior, camino hacia el baño que estaba en la habitación, abro la llave del agua caliente y comienzo a desvestirme lentamente mientras pienso en mi mate: Troy

Tranquilo —me consuela Holt—. Puede que si te quiera.

Pero, ¿qué tal que es heterosexual? —pregunto caminando hacia la regadera—. ¿Y si me rechaza?

No creo que lo haga —me asegura él—. Tal vez nos acepte.

Comienzo a bañarme lentamente mientras afuera escucho a mi hermana despierta, "solo quiero que no me rechace" pienso inseguro.






Tomo el café que estaba en mi taza mientras esperaba a que bajara el resto de la manada, quiero ver a mi hermana, la necesito. Nunca habíamos estado tan separados y en el vínculo no respondía.

—Hola —saluda una voz tímida en la cocina y aquel aroma de mi mate llega a mis fosas nasales.

Dejo la taza a un lado y recargo mi cabeza sobre mi mano para voltear a ver a Kyle, quien se movía de adelante hacía atrás sobre la punta de los pies con nervios. Ese niño parecía ser el más tierno que haya visto nunca, traía unos lentes de pasta - creo yo, sin graduación - pero que le hacía tener un aire de ser un año mayor.

—¿Quieres algo de desayunar? —pregunto ganándome su atención .

—Un sándwich y un té fresas —pide él y al instante sus mejillas se tornan en un rojo bastante adorable.

Me levanto sonriendo ante su reacción y comienzo a prepararle su comida, él se sienta en la barra que estaba ahí y sólo se mira las manos como si fueran lo más importante que ha visto. Dorian se sentía un poco inquieto y no sabía porque aunque ese pulgoso me estaba ocultando algo y no quería decirlo.

—¿Me vas a rechazar? —pregunta Kyle en un hilo de voz.

—¿Qué? —pregunto dejando la comida ahí y volteando a verlo.

—Sé que la Diosa nos unió —comienza a hablar—. Pero yo no quiero que me rechaces.

Me acerco a él, sin pensar tomo su mentón con una mano y pego mis labios a los suyos besandolo, Kyle solo deja escapar un pequeño suspiro y me devuelve el beso. Era un beso inocente, hace unos meses no quería reconocer que prefería más a los hombres que a las mujeres y creía que Ayleen lo sospechaba desde un inicio, me separo de él y sonrío un poco.

— Jamás te rechazaría, Kyle —le susurro sobre sus labios y me separo de él—. Nunca.

Kyle se lanza hacia mí y me abraza escondiendo su cabeza en mi pecho, estaba feliz por que este chico fuera mi mate y agradecía a la Diosa Luna por ello.

—Tienes que desayunar, pequeño —le hablo con cariño y me separo lentamente de él para tomar su comida y acercársela.

Este chico iba a ser mi perdición y mi salvación.






Eustace sangraba del hombro, de una pierna y el cuello, y yo estaba cubierta de su sangre sintiéndome asqueada, sólo había logrado un par de moretones pero hasta ahí. Revelarse ante un Alpha se considera traición pero hacerlo a un Alpha que esta por encima de todos se castiga con la muerte, pero yo no soy capaz de matar a alguna persona sólo por eso.

—Estoy bien, ma —le hablo segura mientras ella me revisa detenidamente.

Aún se hacía increíble que mi madre realmente este viva y que la tenga delante mío con el ceño fruncido mientras recorre mi cuerpo con sumo cuidado. Troy estaría igual que yo en estos momentos.

—¿Cómo es que él pueda ser tan estúpido? —reclama mi mamá mientras de reojo ve a Eustace—. Retar a un Alpha de ese modo.

—No te preocupes —le hablo tratando de calmarla—. Estoy bien, sólo son unos cuantos moretones.

—Unos cuantos moretones —repite mientras niega con la cabezaz—. Un Alpha no debe someterse ante algo así.

Una pequeña lucecita se encendió en mi cabeza, si mi madre estaba viva significa que mi padre también, volveríamos a ser una familia de nuevo.

—Ma, si tú estas viva —comienzo a hablar dudosa—. ¿Papá también lo está?

Ella solo me mira unos segundos y niega con la cabeza mientras su rostro se desfigura por la tristeza. "Papá te prometo ser una gran Alpha"

Legión de Lobos TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora