En cuanto llegamos a la escuela todo parecía diferente, los chicos se hacían a un lado para dejarme pasar o evitaban cualquier contacto conmigo.
—¿Que acaso tengo una enfermedad contagiosa o que? —gruño molesta en cuanto llego a mi casillero.
—Bien podrías ser herpes —responde Ev a modo de broma.
—Es porque ya fuiste marcada —responde Gem con calma—. Antes te tenían respeto ahora es como si fuera veneración.
Suspiro por un segundo, mientras cambio los libros y cuadernos de mi mochila por los del casillero, se supone que quizá nadie notaría el cambio. Maldita licantropía, ahora en vez de que huela sólo a una loba común y corriente tengo el aroma del Alpha conmigo.
—¿Ya tienes listo tu discurso? —pregunta la gemela de Gem.
—¿De qué hablas?
Las 3 chicas y Dereck me miran como si tuviera 2 cabezas, les regreso la mirada sin saber qué ocurría por unos minutos hasta que Evangeline me da un golpe en la cabeza logrando que la fulmine con la mirada..
—El discurso para la presentación de la Luna —responde Dereck obvio—. Es esta noche.
—¿¡Que!? —pregunto casi gritando.
Los alumnos que estaban a nuestro alrededor voltearon a vernos pero al instante apartaron la mirada inclinando la cabeza. ¿Cómo era que se me había olvidado la presentación? No tenía ni el discurso preparado y la verdad es que no sabía qué hacer o que decir, así que sólo tenía a una persona con quien ir.
—Chicos, tengo que irme —hablo apresurada—. Díganle a los maestros que enferme o algo.
Sin esperar una respuesta doy media vuelta y comienzo a correr hacia la puerta la cual no hubo tanto problema ya que todos se hicieron a los lados para dejarme pasar. Iría con mi mamá para que me ayudara porque realmente nunca fui buena hablando a un público bastante numeroso como lo era la manada Luna Nueva.
En cuanto salgo corro hacia el límite del bosque adentrándome unos cuantos pasos hasta finalmente empezar a correr a cuatro patas hacia la zona de los abandonados.
Ya se acercaba el invierno haciendo que el frío comenzase a llegar con fuerza, y quizá, en un par de días empezaría a nevar. En cuanto llego a la zona entro a la cueva en forma de lobo y me transformo encontrándome con mi mamá y las ángeles quienes miraban un mapa donde habían varias marcas rojas y moradas.
—¿Qué es todo esto? —pregunto en cuanto vuelvo a mi forma humana—. ¿Qué indica cada cosa?
—¿Qué haces aquí, Leen? —pregunta mi mamá frunciendo el ceño.
—Primero, ¿qué significa esto? —vuelvo a preguntar decidida.
—Señora, esto es la guerra —me habla una de las ángeles que por un momento había olvidado su nombre.
—¿Por qué lo dices?
—Los vampiros se están moviendo —señala la otra ángel señalando una marca roja—. Aquí estaban al inicio pero luego comenzaron a moverse y dividirse.
—¿Tenemos un aproximado de cuántos son? —preguntó mirando el mapa ahora con más atención—. Podríamos enviar un equipo para investigar.
Y seguimos así por otro rato, por un momento había olvidado a lo que venía principalmente pero la idea de la guerra llenó toda mi mente y mi atención. Si eran más numerosos que nosotros entonces tendríamos que juntar a los sobrevivientes de Luna Llena y Luna Nueva e incluso forjar alguna alianza con las otras manadas, incluso puede que la manada de la mate de Will pueda ayudarnos.
—Cariño, ven vamos a caminar - me habla mi madre con cariño mientras empieza a caminar—. Tenemos todo bajo control por ahora.
La miro y sin dudar camino a su lado saliendo de la cueva para ver al resto de los abandonados quienes ya no hacían reverencias, sólo saludaban como si fuéramos viejos amigos.
—¿Qué te trajo aquí en primera instancia? —pregunta mi mamá al momento en que pensó que la gente ya no escucharía.
Me quedo en silencio pensando en mi respuesta, quería invitarla a la presentación pero no sabía cómo lo tomaría porque realmente sólo sabía de mi mate y ya.
Sólo díselo —me apremia Sky—. Todo saldrá bien.
Respiro hondo tratando de reprimir aquellos nervios que querían salir y miro a mi mamá quien no había cambiado desde que nos separamos.
—Hoy será la presentación de la Luna —pronunció lento—. Y aún no tengo ni un discurso preparado o algo que decir.
—Ay cariño —responde ella con una sonrisa—. No necesitas preparar un discurso, ellos quieren escuchar a la persona en la que confiarán.
-—Pero, ¿qué puedo decir?
—Lo sabrás en el momento, Leen.
—¿Quieres ir a la presentación? —apresuro la pregunta nerviosa—. Estarán mis hermanos y el resto de la manada.
—Claro que sí, me encantaría mucho.
En cuanto salimos de la universidad fuimos a los autos, Will y Alissa iban en el mío y Adam iba por los gemelos. Hoy era la presentación de la Luna, y sabía que mi mate se estaba sintiendo bastante nerviosa por este momento.
—¿Sabes que mi hermana sufre pánico escénico? —comenta Will—. Le aterra hablar frente a muchas personas.
—¿De qué hablas? —pregunto yo manejando.
—Que necesitará todo nuestro apoyo para lo de esta noche —responde él con el rostro serio.
—Me agrada tu hermana —responde Alissa desde el asiento trasero—. Y tiene unos ojos lindos.
—Lo sé, nunca había visto un tono así como el suyo —comento con una sonrisa.
—Además que le caíste bien —enuncia Will hacia su mate—. Eso es raro.
—Es que yo le agrado más —responde ella.
Nos quedamos en silencio un rato hasta llegar a la casa donde ya estaban los coches del resto a excepción de el de Adam, los 3 bajamos mientras Will abraza por la cintura a su mate haciéndola sonrojar. En cuanto entramos encuentro a mis padres sentados en el sofá mientras el resto de la manada se andaba moviendo como locos.
¿Dónde está mi mate? —le preguntó a Gemma.
Las chicas y yo la estamos preparando —responde.
Respiro hondo y me acerco a mis padres, no sabía qué opinaban de ella y la verdad es que no me importaba porque yo la amaba de verdad.
—Will, Alisse, será mejor que también vayan a ayudar al resto —pido mientras los volteo a ver con calma.
Ellos asienten y se van dejándonos solos, respiro hondo y me acerco hacía mis padres quienes me miraban con un rostro serio esperando a que la pareja se fuera.
—¿Dónde está tu Luna? —pregunta mamá.
—Las chicas la están preparando.
—La presentación de la Luna será en unas horas, hijo —habla mi padre ahora—. ¿Y tu Luna está muy ocupada para vernos?
Sabía que esto no iba a terminar bien y menos con ellos aquí.