Troy me había traído mi pijama y mientras me iba a cambiar el había bajado por algo para que yo cenara o al menos tuviera algo en estómago.
No dejaba de pensar en Dante, ¿habrá sentido lo mismo? ¿Acaso pensó en mí en aquel momento?
Me siento en la cama con aquellas preguntas rondando en mi cabeza esperando tener una respuesta, me quito el vestido y me cambio por el short blanco y una blusa morada que mi hermano había traído, miro el vestido que Elin se había esforzado tanto en hacer con poco tiempo y cuidando que también Dante se arreglará para que estuviéramos combinados.
—Trabajaste tanto para nada, Elin —comento triste.
Me levanto de la cama y camino hacia el cuarto de Dante y mío, sabía que él aún no estaba aquí porque si no lo sentiría cerca y su aroma haría acto de presencia al igual que el resto de la manada.
O puede que tu vínculo con él se hubiera dañado —comenta Sky cautelosa— Quizá por eso no lo sentimos.
¿Puede pasar eso? Me pregunto en cuanto llego a nuestro cuarto, abro la puerta y entro, me acerco a la mesita de noche que estaba a un lado de donde yo duermo y abro el pequeño cajón, dentro de este había una caja de terciopelo negro, lo tomo en mis manos y camino hacia el baño del cuarto. Elin había preferido que no fuera al baile con el collar que la Diosa me dio ya que opinaba que por ahora debíamos estar tranquilos.
—Claro, tranquilos y Dante se va con alguien más —comento sarcástica entrando al baño.
Abro la caja y tomo el collar para volver a ponerlo dónde debía estar, respiro hondo pensando en todos los sucesos que han estado pasando últimamente, desde que encontré a mi mate. Suspiro mientras me miro al espejo, el maquillaje que las chicas me habían puesto era discreto, realmente no quisieron pintarme como si fuera un payaso o algo parecido. Tomo un pañuelo y empiezo a quitar cada rastro de maquillaje de mi rostro poco a poco.
Cuando veníamos de regreso los chicos me contaron lo sucedido con Leen haciéndome sentir más mierda, ¿como no me di cuenta de que era una maldita hada? Ahora mi mate debía de estar gravemente herida por el vínculo en casa y bajo el cuidado de un hermano malhumorado.
—Supongo que ella no querrá verte así que te aconsejo que solo vayas directo a tu cuarto —habla Jokin desde el asiento del copiloto—. Su hermano la estará cuidando.
—Y toma en cuenta que como Beta de una manada es deber también cuidar al Alpha hasta con su propia vida —comenta Adam haciéndome saber que es lo mismo que él hace conmigo.
—Pero necesito hablar con ella, debo arreglar las cosas —respondo yo mientras paso mis manos por mi cabello—. Tiene que saber lo que pasó.
—Intentaste hacerlo con lo de Amber y no termino bien —me recuerda mi beta.
—¿Entonces qué hago?
—Dale tiempo, deja que el vínculo se cure —comenta Dereck quien habla por primera vez mientras maneja—. Si te le acercas comenzarán a pelear y ella va a tomar medidas drásticas o algo parecido.
Dereck sale por la carretera y entra a un carril hecho de tierra hasta llegar a los límites de la manada desde donde ya siento a mi mate, tal vez los chicos tengan razón. Ayleen podía tomar decisiones inesperadas siempre y lo que menos quería era que se fuera o pasara algo malo. Mi Omega se detiene enfrente de la casa y apaga el auto, respiro hondo y bajo de este mientras camino hacia la puerta de la casa. En cuanto la abro noto a las chicas y a los gemelos en la sala mientras que en la cocina escucho movimientos, camino hacia allá y entro encontrándome con Troy quien llevaba un vaso con leche y algunas galletas en una pequeña bandeja.
—Si a quien querías encontrar es a Leen más te vale que la dejes en paz ahora —me advierte Troy dejando unas servilletas en la bandeja y tomándola.
—¿Dónde está ella? —pregunto serio.
—Ella no quiere saber nada de ti y créeme que si la ves o le haces algo, no tienes idea de lo que William y yo seremos capaces de hacer por nuestra hermana.
Ya con el rostro limpio camino de regreso al cuarto de Troy dónde encuentro a William sentado en la cama, aún me sorprendía los movimientos ágiles que hacía por su lado vampírico.
—¿Estás bien? —pregunta William ladeando la cabeza—. No pareces estarlo.
—Su mate la lastimo —comenta Troy detrás mío antes de que yo contestara.
—¿De qué hablan? —pregunta Will frunciendo el ceño—. Voy a cazar y cuando regreso mi hermana parece estar muerta en vida.
—No dejes que Dante se le acerque hermano —habla Troy dejando una bandeja de comida en el escritorio de madera y regresando a cerrar la puerta—. Te traje algo de comer.
Me acerco a la bandeja notando el vaso con leche y las galletas, tomo una y la remojo en el líquido para luego llevarla a mi boca mientras me siento a un lado de Will y escucho como Troy le explica todo lo sucedido en la noche. El aroma de Dante llega a mis fosas nasales haciéndome saber que estaba cerca, agudizo el oído notando que iba subiendo las escaleras, miro a mis hermanos deseando que no notaran lo que note pero era inútil, uno tenía sentidos más agudizados que los dos y otro era un lobo beta.
—Le dije que no se acercara acá —habla Troy con la mandíbula apretada cuando la puerta se abre dejando ver al Alpha.
—Necesito hablar con ella —murmura débil.
—Que no —responde William colocándose frente a mí en un segundo—. Ni se te ocurra acercarte más a ella.
—Voy a hablar con ella y ustedes saldrán de esta habitación ahora —ordena con tono Alpha.
—Fuera de esta habitación —ordeno yo con el mismo tono acercándome a Dante—. ¿Olvidaste que soy superior a ti?
Dante sacude la cabeza haciendo una mueca, sabía que cuando un Alpha daba una orden se tenía que cumplir a la fuerza aún si no te gustaba lo que decidiera. Me mira y en un segundo toma mi brazo mientras tira de él para apegarme a su pecho.
Grave error. Ya tenía a un vampiro y un humano convertido en lobo frente a él.