El cuerpo del demonio se convirtió en ceniza negra que se esparcía alrededor del cuerpo de Leen generando un círculo perfecto, pero ella no se movía o parecía siquiera respirar. Troy comienza a correr hacía ella sin importarle el hedor que el demonio dejo a su paso, lo sigo de cerca mientras la manada se queda quieta esperando órdenes.
—¡Leen! —grita Troy tomando el cuerpo de su hermana en brazos—. Hermanita, despierta.
La escena que brindaba el lugar era algo atemorizante, la mansión de los vampiros incendiándose y enfrente de esta Troy sosteniendo a Leen rodeado de ceniza negra. Me acerco a los chicos y noto que todo rastro de color de la cara de Ayleen había desaparecido y solo estaba cubierta por una delgada tela de tono grisáceo.
—Cariño, despierta —susurro mientras acaricio su mejilla—. Por favor despierta.
No entendía porque Ayleen tenía dentro suyo a un demonio e incluso a un demonio supremo, pero ahora lo que más me preocupaba era que no fuera despertar. Necesitaba verla y sentirla viva.
Dante, ¿está bien? —pregunta Elin en mi cabeza sin moverse de su lugar.
—Tenemos que llevarla a casa —le hablo a Troy quien solo voltea a verme con la mirada vacía—. Los brujos de la manada pueden ayudarla.
Tomo a Ayleen en brazos y me alejo del círculo de ceniza con Troy siguiendo mis pasos de cerca. Adam quien aún seguía en su forma lobuna se inclina un poco para que suba en él.
—Gracias amigo —le susurro y me monto en su lomo—. Dereck contacta con mi padre y dile que hable con los médicos, que tenga una camilla lista y que alguien venga a revisar la mansión.
Dereck asiente dejando escapar un gruñido mientras que Troy se vuelve a convertir en su lobo y se queda cerca de Adam y mío mientras comenzamos el camino de regreso, con un brazo sujetaba a Leen y con el otro me aferraba al pelaje de Adam quien agradecía internamente de que no corriera haciendo tantos movimientos. En cuanto pisamos la línea de la frontera de nuestro territorio vi a los doctores con su bata blanca y una camilla esperando por nosotros, cuando Adam se detiene se vuelve a inclinar un poco mientras yo bajo con Leen en brazos para acercarme a uno de los doctores.
—¿Qué le ocurrió? —pregunta el doctor mientras me ayuda a recostarla en la camilla.
—No pregunté y asegúrese de que mi hermana esté bien —ordena Troy firme,
—Solo hágalo —respondo yo al momento en que el doctor fija su mirada en mí.
Los doctores toman los bordes de la camilla, la cargan con el cuerpo de Ayleen en ella y comienzan a caminar hacía el hospital con Troy pisandoles los talones, mis padres también estaban ahí quienes se acercan a mi y me miran preocupados.
—¿Ella es...? —pregunta mi madre sin terminar la frase.
—Ella es mi Luna —respondo en un susurro y niego con la cabeza—. Necesito estar con ella, les explicaré todo cuando sepa que Leen esta bien.
Sin esperar respuesta comienzo a correr.
¿Qué recuerdo? A Teshal tomando mi cuerpo, los vampiros, el secuestro.
¿Qué escucho ahora? Sonidos, voces, gritos, algo metálico, y gotas.
Parpadeo desorientada bajo la intensa luz blanca mientras dejo escapar un quejido molesto, las voces se aclaran y es cuando noto que hay gente a mi alrededor viéndome.
—¿Quienes son y qué hacen alrededor mío? —pregunto sin entender nada.
—Avisen al Alpha que nuestra Luna despertó —ordena un doctor a una enfermera—. Tranquila, estarás bien.
Escucho ruido afuera y luego la puerta se abre dejando ver a Dante quien se notaba el alivio que sentía, se acerca a mí y con una mirada firme hace que los doctores y enfermeras salgan en silencio. Sabía que ahora le debía una explicación a mi mate sobre mi demonio interno, pero no estaba lista, aún no.
—¿Estás bien? —pregunta acercándose a mí—. Me tenías preocupado.
—¿Qué pasó? —pregunto sintiendo mucho esfuerzo en la garganta y pareciendo que lo dije en un susurro.
—¿Quien crees que se apareció? —pregunta Troy quien no había notado que entro.
Teshal salió para protegerme de los vampiros, muevo mi mano y trato de tocar mi espalda notando la uve invertida de las alas de mi demonio.
—¿Maté a alguien?
—Técnicamente no —responde mi hermano—. Los vampiros ya están muertos pero alguien merece una explicación.
Miro a Dante unos segundos y suspiro, sabía que debía contarle pero no sé qué pasará cuando lo sepa y temo que me rechace.
Troy sal de aquí, quiero hablar con él a solas —le pido con voz nerviosa.
Él hace caso a mis palabras y camina hacia la puerta en silencio.
—Mira, escucha primero y luego puedes hacer lo que quieras o preguntar —hablo y mojo mis labios con nerviosismo—. Hace 2 años mi hermano y yo tuvimos problemas con un rogue que encontramos en el camino y peleamos.
Creíamos que él había muerto dado que mi hermano y yo habíamos hecho un gran equipo pero como nunca fuimos formados con el entrenamiento éramos unos novatos contra alguien experimentado —explico sin voltearlo a ver—. Termino bastante herido y no se movía, nosotros huimos de ahí hacía la siguiente manada para pedir asilo y casi cuando estábamos a punto de llegar yo perdí la consciencia
Según Troy, comencé a hablar y gritar en la lengua de los demonios y cambiar de forma, fue entonces la primera vez que nos encontramos con Teshal, mi hermano estaba muy asustado, pero dice que como apareció el demonio se fue y me dejo rodeada de ceniza negra en un círculo perfecto —me quedo callada unos segundos al recordar ese momento—. Luego descubrimos que el Rogue había pagado a unas brujas para meterme un demonio supremo y que este me matara.
No sabíamos qué hacer ni a quién recurrir pero con cada enojo que yo tuviera me convertía en un peligro potencial para todos, incluso para Troy, pero no quisimos darnos por vencido buscamos a las ninfas quienes solo dijeron que solo muerta estaría libre de Teshal, los magos se negaron a prestar ayuda al igual que algunas brujas así que simplemente tuvimos que pasar un tiempo tratando de controlarlo hasta que lo logramos.
Termino la narración y sin poder seguir viendo el rostro inexpresivo de Dante me volteo con cuidado dándole la espalda, solo le rogaba a la Diosa que no me rechazará por lo que ese rogue me hizo.
