Han pasado sólo un par de días de mi presentación y ahora que todos saben quien soy me tratan con cierto respeto, cosa que odio, sin embargo no ha sido del todo tan malo, los padres de Dan me han aceptado de cierta forma muy bien al igual que mi mamá acepto a mi mate.
—¿En qué tanto piensas? —me habla Troy interrumpiendo mis pensamientos.
—Nada, sólo me alegro de que mamá aceptará a Dan.
—Y a Alissa —comenta él también—. Es una buena chica.
—Si, lo sé.
Mi hermano me mira y frunce el ceño, sabía que estaba averiguando qué otra cosa me tenía pensativa y aunque quisiera saber no le diría, pero en mi mente rondaba las marcas en el mapa de la zona de los abandonados. Troy y yo estábamos en su cuarto viendo el techo como si fuera la gran cosa, hasta que desde el pasillo escuchó pasos, los ignoró por un segundo hasta que estos se detienen enfrente de la puerta donde estábamos. Tocan un par de veces y luego todo queda en silencio, me levanto y abro la puerta encontrándome con Alissa.
—¿Está todo bien, Liss? —pregunto con cierta preocupación.
—¿Puedo hablar con usted a solas?
Miro a Troy quien seguía mirando el techo y luego a la chica, se veía un poco nerviosa y de cierta forma pensaba que Will tenía algo que ver con eso. Asiento lentamente y salgo del lugar para empezar a caminar hacia el patio trasero con ella siguiéndome.
—¿Hay algo malo? —le pregunto en cuanto salimos, el aire del atardecer era fresco y de cierta forma calmante.
—No, no, no hay nada mal —responde ella apresurada—. Es sólo que quisiera ir al centro pero no soy muy conocedora de este lugar.
Sabía que su manada estaba más al este, cerca de los ríos blancos y las montañas del cielo, todas las manadas conocían la escuela porque eran los puntos donde todos se juntaban.
—Yo te llevo mañana después de la escuela —me ofrezco y sonrió—. Además creo que el resto de las chicas también tienen que ir al centro.
—Gracias Luna —responde rápido y mira hacia otro lado—. Sabes pensé que no me aceptarías en la manada.
—¿Por qué?
Ella se queda en silencio mientras yo la miro paciente esperando alguna respuesta, yo no sería capaz de rechazar a alguien en la manada y mucho menos a la mate de mi hermano.
—No sé, sólo pensaba que me rechazarías.
—No hubiera hecho eso, eres la mate de mi hermano y él esperó mucho por ti —respondo firme.
Ella solo asiente en silencio después de unos y se retira, centro mi atención en el sonido de sus pasos y luego busco a Will a quien escuchó en alguna parte de los pisos superiores.
Me muevo entre las sábanas de la cama buscando el calor de Dan, pero al no encontrarlo abro los ojos y miro hacia su lugar para encontrarlo vacío, me siento y miro el reloj extrañada, era la una de la madrugada. "¿Donde estará?" me pregunto, olisqueo el aire buscando su aroma hasta encontrarlo en el piso de abajo. Me levanto con cierto cansancio y salgo del cuarto siguiendo su aroma hasta llegar a la puerta negra con dorado que era su oficina, tomo el pomo de la puerta y la abro.
Estaba sentado en la oficina mirando unos papeles importantes de la manada, ya era bastante tarde y quizá todos ya debían de estar dormidos cuando la puerta se abre dejando que el aroma de mi mate inunde el lugar, alzo la mirada para encontrarme con Leen, traía su cabello estaba atado en una coleta, traía puesta su pijama y sus ojos reflejaban cansancio.
—Ya es tarde Dan —murmura cerrando la puerta y acercándose a mí.
—Aún tengo que terminar esto —respondo señalando la pila de papeles que había en el escritorio.
Ella se acerca con pasos lentos hacia mí y se sienta sobre mis piernas mientras ve los papeles con atención, paso mis brazos por su cintura y la abrazo sintiendo su calor y embriagándome de su aroma, todos los papeles hablaban de distintas cosas, reportes de los vigías de los límites del territorio, los que pronto tendrán que ser admitidos en la casa de la manada, algunos datos de las otras manadas entre otras.
—¿Tienes que resolver todo hoy? —pregunta dejando las hojas en su lugar.
—No, no todo pero se acerca la luna llena y necesito saber quien tendrá su primera transformación —explico—. Por ahora eso es lo más importante.
—¿Y tienes que hacerlo a la una de la mañana? - pregunta un tanto burlona a pesar de su cansancio.
Últimamente habían más chicos listos para su primera transformación, los hemos cuidado desde mucho antes y ya se les ha explicado que sucederá aquél día pero aún los teníamos bajo vigilancia constante porque por ahora con el descubrimiento de sus lobos y el cambio a veces los vuelve irritables por lo cual cualquier pequeña cosa los hacía enojar. Quizá ella tenía razón, ya era bastante tarde para seguir atendiendo todo esto, lo mejor sería que fuéramos a descansar.
—Será mejor que vayamos a dormir cariño —murmuro rindiéndome.
Ella solo asiente, se levanta de encima mío y deja escapar un bostezo, me levantó y la tomo de la mano mientras comienzo a tirar jalando de ella quien parecía estar más dormida que despierta y admitía que se veía bastante adorable. La abrazo por la cintura y ambos caminamos hacia nuestro cuarto, en cuanto llegamos la acomodo en su lado de la cama, la tapó con las cobijas y luego me pongo mi pijama para después acostarme a un lado de mi amada y abrazarla.
—Buenas noches, cariño —murmuró antes de cerrar los ojos.
En cuanto suena la campana del descanso nos reunimos todos en torno a la mesa a platicar de cualquier cosa.
—Ayleen, ¿nos quieres? —pregunta Dereck y Jo a la vez.
—¿Por qué? —pregunto yo a la vez que frunzo el ceño.
Ellos se miran entre sí mientras una sonrisa les marca el rostro, estos chicos estaban planeando algo y quería saber que.
—Queremos dar una fiesta —responden al unísono.
—¿Por qué? —pregunta Ev.
—No hay motivo, sólo queremos hacer una fiesta —responde Jo.
—¿Que no Dante tiene que aprobar eso primero? —pregunta Troy.
—Bueeno —alarga Dereck y me vuelve a —. Ella también tiene la autoridad para eso.
—Vamos Leen, por favor —lo apoya Jo—. Nos echaremos la culpa por si pasa algo.
Los miro seria mientras trato de buscar el lado oculto a eso, pero ellos 2 solo me miraban esperando una respuesta, no tenía idea de cómo se tomaría Dante aquella idea pero recordando lo de anoche suponía que también necesitaba estar tranquilo y relajarse.
—Está bien —acepto—. Hagan su fiesta.