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Durante los siguientes dos meses Ignacio continuó escribiendo, me pedía disculpas y quería que nos veamos. Me negaba, intentaba responder lo menos posible, haciéndome la superada y chistosa le decía "no me olvido de nuestra noche negra cherazade", así la llamaba yo, la noche negra. Era gracioso, pero me dolía, no paraba de pensarlo, muchas noches lloraba por lo que paso, por recordar, por recordarlo.
Lo cruzaba por todos lados, fuera de mi casa, en la otra cuadra, en una esquina y así siempre.
Termine accediendo y lo vi, quería saber que se sentía volver a estar con él luego de lo ocurrido, además lo extrañaba.
Me sentí mal, no era lo mismo, algo se había roto entre nosotros, me sentía rara a su lado, pero aún estaba loca por él. Sin embargo decidí no volver a verlo.
Una tarde fui a llevar a mi hija a la plaza, aquella donde corría en verano. Cuando llegue estaba Javier, nos mirábamos pero nada pasó.
Llegué a mi casa, tenía un chat suyo.
"Perdoname por no saludarte, fui un cagón, estas hermosa" decía.
"Quedate tranquilo, no esperaba que lo hicieras", le respondí.
Y así empezó todo de nuevo, mi vida es un completo deja vú. Otra vez lo tenía en facebook. El fin de semana siguiente nos vimos.
La verdad es que hasta ese entonces estaba saliendo con Jeremías, cada vez que dejaba de ver a Ignacio lo buscaba, no estoy acostumbrada a la soledad o por lo menos no lo estaba en ese momento, nunca me gustó estar sola, siempre necesite del afecto y la atención de alguien, y cuando no tenía la de nadie lo buscaba a él.
El sábado en que lo vi, dije que iba al cumpleaños de un amigo, pero fui a su casa.
Estábamos solos, mientras que él comía yo usaba el celular, hablábamos de todo lo que había pasado en un año sin vernos. Agarraba mi mano, tocaba mi pelo y yo solo sonreía, no parecía haber pasado un año, nuestra relación era la misma.
Me empezó a mostrar sus gatos, los ama y como sabe que a mi me encantan fuimos al comedor donde uno dormía sobre un mueble.
Puso a cargar el celular, yo continuaba observando aquel gato, se me acerco me abrazó y nos besamos.
Fuimos a su habitación, nos acostamos en su cama y lo hicimos.
La pasábamos muy bien , aún lo sentía como un amigo, podíamos contarnos todo. No paraba de abrazarlo, acariciarlo y besarlo, hablábamos sin parar, lo molestaba y lo hacia enojar, volvíamos a hacerlo. Él no dormía, disfrutaba el tiempo a mi lado, Ignacio en cambio se la pasaba durmiendo y yo mirando el techo. Valoraba eso en Javier, podía dormir luego de que me vaya.
Le escribí a mi hermana "estoy tocando abdominales, ¿ustedes que hacen?" esa noche ella había salido a bailar con Jeremías y sus amigos.
Hasta el día siguiente no lo supe, Jeremías, sin que mi hermana se diera cuenta, leyó el mensaje.
Mientras tanto Javier era dulce, me decía que todavía estaba enamorado de mi, que durante el año en que no nos vimos me extrañaba.
A las seis fui a mi casa, esa madrugada dormí feliz, estaba con alguien que me quería y que a su vez yo también quería, estando con él no pensaba en Ignacio, Javier era la única persona que había logrado eso en los últimos dos años.
Cuando desperté llego Jeremías, primero me hablo muy bien, hasta que dejo de contenerse "¿Así qué estuviste tocando abdominales anoche?
Quede sorprendida, lo negué, y como no soy buena mintiendo empecé a enojarme, le grite y lo terminé dejando.
Me importaba en lo mas mínimo, ahora estaba con Javier y eso era lo que me hacia feliz, él me hacia sentir bien.
Fueron tres semanas locas, con mis amigas apostábamos cuanto tiempo duraría esta vez nuestra relación, sabíamos que era difícil llevarnos bien por mucho tiempo. Aposté dos meses, pero se termino todo antes de llegar a la cuarta semana.
A veces nos veíamos luego de salir del E.e.m.p.a, otras faltaba a clases y pasaba toda la tarde en su casa.
Un mediodía llegue, habíamos peleado la noche anterior y ese día íbamos a vernos para hablar sobre el tema. Baje del colectivo y llovía, me espero fuera de su casa, entramos y fuimos a su pieza.
¿Por qué me pasaba siempre lo mismo? Tenía que sacarme la costumbre de mirar al suelo.
"¿Qué es eso Javier?"
"Es una media"
"Ya se que es una media, lo de al lado te estoy diciendo"
"Aaah esto... es un envoltorio de un preservativo"
Otra vez el maldito envoltorio, era un karma, otro deja vú.
"Esta abierto Javier, ¿un día sin vernos y traes a otra?"
Me senté en la cama, trataba de no llorar, ¿por qué tenía que pasar nuevamente por la misma situación?
Me pedía disculpas (esto ya lo había vivido), decía que no sabía que estaba ahí, me mostró su cajón tenia muchos pero a diferencia que esos estaban sin usar.
"Al menos te cuidas" dije entristecida.
"Sofia, te juro que no sabía que estaba abajo de la cama, debe ser viejo, hoy limpie y habrá quedado ahí"
Seguía sin creerle, quería irme pero no paraba de llover, plata para el remis no tenía y él no iba a pagarlo para que no me vaya.
Me acosté a dormir, pero no podía hacerlo, empecé a llorar. Ya había pasado por lo mismo, "Ignacio sos mi karma" pensaba.
Al rato me abrazó, trataba de convencerme que era viejo, que desde que nos veíamos no había estado con nadie mas.
Soy muy terca, y continuaba con las mismas preguntas "¿Con quién estuviste?"
Se enojó, se levanto y se fue de la habitación, yo no paraba de llorar, recordaba la noche de mi cumpleaños, a Ignacio excusándose, lo que pensaba en aquel momento volvía a mi cabeza, conclusiones viejas se convertían en nuevas. ¿Era necesario pasar dos veces por la misma situación?
Javier volvió a la habitación, se sentó al lado de la cama y se puso a mirar una película, y como siempre yo lloraba.
Se levantó y se acercó "¿Estas llorando Sofia? Esa pregunta ya la había escuchado.
Me abrazó y me consoló me pedía por favor que le creyera, estaba siendo sincero o mentía muy bien, pero le creí

Un Capítulo De Mi Vida... Con Él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora