"...Cause all of me, loves all of you. Love your curves and all your edges, all your perfect imperfections. Give your all to me, I'll give my all to you. You're my end and my beginning, even when I lose I'm winning. Cause, I give you all of me, and you give me all of you..." [1]
Cuatro batallas cara a cara con Hulk.
Dieciséis peleas por tonterías tan absurdas como el sabor de la pasta dentífrica.
¡Oooooobviamenteeeee, dieciséis reconciliaciones que implican sexo del bueno! En las que siempre termino escuchando gemidos profundos que me recuerdan aquello de: «Amo el amor que se enciende del fuego que nace en tu vientre».
E infinitas ocasiones en las que he disfrutado de momentos maravillosos a lado de Kim Hyun Joong.
Esos son sólo unos cuantos detalles de nuestra vida en pareja, viviendo en la misma casa —Penthouse, siendo terriblemente honestos—, y comprometidos en matrimonio.
Es el mes de marzo y para nuestra buena fortuna, la primavera ha llegado a Seúl con vientos de cambio tan favorables como el futuro próximo... ¡Nuestra esperada boda!
Desde nuestra reconciliación ya han pasado cuatro meses y aunque la mayoría del tiempo la convivencia que tengo con mi chico súper guapo de la muerte es lo máximo, existen pequeños detalles que merman un poco nuestro buen rollo; hablando de un modo específico, me refiero a las fallidas intervenciones de la madre de Hyun Joong y de las medidas precautorias que éste toma con relación a ella.
Para no hacerlos tanto lio, todo se resume a decir que mi chico ha abandonado la parte diplomática que siempre había procurado tener con su madre para dar paso a ignorarla por completo... ¿Por qué?, se preguntaran muchos, y yo les contestaría como suele hacerlo mi arpía particular siempre que la pregunto: ¡¿Por qué hasta ahora?!
Y es que hay que aclarar demasiados puntos; como, por ejemplo: las intervenciones de la vieja bruja para hacernos discutir... ¡y qué decir de sus visitas relámpago para jodernos una nochecita romanticona!
Sí, esa es Jung Yeon Mi. Una ajumma cincuentona que no soporta observar la felicidad de su hijo. Una persona egoísta que no sabe mirar más allá de sus propios deseos y, una mujer que oculta debajo del hedonismo extremo lo patético de su vida.
De entre muchas, la última de sus gracias han sido unas supuestas fotos comprometedoras que mando tomar en Madrid, justo cuando yo salía de tomarme unas cañas con Maxi y Juan Manuel.
Lo sé. Sé cómo suena aquello... peor que el orto, ¿verdad? Mi ex-novio y mi ex-amante bebiendo más felices que unas castañuelas con la chica que les jodió la existencia ¡¿Vaya situación más incómoda y civilizada, no os parece?! ¡Pero qué le voy a hacer si así de jodido y loco está el mundo! Es lo que tiene la modernidad.
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ES LA HISTORIA DE UN AMOR...
RomanceTodo sucede en un momento. Todo transcurre en un instante. Cuando conoces al amor de tu vida, ni siquiera el propio tiempo puede hacer que de ti se aparte... Hoy, sentada frente a la sala de espera del aeropuerto internacional de Incheon, en Seúl, e...