Capítulo 4. "PROPUESTA INDECENTE"

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"...Y si te invito a una copa y me acerco a tu boca, si te robo un besito, a ver, ¿te enojas conmigo? ¿Qué dirías si esta noche te seduzco en mi coche?, que se empañen los vidrios y la regla es que goces..."


Han pasado dos semanas desde mi rompimiento con Juan Manuel y, aunque es algo que había estado deseando que pasara, no me es indiferente. Cada día desde aquel día, reviso sus perfiles en redes sociales y se me desinfla el alma al notar que está hecho pedazos.

Preocupada por él, escribo varios correos e incontables WhatsApp's para saber cómo se encuentra, pero él nunca me da una respuesta.

Me duele esta situación, me duele tener que dejarlo a un lado; pero también sé que, aunque me cueste mucho deshacerme de los miles de recuerdos que me ha dejado en el alma, tengo que avanzar y dejar que mi vida fluya con naturalidad.

Después del encuentro con el sexy chico guapo llamado Kim Hyun Joong, también han transcurrido quince largos días. En la maestría, las clases son lo más, estamos aprendiendo mucho, y tal y como lo hemos advertido Iker y yo, hemos encontrado el modo perfecto de escaquearnos de los controles de seguridad que impone la residencia de alumnos ¡Y vaya garito nos hemos montado en nuestras habitaciones!

Yo, por ejemplo, me he armado un vasto y variado bar en un doble fondo en nuestro armario, e Iker se lo ha apañado bastante bien para hacerse colega del vigilante de la entrada de la residencia; así que, lo mismo nos reunimos por las noches a tomarnos unas cañas en la azotea del edificio, en mi cuarto junto a Min Ki, o en el de Iker con Yu Soo, o nos vamos de marcha y entramos a las tantas de la madrugada sin ningún problema.

Nuestra estancia en Corea ha sido placentera y muy divertida. Para mi fortuna, mi cuenta en el banco no se ha reducido mucho y ello me permite darme ciertos lujillos. Hoy, por ejemplo, es sábado y hemos decidido irnos de tiendas, así que estoy dentro de un centro comercial, tratando de encontrar unos lindos zapatos que hagan juego con mi LBD «Little Black Dress» Coco Chanel cubierto de lentejuelas.

Tras una larga caminata por varios pisos del centro comercial, por pura casualidad me planto frente a una exclusiva sucursal de zapatos monísimos y justo ahí encuentro unas prolijas y estupendas sandalias del color de mi vestido, adornando el escaparate y lo mejor de todo es que están de descuento ¡baratísimas!... «Bueno, baratísimas para ser unas Jimmy Choo», pienso:

 «Bueno, baratísimas para ser unas Jimmy Choo», pienso:

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