Capítulo 1. "EL PRIMER DÍA DEL RESTO DE MI VIDA"

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"...Te quise como a nada más, como al respirar. Te quise como el fuego al viento en una noche de San Juan; y ahora que me voy me das la luna sobre el mar. Ahora que no hay más destino que el camino en soledad..."


Madrid, España, agosto de 2013.


Han pasado cinco años desde aquel día en el aeropuerto de la ciudad de México, y en todo este tiempo han sucedido cosas muy especiales. Ahora, para mí, Madrid representa mi hogar y mi futuro; representa el sitio donde todos mis sueños se han vuelto realidad y donde he descubierto una mejor versión de mí.

Tengo que decir que durante estos cinco años he cambiado mucho, pero en mi defensa también debo alegar que ha sido para bien. He conocido a las personas adecuadas y tengo grandes amigos; me enamoré, reí y lloré. He hecho todo cuanto quise y cuanto pude y, aunque mis inicios fueron difíciles y tristes, no pude dejar de vivir la vida.

Nada más llegar a la residencia de alumnos, me topé con la gran sorpresa de que mi compañero de habitación no era una mujer, sino un hombre; un loco y fiestero gallego que sólo lograba sacarme de mis casillas. Un desorientado mental que había puesto patas arriba mis horarios —y mi vida entera—, porque siempre llegaba hasta bien entrada la madrugada acompañado de sus múltiples amigas sentimentales, y no precisamente para dormir.

Su nombre es Iker Azuela y cuando le conocí tenía diecinueve años.

De apariencia es más bien alto, y el muy jodido tiene un cuerpo bastante atlético y apetecible; su cabello es lacio de color castaño cuando lo lleva corto, pero cuando lo deja ir a su aire, cae en pequeños rizos desenfadados que lo hacen lucir espectacular. Tiene una cara muy atractiva y unos ojos grises con motitas que acaban en azul frío, que pueden conquistar a cualquiera; es muy inteligente, bastante inteligente, a decir verdad. Es casi tan inteligente como yo, pero todo lo opuesto a lo que yo era en aquel entonces; desparpajado, espontáneo, aventurero, borracho, juerguista, bromista y por sobre todas las cosas: auténtico.

 Es casi tan inteligente como yo, pero todo lo opuesto a lo que yo era en aquel entonces; desparpajado, espontáneo, aventurero, borracho, juerguista, bromista y por sobre todas las cosas: auténtico

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