Do you love me? ↠ Frerard

De la vez que Gerard Way sintió celos

— ¿Por qué lo trajiste contigo? —preguntó el rubio, haciendo referencia al moreno sentado en una de las sillas alienadas estratégicamente contra la pared. Tenía los brazos y piernas cruzados y una mueca molesta prevalecía en su rostro.

— Insistió en venir —mintió Gerard.

Patrick quería que ambos hicieran 'más cosas juntos' y pensó que sería una gran idea que fuera con él a las sesiones de grabación de la banda, cuando en realidad éste no quería estar ahí sentado todo el día sin hacer nada y ver como tocaban. Si Gerard había creído que las cosas entre Frank y él no podían ir peor, definitivamente se había equivocado. Desde el accidente del "beso" el otro día, la incomodidad reinaba entre ambos. En su defensa, Gerard estaba drogado. Jamás hubiera hecho tal cosa si hubiera estado conciente de lo que hacía, mucho menos considerando que se trataba de Frank.

Claro que el sujeto no estaba tan mal, era algo apuesto, pero no del tipo de Gerard. Él los prefería más sumisos y quizás más amables. Además no podía gustarle, el alcohol y la cocína sumado a la calentura del momento eran los que habían hablado por él y lo había dejado bien en claro.

— A propósito, ¿qué te sucedió en la mano? —preguntó Bob mientras señalaba con los palillos de la batería su mano envuelta en una venda.

— Tuve un pequeño accidente, es todo —cada vez que tocaba la guitarra su mano dolía como el infierno. El corte no era muy profundo pero le dificultaba el movimiento. Ahora mismo podía sentir cómo la carne abierta se contraía con cada movimiento de la mano. Bob simplemente asintió con la cabeza y luego volcó su atención de nuevo a su batería. Tocó unas cuantas notas con sus baquetas mientras él y los demás esperaban a que terminase el descanso. Todavía faltaban unos cuántos minutos para continuar con la práctica, por lo qué Gerard decidió despojarse de su guitarra y salir afuera para fumar en paz.

No muy lejos de allí, Frank deseaba poder desaparecer de aquel lugar. Estaba sentando en esa miserable silla desde hacía casi dos horas y ya no sentía su trasero. Él también tenía música en la cual trabajar, pero al parecer a nadie le importaba. Simplemente quería irse y no se sentía a gusto rodeado de gente que no conocía. Gerard no se veía por ningún lado y los demás estaban metidos en sus propios asuntos. Todavía había algo de tensión por lo del beso. Un suceso que Frank había repetido decenas de veces en su mente tratando de averiguar el por qué. ¿Por qué había hecho aquello? Gerard había estado fuera de sí y no sabía lo que hacía. Se repetía esas palabras una y otra vez. Sin embargo, había un viejo proverbio que solía decir su abuelo que contaba que la gente ebria siempre decía y actuaba con la verdad. No, se dijo. Mejor debería dejar de pensar en esas cosas. No iba a servir de nada.

Buscando algo en que ocupar su mente así como también algo que comer, se levantó y se acercó a la mesa de refrigerios. Hizo una mueca cuando observó que no había mucho para elegir. Latas de coca-cola y cerveza no le apetecían y lo único para comer eran galletas y unos sandwiches que no lucían demasiado apetecibles. La sustancia verde sobre el pan tampoco le daba muchas ansias de probar un bocado. Se preguntó sí podría conseguir café en ese lugar. Casi consideró en preguntarle a Patrick, quién se encontraba hablando en una esquina con el sujeto de cabello rizado y labios protuberantes. Frank no recordaba su nombre, ¿Raúl? ¿Rodrigo? ¿Rizitos, quizás? Estaba seguro de que comenzaba con R, de todos modos nunca fue muy bueno con los nombres. Después de pensarlo un momento decidió conformarse con lo que había y saborear una galleta sin sabor.

— ¿Así que tú eres el famoso Frank? —una voz murmuró a sus espaldas. Frank se dio rápiramente la vuelta con una mano en el pecho. Poco le falto para sufrir un infarto y morirse allí, pues no lo había oído acercarse. Allí, detrás suyo, se encontró con el hermano menor de Gerard mirándolo fijamente.