Extra

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Frank se encontró con que Gerard había movido con la ayuda de Mikey todos los muebles al regresar del hospital. Ahora había mucho más espacio libre en la casa para poder moverse con libertad y no chocar contra las cosas, aunque el primer mes literalmente consistió en Frank llevándose todo por delante con la silla de ruedas. Incluso se hizo tan común que cada vez que se escuchaba un ruido en el penthouse, Gerard deducía que solo había sido Frank derribando algo. Era algo así como una señal avisando que estaba cerca. Sería gracioso en otras circunstancias.

Suponía que necesitaba practicar con la silla, lo hacían lucir tan fácil pero en realidad no lo era y sus brazos dolían de tanto movimiento que se veía obligado a hacer. Esperaba que al menos lograse sacar algo de músculos de aquel esfuerzo inhumano, pero seguían estando flácidos. Hasta en eso le iba mal. Moverse con aquella silla le hacía sentirse fuera del lugar con el entorno, Gerard le decía que solo era cuestión de acostumbrarse, pero Frank no lo veía así. Sentía que jamás volvería a sentirse cómodo consigo mismo.

Afortunadamente, Gerard era quien lo trasladaba de un lugar a otro cuando se trataba de subir los pisos superiores. Y no podía quejarse, pues estar entre los fuertes brazos de Gerard le hacía sentir seguro (excepto en una ocasión cuando casi lo arrojó por las escaleras. No quería pensar en ese momento de pánico pero se rieron de aquello por semanas.)

También su rutina diaria se había modificado bastante al asistir a terapias para 'ayudarlo' con la movilidad en las piernas. Frank no le veía el objeto, sabía que no volvería a caminar y unas cuantas terapias semanales no ayudarían en nada. Llámenlo pesimista, pero cuando todo el mundo te había dicho que había pocas posibilidades de recuperar la movilidad a ti tampoco te quedaban muchas esperanzas al fin de cuentas. Por supuesto que le encantaría poder hacer uso de sus piernas de nuevo, pero no lo veía muy probable. El mismo Gerard parecía tener más ánimo en todo el asunto que él y eso decía mucho.

— No sé para que me molesto en ir —se había quejado una vez al salir de terapia— No hay ninguna diferencia.

Pero Gerard simplemente le había regañado por su negatividad mientras empujaba su silla de vuelta al carro— Con esa actitud que tienes claro que no va a ver mucha diferencia. Sé positivo.

Frank le miró con el ceño fruncido— ¿Desde cuándo eres tan positivo? Se supone que yo soy el positivo aquí, no tú.

— Bueno, últimamente ves todo a tu alrededor con pesimismo. Así que creo que no está mal que sea un poco positivo.

Frank gruñó y se cruzó de brazos. Él no estaba siendo negativo, solo era realista. Y lo realista nunca era positivo.

Desde que Gerard había desechado todas sus drogas parecía no estar de tan mal humor, al menos así lo veía Frank, o quizás simplemente se sentía culpable de su actual estado. Frank no se cansaría de decirle que no fue su culpa, y a pesar que Gerard asentía en el fondo sabía que nada de lo que pudiera decir le haría cambiar de opinión.

Más tarde aquel día, Gerard ayudó a bañarlo. No había pedido por su ayuda, solo había entrado con él al cuarto de baño y se había quedado. A Frank no le molesto, tampoco podía decir que tuviera vergüenza pues no tenía nada que Gerard no hubiera visto y viceversa.

Gerard le colocó en la tina y lo bañó. Frank le dejo hacerlo, pero en algún momento comenzó a sollozar. ¿Por qué? Porque se sentía como un maldito inútil.

Gerard no dijo nada, simplemente permaneció allí en silencio. Sabía que necesitaba dejarlo salir todo de vez en cuando y Frank no podía explicarle con palabras lo agradecido que estaba por ello.

Cuando logró calmarse, Gerard lo secó y vistió con delicadeza. A medio camino de ponerle los pantalones Frank siguió el camino de su boca y atrapo en un beso sus bellos labios. Jamás se cansaría de decir que sus labios eran como una adición; una buena adición. Gerard a su vez atrapó los suyos en otro beso que duró unos buenos segundos.

— Gracias —le susurró Frank al separarse, con su frente pegada a la suya.

Gerard le sonrió— Es un placer.

Durante la noche, se acurrucaron en la cama. Frank reposaba su cabeza en el pecho de Gerard, oyendo los latidos de su corazón. Gerard acariciaba sus cabellos. Se encontraban viendo una vieja película de superhéroes cuyo nombre no recordaba y no era muy entretenida para él, pero que Gerard parecía estar disfrutando al máximo. Así que Frank prefería distraerse observando el pacífico rostro de su amante reír con las escenas de la película. Gerard no parecía notar su mirada sobre él; se veía increíblemente sexy con su cabello despeinado sobre su rostro y pequeña sonrisa de niño.

Besó su cuello para atraer tu atención, cosa que si hizo, y todo lo siguiente se redujo a más besos y caricias. La actividad sexual era una de las cosas que no habían escatimado del todo, aún podían tener cierta diversión a su manera. Frank deslizó su mano por el torso de Gerard bajo su camiseta y permitió que éste se sobrepusiera sobre él. No lograba sentir su peso sobre sus piernas, pero los besos que el otro depositaba por su cuerpo le hacían olvidarse de lo demás.

— Te amo —susurró Gerard en su oído.

— Yo también te amo —le correspondió Frank, depositado un dulce beso en aquellos labios rosados tan besables. Definitivamente estaba muy agradecido de tenerlo con él.

Do you love me? ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora