Frank Iero, el Indeciso

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Sabía lo que había hecho. Sabía lo que había hecho y no se arrepentía. Sin embargo, no sabía cuales era sus sentimientos por la situación, sus sentimientos por el hombre de cabello rojo dormido plácidamente a su lado.

Frank se consideraba a sí mismo una persona honesta. Siempre decía lo que pensaba y a pesar de que su gran bocota tendía a meterlo en problemas, él jamás callaba ante nadie o nada. Pero cuando se trataba de ser honesto consigo mismo... Ahí era cuando se acobardaba. ¿Estaba comenzando a sentir algo por Gerard? Él se decía que no, pero su inconsciente le decía lo contrario. Observaba el pecho de Gerard subir y bajar con cada respiración tal como un acosador haría con su ídolo. Agradecía de sobremanera que este no estuviera despierto o del caso contrario sería muy espeluznante de su parte y no sabría que decir.

La luz mañanera iluminaba su pálida piel y le permitió a Frank contemplarlo con ojos totalmente nuevos. Examinó cada uno de sus finos rasgos; desde la curvatura de su pequeña y adorable nariz hasta la leve prominencia de sus labios rosados. Frank no pudo negar que Gerard expelía belleza natural, e incluso había extendido un brazo con la intención de acomodar un mechón de cabello rebelde de su rostro. Sin embargo, cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer se detuvo de inmediato y se retractó de sus acciones.

¿Qué estaba ocurriendo con él? Se dijo. Estaba comenzado a sentir empatía por alguien a quién dijo odiar. Pero Frank no lo odiaba, estaba claro que Gerard tenía sus cosas buenas y malas, y además había sido manipulado de igual manera que él por la disquera. Ello los dejaba casi en la misma posición y Frank no había tomado en cuenta aquello al conocerlo. Más bien, se había dejado llevar por la mala prensa y la presión de la situación en sí. A medida que iba adentrándose más en su mundo personal tomaba conciencia de quién era el verdadero Gerard Way. Este podía mostrarse apático y egocéntrico todo lo que quisiera pero en el fondo había otra cosa completamente diferente, una cara de él que no se dejaba ver muy a menudo, quizás para evitar salir herido. Lo cual era una buena estrategia en aquella ciudad. No podías permitir que vieran tu lado más débil o se aprovecharían de eso. La misma ciudad lo había convertido en lo que era ahora.

Y lo que había ocurrido en el estudio de grabación... Frank aún repetía la misma escena una y otra vez en su cabeza. Gerard se había mostrado tan celoso que por un momento temió que golpease a Pete o incluso a él, a pesar de que éste negase su celosidad. Al comienzo, Frank había estado furioso con él. Pues había armado un escándalo en frente de mucha gente y él no era propiedad suya ni tenía el derecho de decirle que hacer. Pero luego de la pequeña charla que tuvieron en el balcón su pensamientos hacía él cambiaron. Se mostró comprensivo y condescendiente, y Frank apreciaba eso. En otras palabras, Gerard Way era algo así como un enigma.

Planteó levantarse pero aún era temprano y antes de que se diese cuenta ya estaba dormido de nuevo.

~*~

Lo primero que vio al despertar fue la melena oscura de Frank. Lo segundo que vio fue su brazo descansando cómoda y dominantemente sobre su cintura, tal como si aquello fuera lo más normal del mundo.

No lo movió de su lugar de inmediato, pues aunque le costase admitirlo se sentía bien despertar junto a alguien por las mañanas en lugar de despertar con resaca y no saber dónde demonios te encontrabas. Además, Frank poseía aquel peculiar aroma a menta y coco que tanto lo cautivaba. Acercó su rostro hacía su cabello solo para poder volver a sentirlo. Casi era como si fuera su fragancia natural.

Lo que había pasado anoche entre ellos definitivamente era algo. Y está vez Gerard no podía culpar a la calentura del momento ni al alcohol, por qué había estado bien sobrio cuándo dio el primer paso y de ahí no se detuvo. ¿Acaso se sentía atraído por el moreno inconscientemente? ¿Acaso sus acciones estaban tratando decirle algo? Y lo más importante, ¿Frank se sentía atraído hacía él? Bueno, si de lo anoche no significaba aquello entonces no tenía idea, pensó. Demasiadas preguntas pero ninguna respuesta.

O quizás Gerard simplemente se negaba a aceptar lo obvio: sentía atracción por Frank Iero. Ahora bien, Gerard era muy terco y orgulloso, jamás admitiría algo y tampoco era el primero en ceder en nada. Frank era apuesto y se estaría mintiendo a sí mismo si dijiera que no se sentía atraído hacía él. Puede que su "relación" no hubiera comenzado de la mejor manera posible, ni siquiera habían tenido una relación antes del matrimonio, lo cual había influido bastante a la hora de convivir.

No sabía que hora era pero suponía que pasadas las diez de la mañana. Tenía hambre pero no quería levantarse y dejar la calidez de la cama. Finalmente la necesidad de descargar su vejiga fue lo que le impulsó a levantarse.

Recogió su ropa interior del suelo, y antes de desaparecer por la puerta le dedico una última mirada a Frank. Este se veía como un burrito envuelto entre los edredones. Aquella vista le hizo a Gerard replantearse una cosa: ¿eso era lo que quería para él?

Do you love me? ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora