Amar a aquella persona

2.5K 336 136
                                    

Frank estaba extasiado. El show había ido increíblemente bien, sus fans fueron fantásticos y comprensivos en todo momento y cada cosa salió tal como tenía que ser, nada había quedado fuera de lugar. La sensación de júbilo aún corría por sus venas y no parecía dispuesta a abandonarlo pronto. Saludó alegremente a las personas que lo felicitaban en su camino de regreso a su camerino, y tropezó con Patrick, quien también lo felicitó por el concierto bien realizado.

Frank solo murmuró un leve "Gracias", y continuó con su andar, no quería admitirlo, pero aún había algo de tensión restante entre el músico y su mánager por lo ocurrido anteriormente. Nada serio, pero tampoco algo que fuera fácil de olvidar y actuar como si nada hubiera sucedido.

Al llegar a su camerino se quitó la pesada chaqueta de jean decorada con varios pins, y se recostó contra el tocador. Podía oír lo gritos de los fans y sonrío, ellos nunca se cansaban. No importaba que hubieran estado saltando las dos horas que duró el show, parecían sacar energía de alguna parte. Frank luego se miró al espejo. Dios, era un desastre viviente; su cabello se encontraba pegado a su frente debido a la gran cantidad de sudor que su cuerpo expelió, su cara estaba roja, y el delineador en sus ojos se había corrido, dándole un aspecto de alguien que había llorado toda la noche. Tomó un pañuelo y comenzó a limpiar el maquillaje oscuro de su rostro, tratando de no empeorarlo aún más.

En medio de su improvisada sesión de reparación de maquillaje, oyó el conocido sonido de la puerta abrirse a sus espaldas y sonrío, porqué pensó que se trataba de Gerard. Podía imaginarse lo que iba a decirle, algo así como "Estuviste bien, chico de oro", y otras cosas típicas de Gerard. Estaba empeñado en llamarlo 'Chico de oro', Frank no sabía el porque de su peculiar apodo, pero no le molestaba, excepto que ahora no podía llamar a Gerard 'pelirrojo presumido' porque ya no era pelirrojo. Pero en algún momento se le ocurriría un nuevo apodo para este, incluso uno mejor que el anterior. Se disponía a recibirlo, pero tan pronto visualizó a la persona en cuestión reflejada en el espejo, Frank se tragó sus propias palabras.

— Hola, Frank —murmuró el castaño, mostrando una sonrisa tímida y mirando hacia el suelo.

Frank se congeló. Cuando logró reaccionar dejó el pañuelo sobre el tocador y se volteó lentamente para encarar a Pete. Cielos, no lo había visto desde aquella lejana vez en la que Gerard los vio juntos en el estudio de grabación y creyó que estaban en medio de algo importante, cuando en realidad había sido todo lo contrario pues Frank no había querido nada de eso. Ese había sido uno de los momentos más horribles y embarazosos de su vida, la mirada furiosa en el rostro de Gerard y su reacción posterior, con solo recordarlo le provocó un escalofrío

— Antes de que digas algo, estoy aquí para disculparme. Sólo eso, lo prometo —se le adelantó Pete. Permanecía cerca de la puerta, al parecer sin atreverse a moverse más.

— ¿Qué haces aquí? —no fue lo más inteligente para decir, pero fue lo primero que salió de su boca.

— Soy sonidista, esto es lo que hago, ¿recuerdas? Ayudar en los conciertos, prácticas. No mucho, la verdad —comentó, haciendo una breve pausa—, Escucha, en serio lamento lo que sucedió la otra vez. No tuve oportunidad de disculparme antes, de otro modo lo hubiera hecho, créeme. Fui insensato y ahora me doy cuanta que estuvo mal lo que hice. No ha dejado de torturarme, y siento que no dejará de hacerlo hasta que te pida perdón. Pero es tu decisión el perdonarme o no.

Frank permaneció en silencio, escuchando todo lo que tenía para decir. En realidad sonaba arrepentido, no había nada que dijese lo contrario, ni en su voz si en su rostro de cachorro lastimero. Pete lo miraba expectante, en espera de una respuesta. Frank dudó. No estaba enojado con este, fue hace mucho tiempo y además aquella misma situación había desencadenado un espiral de sentimientos entre Gerard y él que posteriormente los llevó hasta dónde estaban ahora. Así en que cierta forma debería estar agradecido con el castaño por haber impulsado su relación con Gerard, quizás no de la mejor manera posible pero lo había hecho.

Do you love me? ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora