Old Days, memories» Taehyung BTS [김태형] 🔖

11. Recuerdo (X).

12 de septiembre, 2007.

La lluvia resonaba fuerte en las ventanas del salón, apenas y se logró escuchar el timbre de salida, todos se iban a sus casas solos o acompañados de sus padres menos yo, no traía una sombrilla o algo con que taparme. Yo estaba sentada en mi banca con la mochila en mis hombros pensando en qué hacer, observé que Taehyung estaba por irse, éramos los únicos que quedábamos en el salón, ya estaba casi en la puerta cuando se detuvo de pronto. Fue hacia donde yo estaba y me sorprendió lo que hizo después; me tomó de la mano y salimos del salón debajo de su paraguas.

Íbamos caminando por la banqueta y no sabía que decir, estaba atónita por su acción, realmente no me lo esperaba, caminaba mientras veía su rostro pero no daba alguna señal, de nada, de repente paró y miró hacia mí.

― ¿Por qué me miras tanto? ―preguntó V.

― ¿Por qué...? ―fue lo único que dije.

― Por qué ―imitó Tae.

― Sí, por qué ―él empezó a caminar de nuevo.

― Nos vemos luego ―salió corriendo después de que llegáramos a una parada de autobús, quería ir corriendo hacia él por algún motivo pero algo me detuvo.

― ¡Lia! Qué alivio ―dijo Catherine, quien venía corriendo de la dirección opuesta a donde se había ido V―. ¿Cómo es que no estás mojada? – Me tocaba el suéter para comprobar que no tuviera agua y luego me empezó a decir cosas que no eran audibles para mí, lo único que podía escuchar en ese momento era el sonido de aquel aguacero mientras observaba como un Taehyung se perdía de mi vista a través de las gotas de lluvia.

17 de febrero, 2014.

Dalton School, Nueva York.

― ¿Necesitabas esto? ―haciendo que mi piel se erizara me habló aquella voz tan dulce, brindándome un refugio para la lluvia.

― Gracias ―alcancé a decir en un susurro, iba a agarrar aquella pieza pero él realizó un movimiento.

― Mejor te acompaño, es el único que traigo ―me mostró una sonrisa, yo devolví el gesto.

― Está bien.

Caminábamos bajo el mismo paraguas bajo las pequeñas gotas de lluvia, parecía magia, ¿Por qué había aparecido en el momento preciso?

Recorríamos la calle en silencio, uno a la par del otro, mi corazón latía fuertemente, tanto que pensé que V lo escucharía.

― ¿Por qué no me has hablado desde el viernes? ―dijo de repente―. Te dejé mensajes y no contestaste, me preocupé mucho ―hablaba sin voltear a verme.

― Yo... ―miraba a todas partes intentando no verme nerviosa, mala idea―. Digamos que tuve un mal momento.

― ¿¿Qué pasó?? ―abrió los ojos asustado―. ¿Estás bien? ¿Te llevo al hospital? ¿Te doy un tecito? ―hablaba muy rápido.

― Tranquilo V, no me voy a morir ―espero, decía mi subconsciente.

― Aun así me quedaré en tu casa para comprobarlo ―hizo una cara graciosa.

― Ni se te ocurra V, estás demente.

― ¿Aguacate?

― Aguacate.