Caliope se removió entre las sabanas suavemente, abrió los ojos y frunció el ceño. ¿Dónde estaba? Esta no era su habitación, sin embargo le sonaba, ¿la habitación del apartamento? había estado allí con Sebastián, cuando el insistió en enseñárselo, después de todo tambien era de ella.
Salio de la cama y se miro ante el espejo que había en la puerta del armario, ¿estaba desnuda? Solo una camisa ocultaba la ropa interior que llevaba debajo ¿una camisa de quien? Salio con cuidado de la habitación, todo olía a café recién hecho, camino por el pasillo hasta el salón.
-Al fin despiertas –La voz de Damian la sobresalto, estaba sentado a la mesa con el desayuno puesto y leyendo el periódico -¿Cómo te encuentras?
-¿Qué haces tu aquí? –Caliope le miro confundida
-La pregunta debería ser al contrario ¿no crees? –El la miro de arriba abajo, verla solo con una camisa de el puesta hacia que su cuerpo reaccionara de una manera no muy lógica –Anoche te encontré en el cementerio, tenias fiebre y te traje aquí.
-¿Fiebre? –Caliope frunció el ceño, recordaba que llovía mucho, pero no le importaba, lloraba sobre la tumba de su madre porque la necesitaba mas que nunca. Fijo la vista en el y vio como la observaba ¡No llevaba apenas ropa! -¿mi ropa? ¿Quién me la quito?
-Yo –el sonrió -¿ves a alguien mas por aquí?
-¿tu? –Caliope sonó alarmada ¿el la había visto desnuda? El color comenzó a inundar su rostro
-¿Todo bien? –Damian se levanto y camino hacia ella, coloco la mano en su frente y la miro a los ojos –Por lo menos la fiebre ha cesado
-yo –Caliope temblaba de pies a cabeza ¿Qué estaba pasando? ¿Era amable con ella? –Tengo que irme
-¿Por qué la prisa? –Damian coloco las mano en la pared, a ambos lados de ella acorralándola -¿no quieres desayunar?
-No, gracias –Caliope se removió inquieta contra la pared
-Pues yo si quiero desayunar, algo dulce –sonrió mientras acercaba el rostro al de ella Dulce, como sus labios
-¿Qué haces? –le empujo hacia atrás obligándole a alejarse -¿Estas jugando conmigo?
-¿Qué? –Damian frunció el ceño ¿jugando? Ahora mismo lo único que podía pensar era en sus labios y en su cuerpo
-Me tratas mal, me insultas, me amenazas, me besas, me persigues a la discoteca y me recriminas por salir a divertirme –Caliope estaba cansada de todo esto, solo quería mantenerse lejos de esa maldita familia –No se que es lo que quieres pero si lo que yo quiero. Quiero que me dejéis tranquila
-Esta bien, si es lo que quieres –El se alejo dejándole espacio –Siento todo lo que ocurrió anoche
-Ya claro –Caliope camino hacia la habitación, sabiendo que el la seguía, cuando llego oyó su teléfono sonar. Busco el bolso por todo el lugar hasta que lo vio en la mesilla de noche, se acerco y cogio el teléfono ¿Ángel? ¿Ángel le estaba llamando? Algo pasaba, rápidamente contesto -¿Ángel? ¿Estas bien?
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Pasión Griega
RomanceUna llamada, un billete de avión y una cita con un abogado. Eso era lo único que Caliope esperaba encontrar al regresar a Grecia. Siete años llevaba ya fuera de casa, ¿Por qué? Por ella, por lo que era, por quien era. Con tan solo dieciséis años...