Damian y Néstor caminaron despacio por la calle hasta parase cerca de la construcción ¿Seguía adelante?
-¿Cómo lo consiguió? –Damian no daba crédito a lo que veía ¿Obreros?
-Yo conozco a ese –Néstor señalo al que se acercaba a Caliope –Es Esteban, el hijo de su tata
-¿Qué? –Frunció el ceño observando el lugar –Son trabajadores del barrio
-De su barrio –Néstor sonrió –Ha dado trabajo a quien mas lo necesita
-Pero no olvides lo que esta haciendo –Damian apretó los puños furioso –La tía hablo ayer con ella y se ofreció a comprarle el terreno. Pero no quiso, piensa quedarse con todo lo nuestro.
-¿Y que piensas hacer ahora? –Néstor le miro de reojo
-Esto aun no ha acabado –se quedo pensativo –Tiene obreros, bien. Pero aun hay algo que necesita
-¡Eh! –Esteban corrió hacia Caliope y la abrazo, después se paro a su lado dejando el brazo sobre sus hombros -¿Qué te parece? Trabajan bien ¿Eh?
-Si –ella sonrió –Son excelentes trabajadores y fantásticas personas
-Tu si eres una gran persona –Esteban la miro a la cara –No te imaginas cuanto estas haciendo por esta gente. La mayoría no tenían que comer, estaban a punto de perder sus casas, algunos ni tenían un techo donde meterse.
-No es justo que unos tengan tanto y otros tan poco –Caliope le sonrió
-Me alegra que regresaras –Se acerco a ella y deposito un suave beso en su mejilla
-Eh, a trabajar hombre –Dennis se acerco sonriéndoles -¿Estas intentando ligar con la jefa? No creas que así te libraras del trabajo duro
-Ya va, ya va –Estaban levanto las manos –Vuelvo al trabajo antes de que me castiguen
-Señorita Caliope –Un hombre se paro ante ella nervioso –No se si me recuerda
-Por supuesto –Caliope sonrió –Me atracaste, bueno lo intentaste
-Lo lamento –El la miro con pena –Yo, no debí hacerlo. Usted es una buena persona.
-Tu tambien –Caliope se acerco y le puso la mano en el hombro –Ahora tienes trabajo y no necesitas recurrir al robo para mantener a tu familia
-Gracias –El levanto la cara y la miro con sincero agradecimiento –Puede contar conmigo para lo que necesite. Estoy en deuda con usted.
-Entonces solo puedes hacer una cosa –ella le sonrió –Sigue siendo honrado y cuida de los tuyos
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Pasión Griega
RomanceUna llamada, un billete de avión y una cita con un abogado. Eso era lo único que Caliope esperaba encontrar al regresar a Grecia. Siete años llevaba ya fuera de casa, ¿Por qué? Por ella, por lo que era, por quien era. Con tan solo dieciséis años...