-¿Preparada? –Sebastián miraba sonriente a Caliope desde su mesa, miro a los chicos y les guiño un ojo -¿Y vosotros?
-Totalmente –Caliope asintió decidida, el le tendió los documentos y con el bolígrafo en su mano firmo delicadamente -Listo
-Pues ya eres legalmente la madre de estos tres niños –Sebastián señalo a los chicos
-¡Si! –Alejandro salto del asiento y se lanzo a los brazos de ella, Alejandro con su hermana en sus brazos fue el siguiente en acercarse
-Que linda familia –Amber sonrió mirándoles -¡Y la tita tambien!
-Vamos tita –Caliope guiño un ojo a su prima y abrió los brazos para que se uniera a ellos
Sebastián observo satisfecho a todos abrazándose, cogio su teléfono y les hizo una foto. Sin duda alguna desde el momento en que Caliope llego a la ciudad la vida de todos cambiaron notablemente, para mejor .
-Bien –Caliope se alejo de ellos –Y ahora al colé
-Pero ya es tarde –Ángel sonrió -¿No podemos faltar hoy?
-Ni hablar –Caliope le miro divertida –Acabo de empezar como madre y ¿ya quieres que me salte las normas?
-Venga chicos, que os hemos dejado retrasaros para que estuvierais cuando firmaba los papeles, pero no os paséis –Sebastián negó con la cabeza sonriente –Yo les llevo
-De acuerdo –Caliope asintió sonriente, después miro a su prima -¿Tu no tenias algo que hacer?
-Si –Amber sonrió –Quede con Néstor, me va a ayudar a escoger el mobiliario para las clases del orfanato
-Ya veo –Ella levanto una ceja ¿con Néstor? Aquí había gato encerrado –Bien, pues yo regreso a la casa
Cuando llego a la casa, aparco el auto y suspiro tranquila al ver que el de Damian no estaba, al menos no se lo encontraría. Algo de tranquilidad le venia bien, pero la suerte no estaba de su lado.
-¿No llevas una falda demasiado corta?-Medea la miraba de arriba abajo desde la entrada al salón
-¿Y a usted que le importa? –Caliope inspiro aire tranquilizándose
-Así no lograras encontrar un marido –Medea sonrió-Te tomaran como una fulana
-¿De que esta hablando? –Ella frunció el ceño ¿un marido?
-Es lo que necesitas para poder irte de la casa ¿no? –Medea la miro satisfecha –Ven, tenemos que hablar
-Espere –Caliope la siguió al despacho, al entrar cerro la puerta tras ella -¿Cómo sabe usted eso?
-Definitivamente mi hermano estaba loco –Medea abrió el cajón de la mesa y saco la carpeta lanzándola a la mesa –Esa cláusula es una estupidez
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Pasión Griega
RomanceUna llamada, un billete de avión y una cita con un abogado. Eso era lo único que Caliope esperaba encontrar al regresar a Grecia. Siete años llevaba ya fuera de casa, ¿Por qué? Por ella, por lo que era, por quien era. Con tan solo dieciséis años...