Capítulo 11 Te dejaré sin descendencia

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Este capítulo es la continuación del capítulo 10💜



—Supongo que... gracias. —En sí estaba algo no sé... ¿sorprendida?

—¿Supones?—Rió  también sorprendido.—Tomaré eso como un "Oh gracias John, no sé que decir. Eres tan lindo". —continuó, mientras su voz la agudizó.  ¿Acaso estaba tratando de imitar mi voz? Porque si eso hacía, entonces era muy malo.

Elisa sólo rió a carcajadas por la mala imitación de él.

—Ja-Ja-Ja —Dije con sarcasmo y cruzando mis brazos a la altura de mi abdomen. No le veía para nada lo gracioso. —Primero,  gracias por el cumplido. Segundo, igual no necesito tu opinión. Tercero, ¡por Dios eres muy malo imitando!

—Ustedes se llevan tan bien —dijo orgullosamente Elisa. Mientras cruzaba sus piernas y se colocaba en una pose típica de una modelo.

Simplemente rodeé mis ojos. ¿El Mundo era tan ciego, como para notar que no es cómo ella dice?

Al cambiarme el vestido para así colocarme el uniforme del colegio, nos aproximamos a pagar lo que elegí. Sin duda estoy muy satisfecha con lo que elegí. O más bien, lo que Elisa eligió.

Por suerte, vamos directo a mi casa.  Ya moría de hambre.

—¿Por qué no cenamos en tu casa? De aquí a que lleguemos a la mía, —señalaba a John y a ella misma. Su vista estaba estrictamente fija en la carretera.—ya estaremos colapsando. Además así podré ver que tal está Matías.

Ella siempre pregunta por mi hermano. Y no, no era porque le gustase o algo parecido, sino porque ellos se querían como amigos, hermanos...

De todas mis tres amigas, con Elisa era con quien más comunicación tenía. Aunque eso cambió cuando el decidió irse con papá.

—Me parece bien, no hay problema.

—Eh bueno... sería mejor si a mí  también me preguntaran. ¿No creen? —hizo señas con sus manos. —Además no me han preguntado si quiero ir o no.

Rodeé mis ojos. Era obvio que tenía que ir, no es que yo quisiera que viniese. Todo lo contrario, pero él está con Elisa, lo que lo convierte en una...  ¿responsabilidad para ella?

Creo que ese sería el término. Creo...

—Verás mi querido primo... —buscaba las palabras adecuadas para así decir —Yo tengo el auto, soy quién manejo y tu estás dentro de él. Por ende, vas donde yo voy. ¿Así esta bien o te lo explico con dibujitos?

Créanme quería aguantar las ganas de reír, pero no pude evitarlo. No me tomó ni dos segundos cuando ya me encontraba riéndo fuertemente. Okay, no tan fuerte, pero si estaba riéndo.

Luego de decir eso, ninguno se atrevió a decir algo más. Nuestro rumbo fue tranquilo.

Elisa estacionó delante de mi casa. Bajé del auto y seguidos de mí ellos, toqué el timbre con esperanza que Matías abriera la puerta. Quizá fuese mejor abrir con mi llaves, pero no las traje conmigo.

La puerta se abrió y pude ver a Matías bastante desarreglado al parecer estaba adormitado. Su cabello estaba desordenado, sus ojos totalmente entrecerrados, tenía sólo puesto unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca.

—¿Por qué no tienes tus llaves? Interrumpiste mi sueño de una muy sexy chica. —dijo entre bostezos.

—Enserio. ¿Quién fue la desafortunada? Además tú me dijiste que te las diera.

—Cierto. Ohh, Hola Elisa y.... tú eres...

—John, John Evans. —Ambos hicieron ese saludo típico de chicos.

Ni En Un Millón de AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora