Capítulo 15. Nuestra primera de muchas

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No sé cómo, pero estoy justo a lado de John caminando hacia quien sabe donde.
Sí, me sacaron de mi habitación contra mi voluntad. ¿Increíble no creen? Eso debería ser penado por la ley.

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Una hora antes....

-!Carajo, que no saldré!

-No puedes quedarte sola. -gritó Matías desde afuera.

-No eres mi padre. -Elevé mi voz aun más fuerte que la suya.

Es que acaso no entiende que no quiero salir. De repente todo quedó en silencio, escucho cómo una llave entra en la cerradura de la puerta. Lo logró.

-Vamos Susan, deja las niñerías y sal a tomar un poco de aire. -Se acercó a mí quedando a pocos metros de distancia.

-¿Por qué tanto afán en que salga? -alcé mis cejas de una forma retadora.

-Luego lo sabrás. Vamos, vístete que al pobre chico lo tienes en espera.

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Y aquí me encuentro. Sin siquiera saber el por qué debo estar aquí.
John y yo estamos caminando sin rumbo alguno, sólo me dijo que quería salir con la excusa de "conocernos mejor". La mañana de hoy es preciosa a pesar de las riñas que tuve de temprano y el mal sueño.

No tengo ni la menor idea hacía donde quiere que vayamos, pero reconozco la calle en cuanto logro ver dos árboles inmensos, son tan altos que ni siquiera alguien puede atinar con su enorme longitud. Al ver a aquellos imponentes, alcanzo ver a lo lejos un gran parque.

-No sabía que conocías éste lugar -Creo que estas fueron mis primeras palabras en todo nuestro trayecto.

-Al fin hablaste. Creí que los nervios de estar conmigo no te dejaban decir nada. -dijo con burla mientras colocaba su brazo en mi hombro. Y por supuesto quité su brazo en un ademán.

-Así que el señor "Soy el mejor", "Todas me quieren" volvió. -seguimos caminando por el inmenso lugar. El pasto es de un verde precioso por los efectos del verano, aunque el sol no está muy a nuestro favor.

-No digo que soy el mejor. Además vine aquí para hacer las paces contigo.

Creo que mis oídos están fallando. Sí, en definitiva tengo que ir al médico.

Volteo mi mirada hacia él y digo:

-¿Paces? -interrogué, dudando de lo que decía. -No somos enemigos John. Tal vez, tampoco somos los mejores amigos -hice unas comillas con mis dedos. -Pero creo...

-Lo sé. Y por eso mismo quisiera que al menos, dejemos los chistes de mal gusto y las indirectas, tu sabes. -se encogió de hombros.

Al fin llegamos al parque. ¡Uf!, creí que nunca llegaríamos, cada paso que daba hacía delante era como si fuera en retroceso. Caminamos hacia unas bancas y nos sentamos uno a lado del otro.

-Entonces...¿estás de acuerdo?

-No lo sé.

-Es enserio. Estoy siendo amable contigo y proponiendo algo bueno y me dices que no lo sabes. -Sonaba tan sincero, pero no podía fiarme de él. Sabía que no iba a rendirse.

Lo sé, no ha hecho nada que pueda sacarme de mis casillas aparte de ser egocéntrico en algunas veces, molesto, entre otros adjetivos más, pero al menos quería mi amistad.

¿Para qué quiere mi amistad? ¿Es que no le basta con ahora tener que verle, por organizar el acto de graduación?

-Sinceramente no creo que tu y yo podamos tener una amistad, además tu y yo somos muy diferentes. -hablé con mucha indiferencia en mis palabras.

Ni En Un Millón de AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora