Capítulo 17. Están Castigados

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Era increíble cómo  me encontraba después de la persecución de John hacía mí. Ambos tratamos de secarnos lo más que pudimos. E incluso permanecimos casi 30 minutos frente dos grandes ventiladores para secar aunque sea un poco nuestro uniforme. Pero fue un fracaso total, mis cabellos quedaron desordenados por completo, sin mencionar  blusa casi húmeda que daba una no agradable vista en mi pecho.

Era un desastre que la humanidad no debería ver, pero él si lo hizo.

—¡Dios! ¿Es acaso eso un nido de aves o solo es tu cabello? —Rió con burla.

—¡Estúpido! —mascullé

Okay, okay. Tal vez fue un poco, sólo un poco grosera, pero lo merecía.
A decir verdad, el no era para nada estúpido.
Salimos del salón y por mala suerte, nos topamos al Director. Todo estuvo perfecto hasta que vi su alto porte mirándonos fijamente.
Y obviamente no nos iba a decir: "Oh que bueno que estén juntos y mojados".
No.

Nos llevamos algunas malas caras de las secretarías, pero lo ignoré por completo.

—No preguntaré qué pasó, pero debo decirles que hoy están castigados. Arreglarán la biblioteca.

— ¿Qué? —exclamó mi compañero de cuartada —Son miles y miles de libros.

—Sólo son unos... ¿tres mil libros?

Me lleva la que me trajo....
¿Cómo cree que vamos arreglar sus libros en tan poco tiempo?

—Si no fuera por sus altas notas, llamaría a sus padres junto con un llamado de atención escrito. Lo que hicieron se llama fuga. Creo que conocen muy bien ese término. 

Y entonces empezó su discurso aburrido de siempre...
Eran como mil palabras por segundo.

Faltaban casi cuarenta minutos para que terminara nuestro castigo y no habíamos terminado. John y yo no estamos del todo juntos, a pesar que estamos en la biblioteca, lo único que nos separa son dos grandes muebles de madera vieja con grandes cantidades de textos.

Quito uno de los libros para así verle un poco, pero siento que alguien hala el objeto al igual que yo.

—Parece que no soy el único que va a limpiar esto.—dijo desde el otro lado.

—Creo que no.

Dejé el libro dónde y fui a desempolvar los demás. Abro una especie de botiquín, pero dentro de él solo hay detergentes y algunos paños de limpieza.
Tomo lo que necesito y de un aventón se cierra el mueble de aluminio.

Pero escucho algo o mas bien alguien ¿cantar?

" For All the times that you rain on my parade
And all the clubs you get in using my name"

Frunzo mi ceño al oír esa increíble voz, quién sea que esté cantando lo hace increíble. Apoyo mi oreja derecha a la pared, ya que el salón de música queda justo a lado de éste. Quizá halla alguien practicando aun.
Pero el sonido no viene de allí.

Camino hacía donde estaba, y simplemente no puedo creer a quien oigo.

—Con que Love Yourself, Eh!

Creo que le se asusté, porque todos los libros que tenía en sus manos cayeron directo al suelo, creando un gran sonido en el tan silencioso salón.

—Bueno... sólo cante... eso... eso y ya.

¿Acaso estaba nervioso?
Por que de ser así, me encanta tenerlo vulnerable. Al menos no solo era yo quien me ponía de nervios.

—Sonó lindo —Halé una silla a su lado y me coloqué en ella, con unos cuantos ejemplares en mi regazo —Muy lindo a decir verdad.

—Gracias... creo

Ya era la hora de irnos a casa, mamá vendría por mi con el pretexto de hablar con mi superior. Aunque no me convencía demasiado eso de querer hablar, ya saben. Muchas veces las cosas mínimas la convierten en algo caótico.

John iría en taxi, pero mamá insistió en llevarlo. Es tan incómodo que tu madre lleve en su auto al chico con que tuviste un castigo.
Al principio hubo un silencio inmenso, aunque fueron solo segundos para mí fueron horas o mejor dicho siglos...

Pero luego empezamos a relatar lo que pasó. Pero a nuestra versión obviamente.




Ni En Un Millón de AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora