El ajetreo de la hora de la cena apenas había menguado cuando el sheriff Peter Lanzani entró en el Cozy Corner. Las ventanas tintadas permitían ver hacia fuera, pero desde la calle parecían láminas de plata. El sol rebotado en ellas hería los ojos.
En la máquina de discos junto a la puerta, Loretta Lynn cantaba sobre sus raíces en Kentucky mientras Jerome Fernwood pasaba un pedido por la ventanilla de la cocina.
El olor a salsa de pollo frito y café anegó el olfato de Peter e hizo que su estómago gruñese. Intentaba cenar siempre en casa, aunque fuese cualquier cosa, pero esa noche estaba cansado y cubierto de polvo y lo último que le apetecía en el mundo era prepararse la cena. Ni siquiera salchichas con macarrones, el plato favorito de Adam.
Ahora que había acabado su turno, sólo quería comer, tomar una buena ducha y meterse en la cama. La ducha no suponía problema, pero lo de meterse en la cama se retrasaría unas horas. El partido de béisbol de Adam empezaría al cabo de cuarenta y cinco minutos, una obligación que el sehriff jamás se saltaba. Entre la emoción del partido, el nuevo cachorro y la caja «superchuli» que había comprado para su colección especial de piedras, Peter dudaba que su hijo cerrase los ojos antes de las once.
Cuando había hablado hacía un rato con Adam, éste le había contado una extraña historia sobre murciélagos, fantasmas y una mujer con «botas con pájaros» que le había pagado cinco dólares por recuperar su bolso. Si Peter no hubiese conocido de antemano a la mujer en cuestión, probablemente no habría creído una sola palabra de la historia. El niño solía distorsionar y exagerar bastante las cosas, pero ni siquiera la imaginación de su hijo podría haber concebido aquellas botas.
-¿Cómo va, Peter? -le dijo Paris Fernwood al salir de la cocina cargado con platos.
-Tirando, Paris -respondió él quitándose el Stetson negro. Camino de un taburete libre intercambió saludos con varios parroquianos.
-¿Qué ponemos, sheriff? -le preguntó lona Osborn desde el otro lado de la barra.
-Lo de siempre. -Se sentó en el taburete de vinilo rojo y colocó el sombrero sobre sus rodillas.
Lona recuperó un lápiz oculto entre su abundante mata de pelo gris y tomó nota del pedido. Después lo encajó en la tablilla de acero inoxidable.
-¡Dos de patatas fritas y dos hamburguesas con queso para llevar! -gritó, a pesar de que el cocinero estaba justo al otro lado de la ventanilla-. Una con todo y otra sólo con mayonesa -añadió.
Sin alzar la vista para ver quién pedía eso, Jerome dijo: -Te lo prepararé con especial cariño, sheriff.
-Eso será de agradecer.
Lona se fue al fregadero para lavar platos y vasos.
-¿Habéis encontrado a ese excursionista?
Peter no se molestó en preguntarle a la camarera cómo era posible que estuviese al corriente de las tareas policiales. En Gospel, todo el mundo sabía todo. Lona no sólo destacaba por su incomparable mata de pelo, sino también por ser la cotilla mayor del pueblo, lo que en Gospel era todo un mérito.
-Lo encontramos en la falda de la ladera este del monte Reagan. Al ver toda esa nieve le entraron ganas de esquiar un poco -dijo colocando el talón de la bota en uno de los travesaños metálicos del taburete-. Con pantalones cortos y zapatillas de deporte.
Lona metió el último vaso sucio en el fregadero y cogió una bayeta.
-Excursionistas domingueros... -suspiró limpiando la barra-. La mayoría viene sin siquiera un botiquín de emergencia. -Mientras le sacaba brillo a un bote de ketchup hizo la pregunta clave-: ¿Se ha roto algo? Este año, Melba ha apostado por un montón de roturas.
Él conocía de sobra las apuestas sobre los excursionistas. No participaba en ellas, pero no las consideraba nada malo.
-Se ha roto el tobillo derecho y los ligamentos de la rodilla. También estaba al borde de la hipotermia.
-¿Has dicho tobillo derecho? Pues yo aposté precisamente por ese tobillo. Pero no creas que le deseaba mal alguno...
-No se me ocurriría -repuso el sheriff tras dejar el sombrero sobre la barra ya limpia.
La puerta del bar se abrió haciendo sonar el cencerro que tenía en lo alto. Loretta cantó su última estrofa, se oyó el ruido de un plato roto en la parte de atrás e Lona se inclinó sobre la barra para susurrar:
-¡Ahí la tienes otra vez!
Peter miró y allí estaba, junto a la máquina de discos, más fresca que una manzana, MZBHAVN. Había cambiado los vaqueros ajustados por un veraniego vestidito de tirantes. Se había recogido el pelo en la nuca y ya no llevaba las botas sino unas sandalias de tiras cruzadas.
-Apareció por aquí al mediodía -dijo lona entre dientes-. Pidió una ensalada del chef, pero la dejó a un lado y empezó a hacer preguntas.
-¿Qué clase de preguntas? -Se volvió para ver pasar por su lado a la señora Espósito que miraba al frente ajena a toda la atención que concitaba. A pesar del olor a grasa y comida, él pudo apreciar el aroma a melocotón de su piel. La falda del vestido jugueteaba con sus pantorrillas mientras Lali se dirigía a un reservado vacío en el fondo del local. Se deslizó en el asiento y le echó un vistazo al menú. Un mechón de su cabellera le cayó sobre la mejilla y ella se lo remetió tras la oreja.
-Quiso saber si todos los ingredientes de la ensalada eran frescos y también preguntó si había hombres disponibles.
-¿Hombres disponibles? -El estómago de Peter vibró, pero no supo si debido al hambre que sentía.
-Sí, hombres disponibles para limpiar la casa de Donnelly. Al menos eso dijo.
Él se volvió hacia Lona.
-¿No la creíste?
Los labios de la camarera se curvaron.
-Llamé a Ada al motel y me dijo que la mujer se ha registrado allí. Por lo visto, puso una conferencia desde el teléfono de recepción. Ada me dijo que estaba hecha una furia, que gritó y maldijo y habló de que había que limpiar el jardín y que la casa estaba llena de murciélagos... Ya sabes, aunque ella no dijo «ya sabes». Ada me dijo que entonces preguntó si había hombres disponibles, incluso antes de que su firma se secase en el registro de huéspedes. No lleva anillo de casada. Así que es probable que esté divorciada. Concretamente, le preguntó si conocía a alguien interesado en ayudarla mientras ella se alojaba unos días en el motel. Me da en la nariz que quiere volver a sacar a la luz ciertas cosas...
A Peter le pareció uno de los comentarios más absurdos que había oído en su vida, pero no le sorprendió. Habían pasado cinco años, pero a la gente del pueblo todavía le gustaba hablar del sheriff Donnelly y de lo que había hecho en aquella vieja casa. Conocer los desagradables detalles de la vida privada del sheriff había supuesto la mayor conmoción en Gospel desde el terremoto de 1983.
-Pues a mí me da en la nariz que necesita a alguien que la ayude a sacar los murciélagos de la casa. Eso no tiene nada de malo.
Lona dejó la bayeta tras la barra y cruzó los brazos bajo su generoso pecho.
-Es de California-dijo, y con eso no necesitaba añadir comentario alguno. No obstante, lo hizo-: Ada dice que llegó al motel con unos vaqueros muy ajustados. No le vio la marca de las bragas, así que supuso que llevaba tanga, y el único motivo para que una mujer lleve algo tan incómodo es para que los hombres lo sepan. Todo el mundo sabe que las mujeres de California son unas busconas.
Peter miró y vio a Paris tomando nota del pedido de la forastera. Ésta señalaba con el dedo varios platos del menú, y visto el ceño de Paris, sin duda se trataba de una de esas mujeres refinadas y quisquillosas. Sí, la señora Lali parecía problemática, pero no en el sentido en que lona creía. Peter se levantó del taburete.
-Si una mujer anda por ahí en tanga, tengo que conocerla.
-Eres muy malo, sheriff -repuso lona con malicia de adolescente.

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"CONFESIONES" TERMINADO
FanfictionHOLA CHICAS ESTA NOVELA ES LALITER Y NO ES MÍA CUALQUIER COSA ME ESCRIBEN EN PRIVADO Y LES PASO LOS DATOS DE DONDE PUEDEN LEER LA NOVELA. CHICAS POR AQUI: http://siempreconlyp.blogspot.com.es/2012/06/capitulo-1.htmlPUEDEN ENCONTRAR LA NOVELA