Los restos de lo que en el pasado habían sido parte de una gran ciudad se veían en el horizonte. Nueva York.
Con arma sobre el hombro y cuchillo en mano Daryl corría. Corría y corría porque era lo único que podía hacer. El coche había quedado sin gasolina algunos kilómetros atrás, dejándolo más que solo, abandonado en medio de algo que podría significarle una muerte segura. No era muy inteligente de su parte adentrarse en la ciudad, pero quizá allí encontraría comida, municiones y un nuevo vehículo. O tan sólo un lugar seguro en donde poder descansar y recobrarse del agotamiento del viaje.
Era importante que volviera, Rick y los demás lo estaban esperando y aunque él confiaba ciegamente en la fuerza del grupo sabía que lo necesitaban. Él podía sentir que algo no andaba bien, había sido mucho el esfuerzo de quienes lo habían emboscado y luego perseguido durante días, cómo si sólo buscasen que se alejara lo máximo posible de la zona segura.
Llevaba como producto de la lucha una mano vendada, causándole incomodidad al manejar el arma o el cuchillo, pero afortunadamente no había necesitado defenderse demasiado, los caminantes de seguro estaban más hacia el centro, rodeando edificios en grandes manadas.
Nunca había estado en la ciudad. Tampoco era un fanático de la televisión y las películas así que no tenía una idea clara de cómo lucía o luciría una vez dentro.
Él era un hombre nacido y criado en un pueblo pequeño, rodeado de bosques y sin muchas personas. Sabía de armas y caza, cosas útiles. Un experto en el arte de sobrevivir.
Un caminante apareció desde atrás de un auto y enseñando los dientes intentó atacarlo, pero Daryl siendo más rápido enterró su cuchillo en medio de la frente del monstruo. Fácil era uno, pero después aparecieron más y se vio obligado a correr de nuevo.
