-Tú.- dijo Duncan señalando a una de las mujeres de Alexandría. –Ayudarás en la cocina.- le hizo un gesto para que se formara detrás de una chica muy alta. –Tú. Ayudarás a acabar con los caminantes que andan cerca de los muros.- le dijo a Carl. Dio un par de pasos hacia adelante, quedando frente al Padre Gabriel y a Eugene. –Ustedes irán con él.- y los tres se posicionaron junto a uno de los gemelos, Jay Rebber.
Los dos grupos partieron hacia las tareas que les correspondían, siendo vigilados de cerca por varios hombres en caso de que intentasen escapar o atacarlos. El resto, que no habían nombrado, se ordenó en una larga fila horizontal, esperando a saber qué pasaría con ellos.
May tenía un muy mal presentimiento de todo eso. Era imposible pensar, por lo menos para ella que fuesen a mantenerlos a todos con vida. A lo menos no era lo que haría si la decisión fuera suya. Sonaba mal, pero lo primero en su lista sería: eliminar a los más fuertes. Al peligro latente.
Y no falta decir que la preocupación que Quentin le había mostrado el día anterior no hacía más que alimentar la preocupación que tenía ya.
-De seguro estarán preguntándose qué ocurrirá con ustedes.- frotó las manos para entrar en calor. El otoño había llegado y se hacía notar en el aire.-No lo sabemos muy bien, así que pensamos... dejarlo a sus capacidades.-
– ¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Sasha.- ¿No van a matarnos?-
-No fue lo que dije, querida. Necesitamos gente fuerte. La comida y las municiones son muchas aquí, pero no queremos dejar espacio para los débiles.- se detuvo frente a May. –Es necesario saber que son capaces de hacer. ¿No estás de acuerdo con eso May?- le levantó el mentón y le dirigió una mirada a Daryl, que estaba extrañamente tranquilo.
-El camión está listo para partir.- dijo un chico que May no había visto nunca.
Todos se miraron preocupados al oír esas palabras. ¿Dónde los llevarían? ¿Qué harían con ellos? ¿Qué quería decir Duncan con "dejarlo a sus capacidades? Saliendo de una mente cómo la suya no podía significar nada bueno.
-Está bien. Llévenselos. ¿Quentin ya está allí?- el chico asintió. –Perfecto... Oh, Adam, recuerda...- lo último lo dijo en un tono tan bajo, que resultó inaudible para los demás.
Mientras eran guiados hacia el camión, May fue hacia donde estaba Daryl y le tomó la mano.
-¿Qué crees que pasará ahora?- la chica bajó la cabeza.
-No lo sé, tengo miedo de que pueda llegarnos un tiro por la espalda.- lo miró con los ojos llenos de angustia. "Lo siento por mi honestidad" quiso decir luego. Él llevó el brazo alrededor de su cuello, la atrajo hacia él y le dio un pequeño beso en la frente. May dio un suspiro, volviendo a la realidad. – ¿Tienes armas? Yo sólo tengo un par de cuchillos de cocina.- dijo en voz baja. Los había robado el día anterior, cuando Quentin intentaba convencerla por quedarse bajo su protección.
-Ninguna. Esos desgraciados me las quitaron todas.-
-Demonios. ¿Atacarlos sería muy estúpido?- dijo irónicamente llevándose la mano libre al bolsillo.
-La verdad... es que bastante.- casi rió. –Ten paciencia. Ya se nos ocurrirá algo.-
-Si alguien tiene un plan que lo diga ahora.- dijo Rick. –Yo, no puedo pensar en nada.- se llevó las manos al rostro, abrumado.
Iban en la parte de atrás del camión. En silencio, siendo los únicos movimientos los de May, que apoyada junto a Daryl, afilaba un cuchillo con una roca que había tomado del suelo, antes de que los encerraran. Los nervios habían crecido, y necesitaba algo con que distraerse.