Como todas las mañanas, May se despertó temprano para ir a la azotea. Sólo que a diferencia de otras veces, Daryl la estaba esperando allí.
-Debiste haber descansado más. Es un camino largo.- dijo tomando un canastillo con alimento para las gallinas. No quiso mirarlo a los ojos, para que no se diera cuenta de lo triste que se sentía al saber que volvería con su grupo. Estaría sola de nuevo.
-Quería hablar contigo.-
-¿Sobre qué?-
-Quiero que vengan. Snoop y tú.- "Sobre todo tú" se dijo interiormente. La chica se dio la vuelta, no lo podía creer.
-¿En verdad? Digo, me encantaría.- corrió hacia él y le dio un abrazo. –Gracias.- se separó, quizá se sintiera incómodo con la repentina muestra de afecto –Pero... ¿tú grupo estará de acuerdo en recibirnos?- Pensó en el hombre y lo que había dicho, que fueran cuidadosos.
-No habrá problema, después de todo, tú me salvaste la vida. Y Snoop nos salvó a los dos.-
-Cierto.- miró al gallinero. –Creo que debemos empacar. Detrás del edificio hay un gran camión de carga, podríamos llevar de todo ahí. Incluso a ellas.- e hizo un gesto con la cabeza.
-Me parece bien.-
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Después de algunas horas y saquear algunos lugares, se fueron de la ciudad.
Cómo May había dicho el camión era muy grande y con varios contenedores. Lo cargaron completamente. Con armas, provisiones, medicinas, ropa, y mucho más. Sin duda, una vez en la zona segura todos estarían extremadamente felices. Ya no les haría falta nada por mucho tiempo. Claro, si es que llegaban.
En la cabina del conductor sólo iban Daryl y May, porque Snoop había preferido seguirlos en coche, en caso de cualquier situación imprevista.
Los caminos, según Daryl les había contado, eran muy peligrosos. Era mucho más fácil caer en una trampa en la carretera a que te mordiera un caminante.
-Hace mucho que no salía tan lejos.- dijo la chica observando los bosques que comenzaban a aparecer. –Se ven mucho más caminantes que en la ciudad.-
- Una vez que se les acabó la comida salieron a los bosques a buscarla.-
-¿Cuántas veces han debido mudarse con tu grupo?- dijo mientras abría una bolsa de galletas añejas.
-Muchas....- se detuvo. Hablar de eso significaba entrar en un tema que no le gustaba, cuántas personas habían perdido en el camino. -Muchas veces.-
-Puedes hablar.- dijo May, entendiendo su silencio. –Ya no voy a sacar más el tema de mi madre, así que puedes hablar tranquilo.- Rió.
No sabía si hacerlo. La manera en que había enfrentado todo ello era simplemente no diciéndolo. "Hacer espacio para el dolor" Hacer espacio para personas como Merle o Beth.
-Prefiero que no.-
-Cómo tú digas.-
-Pero tengo una pregunta para ti. ¿Me responderás si te la digo?-
-Depende de que sea la pregunta.-
-¿Dónde está tu padre?-
May se quedó en silencio. No pensaba en eso hace mucho, mucho tiempo. Era una pregunta que ella también se hacía.