-Maldito idiota...- fue murmurando mientras avanzaba por la calle. Ya llevaba un buen rato caminando sin parar de pensar en lo mal que la gente estaba de la cabeza. Te salvaban y luego intentaban matarte. ¿Para qué tanto esfuerzo?
Aparte de Snoop, no se había encontrado con nadie en el resto del día. La ciudad estaba completamente abandonada, cosa que significa que los caminantes habían hecho ya el trabajo de convertir a todos. Debía estar con los ojos bien abiertos, por que esas cosas salían de todos los rincones.
Estaba hambriento, pero entrar a buscar provisiones significaba dos cosas:
Primero, el lugar estaba infestado de caminantes y no tenía las municiones necesarias para matarlos a todos, además de que un combate cuerpo a cuerpo lo dejaría exhausto y era gastar energía que no tenía. Segundo, los mejores lugares estaban siempre llenos de trampas.
Pasó junto a lo que tuvieron que haber sido torres de oficinas. Los cuerpos de quienes se habían lanzado desde lo alto todavía se movían y enseñaban los dientes. Algunas eran mitades vestidas con trajes y corbatas caras, otras sólo las cabezas, el impacto al caer, que seguro fue muy fuerte no había dejado a ni uno entero. Eran muchos, pero no significan ningún peligro. Quizá podría refugiarse en una oficina y buscar comida dentro. Era un buen plan.
Acercándose a uno de los caminantes pudo notar que había un coche estacionado en la esquina de la torre. Si tenía el estanque lleno podría irse de allí y volver a la zona segura.
El coche era un último modelo, bueno... de antes que empezará la epidemia, estaba lleno de polvo pero los neumáticos se veían intactos. Abrió la puerta y una alarma comenzó a sonar. Se tapó los oídos instintivamente.
-¡Diablos!- el sonido alertaría a los caminantes y quizá a quien más. Ya no había tiempo para encender el coche si no tenía las llaves, llegarían muy rápido y necesitaba tiempo para escapar.
Empezó a correr para dirigirse a las torres pero se encontró un gran problema.
Una trampa que había estado escondida bajo los caminantes y sus mitades lo había capturado con una red de pesca. La malla era metálica así que no podría cortarla con su cuchillo, tendría que quitarla desde los bordes y el movimiento atraería a los caminantes hacia él. Descolgando su arma se preparó para disparar.
El lugar se comenzó a llenar poco a poco. Decenas y luego cientos de esas cosas se movían hacia él coche.
Unos caminantes fueron a él pero logró dispararles en la cabeza, cayendo sobre él. Eso era bueno. Sacó su cuchillo por uno de los agujeros de la malla metálica y abrió al caminante que tenía encima, cayendo sus entrañas sobre su propio estómago. El olor a muerto cubriría el suyo y estaría a salvo mientras estuviera quieto y sin hacer ruido. En cuanto lograra salir de la red podría irse.
Nunca lo había hecho antes, pero Rick y los demás si, salvándolos en una que otra ocasión. Era algo inteligente y efectivo, pero no lo usaban seguido ya que el riesgo de infección era demasiado grande.
La luz del día ya se estaba acabando y la calle estaba repleta con cientos de esas cosas. La alarma del auto no se detenía y parecía reírse de él, que pensaba que ya había pasado por todo y no podía morir.
Explosión y el coche estaba en llamas. Los caminantes comenzaron a caminar hacia allí como si fueran polillas volando hacia la luz. Luego hubo otra explosión, tres y más. La calle se iluminó casi completa. Alguien estaba lanzando bombas para ayudarlo o para llevárselo con la tribu. Escuchó pasos que venían hacia él, eran ligeros y casi no hacían ruido.
-¡Hey! ¿Te mordieron?- dijo en tono muy bajo una voz femenina. No podía verla muy bien a través de la red, pero lograba ver su pelo y su silueta. Llevaba un pañuelo rosa sobre la boca y un cortaviento negro. Se agachó y empezó a mover la red.
-No.-
-Te sacaré de aquí.- quitó la malla con fuerza y luego a los cuerpos que lo aplastaban. –Debemos ser rápidos, el fuego distrajo a esos.- apuntó.- Pero atraerá a más. ¿Puedes correr?-
-Si puedo.-
-Entonces sígueme.- y corrieron hacia un callejón vacío.
El callejón los llevaba hacia una avenida repleta de caminantes. La chica sacó de su mochila una botella con un líquido transparente y le prendió fuego a la mecha, lanzándola a un contenedor de basura. Ocurrió lo mismo que un momento atrás, los caminantes fueron hacia allí y dejaron la vía despejada. Esperaron un momento y luego siguieron avanzando en silencio contra la pared.
-¿Quién eres?- le preguntó Daryl, pero ella no respondió, se llevó un dedo a los labios para que guardara silencio.
Llegaron hacia una calle angosta, donde un camión les cortaba el paso. Ella abrió la puerta del conductor y entró, para luego salir por la del copiloto. Se dio la vuelta, haciéndole una seña para que hiciera lo mismo. Daryl todavía estaba un poco desconfiado y llevaba la mano firme sobre el cuchillo.
Si algo le había quedado claro con Snoop era que debía tener cuidado.
-Si hubiese querido matarte ya lo habría hecho.- le dijo al notar como tensaba la mano, y era verdad, pero lo mismo le había ocurrido horas antes. Después de ayudarlo habían intentado meterle una bala en la frente. La gente podía estar muy loca.
-¿Por qué no lo hiciste?- preguntó relajando un poco la mano. La chica se encogió de brazos.
-Creo que... sólo fuiste afortunado. Hoy no tenía ganas de dejar morir a nadie.-
–Supongo entonces que debería estar agradecido.-dijo sarcásticamente.
-Puedes sentirte como tú quieras. Lo que es yo quizá sólo sentí pena de que terminaras siendo devorado por los caminantes o los de la.. .- hizo una pausa al escuchar un ruido a lo lejos.- Sigamos, debemos llegar al edificio antes de que quedemos a oscuras.- y comenzó a correr.
-¿Ibas a decir los de la tribu? ¿Tú también conoces a esos enfermos?-
-Por supuesto. Ellos se han encargado de hacer el trabajo que los mordedores aún no logran. Ellos han ido dejando la ciudad sin gente.-
-¿Cómo supiste que no soy uno de ellos?- estaba curioso por saber.
-¿Es enserio? ¿Yo soy quien decide salvarte y tú haces las preguntas?- suspiró. -Dos cosas: Primero que nada, estabas en una trampa, de ellos. No es que los tenga en alta estima pero no creo que sean tan idiotas como para olvidar lo que ponen en el suelo. Segundo.- se cruzó de brazos. -Y no te ofendas. A pesar de todo lo que ha pasado en los últimos años ellos siguen manteniendo su imagen de gangsters. Tú... pareces salido de la Guerra de las Galaxias.- se dio la vuelta esperando que no hiciese más preguntas. Daryl gruñó y se llevó la mano a la barba.
-¿A dónde me estás llevando?-
-Sólo relájate y cállate.-
-Tu nombre.-
Se detuvo de nuevo y se dio la vuelta. Pudo notar que sus ojos eran verdes y lo miraban fijamente.
-May.-
-Bueno... May, yo soy Daryl Dixon.- y le tendió la mano. Ella titubeó un momento y luego la estrechó.
-Ahora, supongo que si seguimos te quedarás callado. Hazlo como un favor al haber salvado tu vida.-