Con los ojos todavía cerrados, May estiró uno de sus brazos y abrió la mano como si intentase tocar algo o a alguien. "Daryl" pensó.
Según la lógica él debía estar allí esperando a que despertara, para luego preguntarle sobre el estado de su pierna y ayudarla a levantarse. Pero no. No estaba por ninguna parte. Ni siquiera su chaqueta estaba colgada en la silla que tenía a su lado, frente a la camilla. "Que extraño". Hubiese apostado cualquier cosa a que Daryl habría seguido cuidándola mientras dormía. De seguro, había ido a explorar con Rick.
Voces fuera de la enfermería hicieron que se sobresaltara, ya que más que de gente charlando, se trataba de una discusión. La chica volvió a recostarse y cerró los ojos.
-¡Carl!- era Céline. -¡Detente ahora mismo!- los gritos venían detrás de la puerta. – ¿Podrías pensar un minuto en lo que le pasaría a Mackenzie? ¡Es mi hermana!
-¿Y qué? Tienes todavía a tu padre- hizo una pausa, entrando a la enfermería. – Además...May se enterará tarde o temprano. Tu pobre hermana lo hizo para eso después de todo ¿no?-
-Lo sé, lo sé, ¡pero por favor! ¡Mackenzie terminará muriendo si le cuentas!- pero a Carl poco le importaba eso, si fuese por él Mackenzie podía irse al diablo. May era la que le importaba. En lo poco que llevaba allí, se había transformado en una persona muy preciada para él, y haría lo que fuese por defenderla.
-Entiende de una vez que tu hermana no me interesa en lo más mínimo.- se giró hacia ella. –En este lugar todos somos una familia. Y ustedes tres todavía no son parte de ella. May sí, lo es desde que llegó.- la chica pudo sentir como apuntaba a la camilla dónde falsamente dormía.
-Sólo quieres contarle porque te sientes atraído por ella. Porque si lo haces es lo mismo que dejarte el camino libre.- dijo Céline apretando los dientes. Era difícil admitirlo, pero era la verdad.
May no pudo más, la curiosidad la estaba matando. Quería saber qué era eso tan importante que hablaban y como se relacionaba con ella.
-¿Qué es lo que hizo Mackenzie ahora?- se sentó sobre la cama con cuidado. Su pierna le dolía todavía, no tanto cómo el día anterior, pero lo hacía. Ambos chicos la miraron con sorpresa, definitivamente había hecho bien el papel de bella durmiente.
El chico enrojeció un poco. Lo que había dicho Céline segundos atrás lo había dejado al descubierto en cierta forma. Sintió vergüenza, luego se acercó a ella, y antes de abrir la boca, Céline se la cubrió con ambas manos. Carl logró quitárselas de encima sin necesidad de hacer mucho esfuerzo y la apartó de él bruscamente.
-May...-
-¡Carl, no!- gritó desesperada.
-Cállate.- le dirigió una mirada intimidante, para luego darse la vuelta y contarle a May lo que tanto quería. –May... hay algo importante que he venido a decirte.-
-Habla rápido, me estoy asustando bastante.- era verdad, no se imaginaba qué podría ser, pero la actitud de ambos la preocupaba.
-Daryl.-
-¿Sí?
-Te... engañó.- la chica abrió los ojos como platos, seguramente había escuchado mal. –Con Mackenzie.-
-¿Qué?- dijo atónita. Era imposible, es decir, él le había dicho que jamás lo haría. ¿Habría sido capaz de mentirle? –No... ¿cómo?
-Estuvo bebiendo y bueno... las cosas se salieron de control.-
La chica se bajó de la cama y cayó al suelo haciendo mucho ruido. Las piernas le habían flaqueado, causándole un gran dolor. Una impotencia le recorrió el cuerpo entero. Se sintió débil y estúpida. Débil por haberse caído y estúpida por haber confiado tanto en una persona que había conocido hace tan poco tiempo.