Daryl sintió como las manos frías de Maggie retiraban el vendaje que cubría su hombro y luego limpiaban la herida de bala que después de un par de semanas ya comenzaba a cicatrizar. Hizo esfuerzos para no pensar en el ardor que parecía brotarle y desvió sus pensamientos a otra parte, hacia la chica de cabello rubio y se preguntó si estaba bien, incluso viva.
-Listo. Ahora quédate aquí mientras voy a buscar agua.-
-No pensaba ir a ninguna parte.- dijo serio. Su humor se había visto altamente afectado con todo eso. Se sentía inútil, inmovilizado en esa habitación mientras todos planeaban la forma de volver a Alexandría. Cerró los ojos. Hubiese querido estar planeando junto a ellos la forma de volver hacia May.
-Así pareces un anciano.- dijo Rick apoyado en la puerta. Llevaba el cabello mojado y mordía una manzana con tranquilidad. –Wow... hace mucho que no comía una así.-
-Es la tierra. Aquí es mejor que allá en la zona segura.- recordó los reiterados intentos de Rick sobre cultivar su propio alimento, lo que siempre terminaba en cero frutos y sólo pérdida de agua y semillas. -¿Y bien? ¿Estos idiotas nos ayudarán?-
-Jesús dijo que a Gregory le parece una buena "inversión". Lo ve como una posible alianza en el futuro si recuperamos Alexandría. Pero...-
-Siempre hay peros.-
-No tienen armamento. Ni tampoco la gente para algo así. Los he visto, son débiles. Quizá haya algunos que sirvan de ayuda pero no sé si estarán dispuestos a hacerlo.-
Poco después de haber logrado escapar del pueblo gracias a un milagroso cuchillo de cocina, la suerte había parecido sonreírles una vez más al grupo de Rick. Gracias a una literal ayuda de Jesús.
Se trataba de un hombre joven e idéntico a las figuras religiosas que existían del líder cristiano. Rubio y de ojos claros, además de tener intenciones de ayudarles. Su verdadero nombre era Paul Rovia. Se habían encontrado dando vueltas por el bosque, huyendo de la manada de caminantes. Heridos y hambrientos. Sin armas y al parecer sin un lugar al que volver, les ofreció refugio en su propia comunidad, llamada Hilltop y que con sus descripciones resultaba ser su paraíso.
Les tomó cierto tiempo aceptar su oferta, que a pesar de sonar bastante tentadora no dejaba de darles cierta desconfianza. Pero finalmente terminaron por ceder, y rezaron porque todo fuese verdad.
-El doctor dijo que podrás levantarte en un par de días si no sientes dolor.-
-Ya no siento.- Rick lo miró. –Sólo en el hombro, pero Maggie dice que ya está cicatrizando. Y a menos que vaya a caminar con los brazos no creo que haya problema. Quiero irme.-
-Puedes irte. Eres Daryl Dixon. Pero sabes que no sirve de nada si no te recuperas. Morirías allá afuera.-
-¿Y para qué están los amigos?-
-Para evitar que te mates.-
Pensó en otro argumento.
-¿No quieres saber cómo están Judith y Carl?-
Rick caminó hasta la ventana y miró hacia afuera.
- No intentes hacerme sentir como un mal padre.- se sentó a los pies de la cama y se pasó las manos por el rostro. –Daryl, entiende.-
-Voy a levantarme.-
-¿Qué? No.-
Daryl quitó con fuerza las sábanas que lo cubrían y puso ambos pies en el suelo.
........................
Asomándose desde detrás de una vieja construcción, May dio la señal para que Iris y Leon pudieran cruzar. La calle estaba libre de caminantes o cualquier visitante inesperado.