-Tiene un gran golpe en la cabeza y varios cortes.- dijo Eugene. –No sé cómo ha sobrevivido.-
-¿Crees que haya sido torturada?- preguntó Rick. Daryl estaba en silencio detrás de él, al pie de la camilla.
-Probablemente. Pero todo esto es muy extraño, por lo que acaban de contarme encontraron a todos esos hombres muertos, y en su estado imposible que lo hubiese hecho ella. Entonces ¿quién hizo todo eso o qué pasó? No encuentro ninguna explicación.-
-¿Cuándo crees que despertará?-
-La pregunta es si lo hará. Si no lo hace dentro de tres días, entrará en un coma permanente o... volverá como un caminante.-
Daryl se derrumbó entre lágrimas sobre la silla que tenía a su lado. Tomó las manos de May y sintió como estaban heladas. Se las llevó al rostro y las besó. Prefería que entrara en coma, y que estuviese viva y entera a que volviera como un monstruo descompuesto.
-No quiero perderte...- Rick se acercó a él y se sentó.
-No lo harás... debes pensar positivo.-
-Sabes que no puedo.- dijo de mala gana. Le era difícil pensar positivo después de haber visto tantas muertes. Le dolía muchísimo pensar en que nunca más podría estar con May. Era como si su vida, hubiese dado un giro, se había acostumbrado y enamorado del cambio, pero de repente estaba de cabeza de nuevo.
A la mañana siguiente, Carl y Céline salieron a caminar juntos otra vez.
-Esto es terrible.- dijo Carl comenzando a escalar el muro. Su padre le había contado todo acerca de la base militar y el estado en que habían encontrado a May.
-Carl... espera. Yo no puedo, tu padre me encontró sola ayer en el bosque y prohibió salir.-
-Jamás se dará cuenta de que no estás. Está muy ocupado consolando a Daryl.-
-No, por favor Carl. No puedo, entiende.- dijo bajándose un poco los puños de la blusa. Carl estuvo seguro de haber visto pequeñas manchas moradas en las muñecas de la chica.
-¿Qué pasa?-
-Nada.-
-Muéstrame tus muñecas.- dijo serio. Esperaba estar en lo correcto, o Céline pensaría que estaba alucinando.
La chica dudó un momento y luego hizo lo que le pedía. Se subió los puños y Carl pudo ver claramente lo que estaba intentando esconder. Eran marcas de golpes, y se los había hecho hacia poco.
-¿Quién te hizo esto?- le tomó el brazo con cuidado y vio como estaba lleno de los mismos moretones. -¿Fue tu padre?- la chica hizo silencio.
-Por favor no digas nada...- el chico bajó del muro y comenzó a caminar. -¡Carl! ¡No hagas esto de nuevo! ¡Piensa en lo que pasó con May después de lo que le contaste!- se detuvo.
-Lo hice por su bien. Y ahora lo estoy haciendo por el tuyo.-
-Claro, esa fue tu intención no lo dudo. Pero ¿mira lo que pasó? ¿Quién dice que a mí no me va a pasar algo malo también?-
Carl reflexionó. Era verdad. Quizá en vez de un favor estaba haciendo todo lo contrario.
-Está bien. No diré nada... con la condición de que te quedes en otro lugar. Lejos de tu padre.-
Carol se encontraba horneando galletas cuando Duncan entró a la cocina.
-¿No te han enseñado a tocar antes de entrar en una casa que no es tuya?-
-Lo siento, pero necesitaba hablar contigo.-
-Ahora no. Estoy ocupada.- sacó la bandeja del horno. Un dulce aroma inundó la cocina entera. –
-¿Son para Daryl?- preguntó. Sabía que ellos dos eran muy amigos. –Podría llevárselas por ti.-
-No, no gracias.-
-¿Cuándo dejarás de ignorarme? Pensé que después de ayudarlos me ganaría tú confianza.-
-Lo único que hiciste fue llevarnos a un grupo de hombres muertos, que por lo menos yo encuentro bastante extraño.-
-Pero hallaron a May.-
-Más extraño todavía.-
Duncan se acercó más a ella, quedando frente a frente.
-Por favor, sólo te pediré una cosa. Un picnic.- Carol la miró extrañada, no era el tipo de cosas que se hacían en esos días.
-Ahora es un picnic ¿Y después vas a pedir qué?-
-¿Tomar el té?- ambos rieron.
-No lo sé... hay algo tan extraño alrededor tuyo. Pero... está bien. De todos modos no pararás de insistir.- dijo guardando las galletas en un recipiente. –Hablamos después.- y se fue a la enfermería.