Parte 3: Locura

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POV CHRISTIAN

Necesito recuperar el control una vez más y para eso debo atarla. Le enseñare a obedecer a su amo. Ella retrocede al verme a los ojos e instintivamente baja la cabeza, pero eso ya no sirve de nada, ha perdido su oportunidad. Me alejo de mi piano y la tomo con fuerza del brazo mientras la arrastro al cuarto rojo.

Ella esboza una sonrisa y de inmediato la borra al verme la cara de enojo que tengo. Esta vez no hay manera de que me excite su castigo, lo hago porque ella lo merece, debo controlarla. La arrastro hasta que puedo dejarla tumbada en la mesa de madera, es como retomar lo último que dejamos pendiente hace unas horas. Esta vez ato con demasiada fuerza sus muñecas y ella hace una mueca de dolor que rápidamente borra, tiene miedo, y hace bien en tenerlo.

Tomo el cinturón que más me gusta, por su capacidad de generar dolor, es el primero que use cuando me convertí en dominante. Grande, ancho, con una hebilla reluciente en la punta. Si embargo, es el que menos he usado en toda mi experiencia, pocas son las veces en que un castigo sea lo suficientemente cruel para ser usado.

Comienzo a golpearla sin pensar demasiado en lo que hago. Un golpe. Un grito. Un golpe. Un grito. Todo dentro del mecanismo en el que funciono. Acción y reacción.

Pierdo la cuenta y decido cambiar en esto, no me complace lo suficiente. Veo que ella derrama lágrimas silenciosas pero no se queja, entonces percibo que esto es parte de su plan para retenerme, pero no me conoce en lo absoluto, y su estúpido plan ni siquiera es original. Le enseñare lo que es tenerme furioso, le haré saber lo que puede tener conmigo, lo único que podría tener.

Busco un par de esposas de un cajón y se las coloco sin darle tiempo siquiera a reaccionar. Si... me gusta tener el control de nuevo. La esposo y cuelgo sus manos del techo. Tomo una fusta y la obligo a contar hasta que me pierdo en mis acciones y solo puedo sentir rabia por haber dejado que me tocara, era una simple regla que no ha acatado, nadie me había desafiado así antes. incluso Elena ha respetado la regla.

- Rojo!! ROJO!! ROJO!! - Ella grita sacándome de mis pensamientos, pero no me detengo. - AMO POR FAVOR!!ROJO!!-

- ¡CÁLLATE... NO TIENES QUE HABLAR... CRUZASTE EL LÍMITE DELIBERADAMENTE... AHORA TE AGUANTAS!- tiro la fusta a algún lado de la habitación y suelto las esposas de golpe provocando que ella caiga al piso con un fuerte estruendo. No estaba ni cerca de terminar con ella.

- Amo... por favor... rojo...- Dice ella sollozando aun en el suelo.

Me giro a verla y le sangra el labio, tiene hematomas en sus brazos y se que también tiene lastimadas las muñecas. Pero no tengo compasión esta vez.

- ¡TE QUIERO FUERA DEL APARTAMENTO EN DIEZ PUTOS SEGUNDOS!- bramo sabiendo que es un cuerpo inútil que no me hará saciarme ni poniendo empeño en su castigo. Ya no la necesito, las sumisas acaban de convertirse en materia obsoleta para mi furia.

Ella como puede se levanta y corre desnuda fuera de la habitación. Pero eso no me calma ni un poco. Caigo en la cuenta de que otra vez estoy perdido, nuevamente descontrolado. esta vez ya no es suficiente con follar y mi ira aumenta a gran escala debido a la frustración, como nunca antes la había sentido, quiero algo que no puedo identificar y por lo tanto no debería querer, no lo puedo obtener sea lo que sea. Necesito descargarme con algo y empiezo a arrojar cosas, es la única salida por ahora.

Me duelen las manos y la cabeza. En algún punto de mi rabia me deje llevar y ahora solo puedo ver la sangre en mis nudillos, en mi camisa y los destrozos de la que antes era mi pulcra habitación del dolor. Estoy parado en medio de muebles rotos y vidrios quebrados y esparcidos en el suelo, nada ha quedado en pie, hasta el último juguete y resto de lo que era para el placer ha sido destruido. Me palpita la cabeza y se disparan en mi mente los recuerdos de las cicatrices, el dolor deja de ser mental para convertirse en físico.

Nuestra locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora