POV CHRISTIAN
La visita de Elena realmente lo había jodido todo. Seguramente recordaba los códigos del ascensor y por ello había podido subir sin mi consentimiento, sin embargo me había cabreado por sobremanera que se dirigiera a Anastasia como si fuera una cualquiera y que osara humillarme en mi propia casa.
Todo el tiempo en que supuestamente Ana nos ha dejado a solas, supe que ella estaba escuchando. Este tiempo la he estado observando y simplemente se que quiere cuidarme de lo que pueda pasar en mi cabeza con situaciones estresantes, se que se ha dado cuenta de que últimamente mis dolores de cabeza son producto de este tipo de situaciones. Esto es una mierda.
Y la única forma de que lo olvide y relajarme por un momento es perdiéndome en esas maravillosas piernas que me llaman a gritos mientras se balancean al borde de la encimera. ¿Cómo es que esta mujer puede provocarme de esa manera y ni siquiera estar intentándolo realmente? Simplemente está allí, sentada perdida en sus pensamientos mientras bebe a sorbos de su copa.
- Hey, Elena ya no es nadie en mi vida y no tengo idea de cómo es que ha entrado a mi apartamento pero te aseguro que no va a volver a molestarnos más.- Me acerco a ella luego de tomar un sorbo de mi propia copa. - Mira, las cosas que sucedieron antes de encontrarnos en el hospital, son cosas que de alguna forma nos llevaron a estar juntos ahora, no dejemos que eso nos arruine la noche nena.-
Te deseo Anastasia, por favor no me rechaces esta noche. Tomo su cara entre mis manos y la beso. Al principio fue suave, lentamente quise llenarme de la sensación de sus labios contra los míos, nunca me cansaba de ellos y ahora que estaba algo distante sabían diferente. Luego subimos el ritmo, ya no solo era cariño, ahora también era deseo.
La cargue en mis brazos y caminé hasta mi habitación. De alguna forma era como exorcizar mis demonios. Ella y yo por primera vez en mi dormitorio, en mi cama, era como una formula encontrada para remediar nuestros males.
Anastasia lucha con mi cinturón, respeta que no me gusta que me toquen en el pecho o la espalda pero no sabe que el único toque que tolero y anhelo es el de ella, se que lo desea pero se contiene y toma únicamente mis brazos o mi cabello, y estoy tan ansioso que puedo desprender su camisa con una rapidez inusual, necesito sentir su piel contra la mia. Dejo que mis dedos la recorran y me imagino como será en unos momentos, cuando ya nada nos separe.
Suelto su cabello castaño que cae en ondas por su espalda desnuda, es suave y huele fantástico, sin duda es mi nuevo perfume favorito en el mundo. Sigo mi camino hacia abajo y puedo sentir las tiras de su sostén, la vista es fantástica al ver aquellos pechos adornados con encaje.
- Recuérdame comprarte miles de estos sostenes, quedas preciosa con ellos. - Los veo y deseo devorarlos, ya habrá tiempo después.
Nos llevo hasta la cama mientras quito mi camisa tirándola en el proceso. Ahora mismo me importa una mierda lo que vaya a pensar Gail cuando ordene mañana, seguramente quedarán las pruebas suficientes como para que se entere de lo que planeo hacer. Finalmente puedo tener una perspectiva de su cuerpo al completo cuando la acuesto y quedo parado justo frente de ella. Es la mujer más hermosa y sensual que he visto en mi vida, y curiosamente ella no lo sabe, aún.
- Vamos a quitar esa pollera Srta. Steele. - Desde hace rato que lo quiero. Entonces me dejo llevar acariciando cada centímetro de sus piernas, se siente especial con esas medias. Se ha vestido para impresionar, lo noto. - Eres preciosa Anastasia. - Digo..
Su cuerpo luce magnifico con aquel conjunto de lencería. Y va a ser todo mío con solo moverme lo suficiente para que ella sienta el placer. Me quito el pantalón y los calcetines, ahora estamos iguales, en ropa interior y ardiendo por la expectación que genera estar a segundos de lo inevitable.
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Nuestra locura.
FanfictionEran dos locos que se amaban... Las cosas no siempre salen como uno las planea, y mi vida es el claro ejemplo de lo que las decisiones apresuradas e inmaduras pueden hacer, las reglas no siempre son lo mejor y más seguro que uno puede tener. Mi nomb...