Parte 2: Voces

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POV ANASTASIA

Sé que estoy soñando, no puede ser real que esos ojos me miren tan fijamente. Una luz poco usual comienza a salir de ellos y debo cerrar los míos, no quiero hacerlo, pero involuntariamente sucede. Entonces despierto. Estoy tumbada en mi cama mientras los rayos iluminan la habitación de a poco, hay un haz de luz que se ha colado y me da de lleno en los ojos, creo que eso es lo que me ha despertado.

- ¿Ana? - La voz de Kate hace que quite la vista del dosel de mi cama y me concentre en la puerta que permanece cerrada. - ¿Estás despierta?-

- Si Kate, en un momento voy. - Respondo como siempre. Sé que ella se irá a colocar los utencillos en la mesa para que prepare el desayuno, no puede cocinar ni un poco de agua hervida, por eso tenemos un trato de que me ayuda en otras tareas si la proveo de alimento.

Odio las rutinas, pero debo seguir con la mía de cada mañana para que nadie sospeche de mi secreto. Las voces, esas que me acechan cuando menos lo espero. Es complicado ocultarlas, pero sé que sería más complejo intentar explicar a tu mejor amiga de que hay veces en que las  escuchas en tu cabeza cuando hay demasiado silencio o cuando estas nerviosa. No recuerdo un solo día de mi vida en que no las escuchara. Ni mis padres lo saben y espero que se mantenga así. 

Una vez lista para desayunar me dirijo al comedor, donde Kate me espera con mi clásico te y un par de tostadas, todo parece indicar que me va a pedir algo, porque ha hecho el esfuerzo en dejar mi comida lista esta vez, la miro con los ojos entrecerrados conociendo su estrategia y ella parece querer fingir que no tiene nada escondido, por ahora lo dejaré estar. Cuando terminamos, nos vamos juntas a tomar el metro hasta la universidad. No es que sea una fanática del metro, pero desde que se estropeó mi escarabajo, tenemos que pagar un dólar con cincuenta cada día para llegar a clases, de vuelta nos trae José en su carro, un servicio del que no me encuentro del todo cómoda.

Me pierdo en la música de mis eternos auriculares y me dejo llevar por Beethoven mientras leo por última vez mis apuntes para el último examen de mi carrera, tratando de no alterarme para no entrar en crisis. Eso sería desastroso a estas alturas, pero también muy normal por todo el estrés que significa esta época. 

Me distraigo completamente del mundo que me rodea entre palabras y melodías hasta que Kate me interrumpe con un codazo para indicarme que ya es nuestra parada. Ambas bajamos siendo un poco empujadas por los demás usuarios del transporte y de pronto lo siento. Empieza como un murmullo, casi como el zumbido de las abejas, que poco a poco va subiendo de volumen hasta que escucho la pelea en mi cabeza.

Debes matarla.

Ella no te quiere.

Quien eres para escapar de nosotras.

Ella no te entendería.

Nunca vas a lograr nada en tu vida.

Nunca nos iremos de aquí.

- Hoy no por favor. - Mascullo aun con los auriculares puestos.

- Decías algo Ana?- Pregunta Kate tomando mi brazo y mirándome con curiosidad. ¡Mierda! Miente... me dictan ellas al unísono.

- hummm... nada Kate, solo pensaba en una canción. - Digo señalando mis auriculares mientras finjo que no es lo que parece. Ella menea la cabeza y sigue en lo suyo, como tantas veces lo ha hecho cuando me sucedía lo mismo de siempre, debo recordar no contestarme a mi misma frente a otros, es la manera más simple de que mi secreto pueda salir.

El examen es más fácil de lo planeado y al fin veo un poco de luz al final del camino. Creo que al fin tengo una oportunidad, esa que busco desde que me aleje de mi madre y mi padrastro hace bastante tiempo. Ellos sospechaban de lo que me pasaba, demasiadas excusas causaron que dejaran de creerme con el tiempo, necesitaba un plan para esconder mi problema y me vi forzada a irme de su lado, tuve que adelantar en el colegio y esforzarme por conseguir una beca lejos de casa para poder estudiar en otro lado. Otra excusa para no tener que contarles la verdad supongo. No fue fácil, pero habían hecho demasiados sacrificios por mi y no iba a permitir que se preocuparan, tenía que protegerlos de la decepción de tener una hija loca, no lo merecían, así que poco a poco les he ido cortando la comunicación lo suficiente para que avanzaran con sus vidas.

- Ana vamos a ir con José a festejar esta noche. En una discoteca que está siendo furor en la ciudad - Dile que si...vuelven a dictarme, es un buen lugar para relajarse, aunque no me gusten las discotecas ni Kate me haya preguntado, fue casi una orden.

- Claro que voy a ir - Digo con un poco de entusiasmo real. Es momento de relajarme de verdad.

Los tres nos dirigimos al apartamento que comparto con mi amiga para alistarnos , se que me someteré a una especie de tortura al dejar que mi amiga elija mi atuendo, pero se lo debo, ha preparado mi desayuno después de todo y las voces están de acuerdo con dejarla tomar el control por el momento. Es tarde cuando finalmente estamos listas y tal como me temía, termino usando un vestido mucho más corto de lo que usaría si fuera yo la que elije, con unos zapatos a juego y mi pelo suelto. Al menos el modelo no es ajustado, y la falda se mueve graciosa cada vez que lo hacen mis caderas, pero no es mi estilo y se que tarde o temprano pasaré una vergüenza por esto. 

En el antro, puedo vislumbrar a varios compañeros festejando que al fin terminaron su carrera, y a unos pocos ahogando sus penas en alcohol. Creo que no fue fácil para todos.

- ¡Vamos por un par de tragos! - Grita eufórica mi amiga. - ¡Ven Steele, esta noche te embriagaremos!- He de admitir que su entusiasmo es contagioso y pronto me veo envuelta en su alegre torbellino.

Con una sonrisa tatuada en su rostro y tirando de mi mano mas de una vez en la noche, mi tenaz amiga y rubia favorita me llevó hasta los límites insospechados de la bebida. Dos Cosmopolitan, varios chupitos y tres cervezas después, me encontraba riendo por una tontería que alguien dijo en la mesa, se nos han unido varios compañeros desde que hicimos competencia de shots. 

No eres suficiente para ellos.

Es hora de que te alejes.

- ¡NO! - grité de repente haciendo que todos me observaran preocupados.

-Que sucede Ana?- Preguntó una de las chicas que nos acompañaban. Las manos comenzaron a sudarme y traté de salirme con una escusa patética fallando rotundamente.

- Olvide llamar a mi mamá por el examen... solo es eso... acabo de recordarlo...- Dije como pude sintiendo mis mejillas a punto de explotar de la vergüenza y los nervios. - Con permiso voy a llamarla.- las palabras cuestan y se empujan por salir, casi de la misma manera en que mi cuerpo lo hace del bar.

Sin más me alejé de ellos hasta que estuve fuera del local, el repentino golpe de aire fresco provocó un dolor agudo en mi cabeza que me quitó el aire por un momento provocando que me apoyara en un poste con los ojos cerrados tratando de que se fuera, y cuando me recuperé un poco levanté la vista y me encontré con una Kate muy preocupada y a José mirándome serio.

- Ana tu no hablas con tu madre desde hace mucho tiempo.- acusa Kate esperando una explicación.

No les digas de nosotros.

Miente.

- ¿Porque me miran así? - Dije tratando de sonar confundida. -Es mi madre, podría querer hacer que se sintiera menos culpable por nuestra separación.- contesto con molestia.

- Tal vez porque te comportas rara desde hace unas semanas. ¿Qué sucede Ana? - Dijo Kate aún seria y claramente esperando una explicación a esto. 

- Solo me dio un poco de migraña nada más...- Pero entonces ellos bufaron y José me tomó de un brazo empujándome hacia un taxi que no había visto. - ¿Que hacen? ¡No!... - Intenté zafarme pero entonces Kate me detuvo y me miró enojada.

- Quiero saber que le pasa a mi amiga que no para de hablar sola y que de pronto tiene migrañas, o que no es capaz de decirnos la verdad. Así que vamos de una vez por todas al puto medico para que me dé una maldita respuesta ¿Entendido? -

No nos delates. Quédate callada. Debes salir de aquí. Miente. Miente. Miente.!!!!


Nuestra locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora