POV CHRISTIAN
Había estado bastante nervioso cuando le había propuesto a Ana salir algo camuflados a comprar su anillo. Podría haber elegido algo para ella, pero mis gustos estaban lejos de la joyería femenina y no tenía experiencia en anillos de compromisos, lo que me frustraba, por lo que la mejor idea que se me había ocurrido era recurrir a la portadora en potencia. Casi pierdo los pocos nervios que manejaba al ver que decantaba los más caros, aunque sabía que aquello era una posibilidad dada la conciencia económica en la que había crecido. Pero joder, se había estancado en las tres posibilidades más simples de toda la tienda y no había podido resistirme a acelerar el proceso poniendo en sus finos dedos los tres anillos para que eligiera uno de una vez por todas.
Mujeres. Solo esperaba no estar creando un monstruo como lo estaba haciendo con ella en la cama.
El camino en el ascensor se me hizo demasiado largo para mi gusto. Sentía el peso de la caja del anillo en mi pantalón de una manera en que por un momento pensé que Ana lo notaría, pero al parecer eran paranoias mías. Ella pensaba que en un par de días lo enviarían con el ajuste correcto, pero vamos, soy Christian Grey y si quiero tener un puto anillo de compromiso lo obtengo, y ahí estaba, en aquella insignificante cajita en el bolsillo izquierdo de mi pantalón mientras lidiaba con el deseo de detener el maldito elevador para hacerle ahora mismo el amor a Anastasia y luego continuar perdiéndome en ella todo lo que quedaba de la eternidad.
Debo admitirlo, había deseado hace tanto tiempo un poco de helado que cuando Ana insistió en comprar un par de conos, a pesar de mi reticencia a entrar en esa tienda no muy confiable por la cantidad de niños que la poblaban, ahora lidiaba con el sabor a chocolate que me había quedado en la boca mezclado con la vainilla que Ana portaba aún en sus manos. Ahora mismo ese cono me estaba sacando desquicio y lo veía como una amenaza para mi pobre amigo, que ya no aguantaba estar tan apretado en mis pantalones y mi lengua que deseaba aventurarse en la piel de mi hermosa prometida.
-¿Lo sientes amor?- preguntó Ana mientras miraba a cualquier lugar menos nuestras manos unidas o nuestro reflejo perfecto en el espejo del elevador. -¿Por qué tarda tanto?- susurró inquieta.
Maldita sea Ana, apenas estaba aguantando estar en el elevador más lento del universo y a ella se le ocurría ponerse a mascullar sobre la tensión sexual del momento. He de reconocer que últimamente, desde que habíamos hecho el amor por primera vez, ella había desarrollado un apetito sexual bastante demandante, lo cual me satisfacía muy bien, pero de a poco notaba que se estaba convirtiendo en una especie de mujer salvaje a la hora del sexo, olvidando por completo a la dulce Anastasia que era cuando no estábamos en la cama o usando cualquier otra superficie. Una cosa interesante que no estaba dispuesto a compartir con nadie, ni siquiera con Flynn.
Apenas se abrieron las puertas del elevador tomé más fuerte su mano y jalé de ella hasta que llegamos a nuestra habitación. Solo me pare un momento para cerrar con seguro la puerta antes de quitarle el cono de helado y dejarlo en un vaso que casualmente estaba en mi mesa de noche antes de abalanzarme a sus labios.
Caímos en la cama como dos salvajes mientras nos devorábamos mutuamente, atendiendo tanto nuestros labios como el camino que trazaban nuestras manos. Luché un momento con sus vaqueros demasiado ajustados para quitárselos pero al final terminé por quitárselos bruscamente. Hacía tiempo los míos habían volado a alguna parte de la habitación, mientras me concentraba en quitarle su camiseta y el sujetador, dejándola tan solo en bragas, que estaba seguro no duraría mucho en su lugar.
Las manos de Ana arrancaron mi camisa dejándome sorprendido, y me jaló sin tocarme el pecho hasta que quedó por encima de mí. Oh no nena, hoy llevaría la delantera toda la noche.
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Nuestra locura.
Fiksi PenggemarEran dos locos que se amaban... Las cosas no siempre salen como uno las planea, y mi vida es el claro ejemplo de lo que las decisiones apresuradas e inmaduras pueden hacer, las reglas no siempre son lo mejor y más seguro que uno puede tener. Mi nomb...