Parte 21: Nuestros padres

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POV CHRISTIAN

Definitivamente la situación me llevaba a la locura temporal, desde aquel anuncio en la televisión todo se había vuelto literalmente un caos. Bueno, casi todo, porque ahora Anastasia era mi prometida, estaba a solo un paso de ser mi mujer. Cuando estás enamorado de alguien, crees que te importa esa persona más de lo que en realidad es, pero cuando amas a alguien, te preocupas más de lo que te das cuenta. Amar a alguien no es tanto sobre las emociones, tiene más que ver con los pensamientos.

Pensar en alguien, querer lo mejor para ellos, hacer lo que puedas para hacerlos felices y preocuparte de ellos tanto, o más, de lo que te preocupas de ti mismo: eso es amor. Las emociones que vienen con el proceso son beneficios adicionales. Y eso, en definitiva, es lo que me sucede con Anastasia.

Decidimos no poner una fecha hasta que se solucionaran nuestros conflictos mentales, todavía quedaba el tema de su familia, su relación con Katherine y el chico Rodríguez, que yo superara la cuestión del tacto definitivamente y que habláramos de lo que significaba una relación de esposos. Si, el tema de formar una familia también entraba en la serie de conflictos que yo mismo debía resolver en mi cabeza antes de dar el más que asegurado SI.

A pesar de que las cosas habían estado caldeadas las últimas semanas, me había permitido relajarme en cuanto la nota de prensa que envié a través de mis abogados se hizo pública, ahora solo quedaba encontrar la relación de Elena en la muerte de Lilian, que a pesar de que no era santa de mi devoción, era una persona que habría esperado que saliera de esta con solo una demanda bajo el brazo y no una bala en la nunca.

La habían ejecutado al peor estilo mafioso, y era una especie de código que según Taylor se manejaba entre los estratos bajos de la delincuencia. Sea quien fuera que estuviera detrás de todo esto, era alguien poderoso que por unos dólares había comprado a un grupo peligroso pero de la parte más baja y fría de la ciudad.

A pesar de eso, me estaba concentrando en algo que probablemente me llevaba toda mi atención. Con Ana las cosas estaban más que bien, pero deseaba estar con ella todo el tiempo, y si quería que sucediera ella o tendría que trabajar conmigo o tendría que moverme yo a su lado, por lo que había pensado en fusionar una editorial como SIP con Grey Enterprices y crear Grey Publishing. Era algo que seguramente le molestaría bastante, pero que me permitiría tenerla a mi lado dirigiendo su propia editorial.

Eso lo charlaríamos luego.

Por lo pronto, había organizado un almuerzo para avisarle a mi familia la buena nueva, nuestro compromiso. Habían pasado apenas tres días desde que le había propuesto ser mi esposa y ambos estábamos nerviosos por la reacción que tendrían mis padres.

Terminé de leer un par de papeles pendientes y me decidí a llamarla. Un solo tono y luego su voz.

- Hola nena. -

- Cariño, justo estaba por llamarte. - Una sonrisa se instala en mis labios nada más escuchar cómo me llama.

- ¿Al fin estás un poco liberada? Últimamente trabajas demasiado y te estás llevando los manuscritos a casa. - Era cierto, era una maquina en su trabajo ¿La excusa? Era el trabajo de sus sueños.

- Lo sé y lo siento amor, pero sabes cuánto me gusta este trabajo y solo lo quiero hacer bien.- Me gustaba demasiado que quisiera dar lo mejor de ella, era probablemente la persona más responsable del planeta.

Nos quedamos un momento en silencio, algunas veces nos pasaba que simplemente necesitábamos sentirnos el uno al otro.

- Estoy nerviosa cariño, por no decir aterrada por lo del compromiso y tus padres.- Dice con algo de preocupación.

Nuestra locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora