Nuestra locura.

Parte 20: Expuestos

POV CHRISTIAN

Escucho risas en alguna parte detrás de mí y en cuanto me giro tengo los brazos de Ana enredados en mi cuello y sus labios se estampan con los míos.

- Si que te tardaste en llegar te estuvimos esperando por horas. - ¿Qué? No entendía nada.

Ella me llevaba de la mano por una serie de escaleras hasta que llegamos a un cuarto en donde entramos y cerró la puerta. Casi tan rápido como pude parpadear Ana comenzó a desvestirme sin detenerse. Todo iba muy rápido.

- Que pasa nena. - Pero me veo interrumpido por la forma en la que me pone una playera negra.

- No hay tiempo cariño, tenemos que correr. Ponte el pantalón y baja a la sala por favor. - Y besándome rápidamente sale dejándome solo en la habitación.

Supongo que para saber que mierda sucede voy a tener que hacerle caso. Tomo el pantalón que descansa en la enorme cama matrimonial, y mientras me lo pongo puedo observar que la habitación es diferente a la mía. Luce familiar, veo fotos que están borrosas, un gran armario y un baño similar al que tengo en el Escala. ¿Dónde estoy?

Abro la puerta de la habitación y me encuentro con un pasillo que termina en una escalera, supongo que conduce a la dichosa sala donde me espera mi Ana, así que no lo pienso mucho antes de dirigirme hacia allí. Observo que hay varias puertas que están cerradas pero que pienso podrían ser habitaciones. Bajo las escaleras hasta llegar a una gran entrada con dos puertas grandes que supongo me llevarán hasta mi objetivo.

Apenas las abro un solo grito de ¡Sorpresa! Llega a mis oídos mientras que se encienden algunas luces y veo a toda la familia reunida. Abrazos, saludos, felicitaciones, todo el mundo se acerca a mi mientras me veo acorralado por mi familia. Al final está Anastasia que me sonríe mientras se lanza a mis brazos. Pero el grito de unos niños me desconcentra de toda la situación.

-¡Papi! - gritan a mis pies.

Dos pequeños de alrededor de unos tres años más o menos, elevan sus bracitos en busca que los levante. Estoy en shock.

- ¿Mami porque papi está tan pálido? - Dice uno de ellos hacia Ana, quien de repente luce preocupada. - ¿Qué pasa con papá? - Pregunta el otro.

Todo poco a poco se vuelve muy luminoso.

Papi. Papá. Mami...

Sus vocecitas se repiten en mi cabeza cuando no puedo mantener los ojos abiertos por la intensidad de la luz.

Abro los ojos y ya no estoy en ningún lugar desconocido. Estoy en la habitación que use en mi adolescencia ¿Qué carajos acabo de soñar? Por alguna razón ya no lo recuerdo. Solo sé que no era una pesadilla, no estoy asustado ni sintiéndome una mierda, simplemente es un sueño que ya no recuerdo.

Ana se remueve bajo mis brazos y suspira aún dormida. Me pierdo observándola, siguiendo el movimiento lento de su respiración y trazando dibujos invisibles en su espalda. Ella se remueve hasta quedar con su rostro mirándome y se como le cuesta despertarse, veo de reojo el reloj y noto que son las diez de la mañana, dormimos apenas un poco más de lo normal. Recuerdo que antes de salir de la carpa de la fiesta eran las tres de la madrugada.

- Buenos días amor. - Dice con voz ronca. Luce despeinada y con los ojos un poco hinchados, trata de ocultarse de la luz que entra por las ventanas escondiendo su rostro en el hueco entre mi cuello y mi mandíbula, con su ceño fruncido y con clara molestia por ser interrumpida en su sueño.

- Buenos días cariño. - respondo envolviendo su cuerpo en mis brazos e inhalando su aroma. Huele a Ana, flores y sexo. Buena combinación.

- Mi cabeza va a estallar en cualquier momento.- Anuncia haciendo que las vibraciones que provoca su voz en mi piel se expandan hasta mi buen colega.