Parte 14: Prueba superada.

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POV CHRISTIAN

Desde que he vuelto a la oficina y a mi ático en el Escala, me siento como si estuviera siendo observado y estudiado constantemente. Solo ver a Anastasia todos los días han hecho que el flujo constante de llamadas de mi familia, visitas de mis padres y abuelos a mi departamento, e incluso que las falsas atenciones de mis socios, quienes "preocupados" por mi salud se han encargado de hacer que Grey House se convierta en una pasarela de regalos y canastas estúpidas con mensajes hipócritas que desean mi pronta recuperación, se vuelva soportable.

Según John, estoy enamorado de Ana, y lo estuve contradiciendo todo este tiempo, pero por supuesto, ella es la que me hizo cambiar de opinión. Una de esas tardes en las que iba un poco tarde para la hora de la visita gracias a una reunión con los gerentes de Shangai, me reprochaba mentalmente que tanto era importante aquel acuerdo, pero en el momento en que puse un pie en el hospital supe que algo andaba mal. 

Luego vino toda esa mierda de que la doctora Jefferson no me dejaba entrar a verla. Sinceramente podría cerrar el hospital si fuera el antiguo hijo de puta que solía ser, pero he cambiado un poco, o al menos eso quiero creer, porque me limité a esperar que se alejara y, luego de forcejear un poco con Taylor y una amenaza, pude verla.

-Me importa una mierda Taylor, quiero verla- Es todo lo que bastó para que me soltara y me dejara entrar.

Entonces noté su rostro preocupado. ¿Qué mierda le estaban haciendo? Ella es mía, y nadie toca lo que es mío. Y no pude resistirme las ganas de besarla, de adorarla de la única forma que se me permitía en este momento. Fue rudo, fue rápido, excitante y jodidamente estupendo. Era un beso que me provocaba darme cuenta de cuánto necesito a esta mujer en mi vida. Y eso me da miedo. No quiero dañarla con mis mierdas, no quiero que vuelva a estar en un maldito hospital nunca más, quiero protegerla toda la vida, la quiero.

Siento sus manos en mi cabello y mi amigo despierta de su letargo. Casi en un chiste recuerdo que llevo casi un mes en abstinencia, y con la única que quiero estar es con Ana. Mis pulmones reclaman aire y a pesar de que no quiero separarme, logro soltar sus labios recargando mi frente en la suya. Ambos estamos agitados.

-Casi me vuelvo loco cuando no me dejaron pasar a verte. - confieso respirando su dulce aliento. Es lo que necesito para sentirme vivo.

Su mano acaricia mi rostro mientras sus ojos exploran mi alma. Es increíble lo vulnerable y expuesto que me siento con ella, pero no cambiaría por nada esa sensación si tengo la seguridad de que voy a ver sus bellísimos ojos el resto de mi vida.

- Pues aquí me tienes, siempre. - me dice con su radiante sonrisa. Mi alivio es casi instantáneo al notar que realmente me quiere de alguna forma. Me quiere a pesar de que estoy jodido de miles de formas distintas.

Encuentro en la comisura de su boca un pequeño rastro de saliva, lo cual a pesar de todo la hace ver adorable y muy caliente para mí.

-Ese fue un beso ardiente nena. - Digo mientras retiro ese poco de saliva de su mentón, y automáticamente se pone roja.

Es adorable hasta cuando se enoja.

-No es justo que te veas guapo y yo un desastre después de esto.- Ella dice algo ofendida, pero sé que no lo está del todo. ¿Ella dijo guapo? Me desconcentro al ver su ceño fruncirse en un gesto que me llama la atención. Luce preocupada.

- Es un lugar suave para besar. ¿Por qué no me dejaban verte? - Paso el pulgar por ese pequeño espacio y siento la suavidad de su piel. Me ha dejado completamente maravillado, casi no me reconozco. Pero me interesa saber el porqué de la negativa de Jefferson.

- Tuve un sueño raro y parece que comencé a alterarme, la doctora Jeff dijo que puedo necesitar alargar mi estadía en el hospital, solo pedí que me dejaran sola, estaba muy molesta.-

Nuestra locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora