POV NARRADOR
Christian abrió los ojos lentamente. Se encontraba desorientado y le latía fuertemente la cabeza. La luz tenue que provenía del techo le permitió abrir los ojos completamente y se encontró a sí mismo en una camilla de hospital, no recordaba como había llegado allí, qué era lo que lo había llevado a aquella situación, ni quienes lo abrían ingresado al hospital. Intentó incorporarse, pero unas correas lo detuvieron, estuvo a punto de entrar en pánico, pero se contuvo. Ese no era él, tenía que pensar antes de actuar. Todo tenía la pinta de ser bastante grave para encontrarse en esa situación pero lo mejor que podía hacer era esperar a un médico y exigir respuestas y un informe que leería al detalle.
Se percató de un pitido en una máquina que le molestaba por sobremanera, y al girar su cabeza en busca del lugar del que provenía, se encontró con que compartía la habitación con otra persona.
Anastasia tenía demasiados tubos en su cuerpo, los suficientes para hacer que Christian se impresionara. El hombre vio con horror como varias vendas cubrían el cuerpo de la chica, la cabeza de ella, sus costillas, la escayola en la pierna, un tubo en su boca, el respirador y otras cosas más que no entendía.
Se percató también que el solo estaba con correas en los brazos, piernas y torso, tenía sus muñecas vendadas y en su mano había una intravenosa además de la mascarilla de oxígeno que le molestaba en su rostro, definitivamente su situación era mejor que la de aquella pobre mujer. Por un momento se permitió indignarse por el hecho de tener que compartir SU estadía en el hospital con aquella desconocida, a la hora de las visitas sería un suplicio ver a más desconocidos a su alrededor, pero al siguiente se le ocurrió pensar que tal vez él mismo habría estado igual que ella, esta sala parecía lo suficientemente exclusiva y privada como para que fueran situaciones distintas, estaba convencido de que su familia habría hecho lo posible por ponerlo en un lugar privado si fuera el caso contrario.
Eso lo llevó a pensar quien podría visitarlo. Era obvio de que no era el favorito de la familia, aunque tal vez Mia accediera a cuidarlo en aquel espantoso lugar por un breve tiempo y seguramente Taylor estaría rotando turnos con Sawyer, Elliot tal vez acompañara a su hermana, pero dudaba que fuera una agradable compañía. Trató en vano recordar lo que había sucedido antes de perder la consciencia, solo sabía que Leila había cruzado el límite más infranqueable de todos y había perdido el control. Eso era un avance después de todo, pero el resto era penumbras.
Una puerta que no había visto antes se abrió dando paso a una mujer con bata blanca. La doctora Jefferson estaba concentrada leyendo el reporte de quienes estaban en esa habitación y suspiró con pesar al terminar, ambos casos eran demasiado complicados para esa hora de la noche, pero era optimista y ayudaría todo lo que pudiera, su experiencia le decía que algo bueno tenía que salir de las dos personas que ocupaban esa habitación, miró para el frente y entonces se percató de Christian, quien la miraba receloso desde su camilla.
- Oh! ... Sr. Grey veo que ha despertado finalmente, menos mal que le pusieron las correas a tiempo. Soy la doctora Alice Jefferson y estoy a cargo de su caso. ¿Tiene alguna pregunta?- dijo mientras se acercaba al monitor de los signos vitales para evaluar a su paciente. No había grandes cambios, algo que le sorprendía pues generalmente los pacientes se alteraban al despertar.
- Quiero saber que es lo que sucedió y quien me trajo. - Dijo el cobrizo de manera autoritaria. Lo que la hizo sonreír sarcástica, aunque lo ocultó de él.
- Al parecer Sr. Grey, usted tuvo un pico de estrés y decidió que era buena idea lastimarse a si mismo. Esta aquí porque sus hermanos lo trajeron de urgencia después de llamar a una ambulancia. - Explicó sin revelar nada en concreto. El hombre parecía poder sacar conclusiones bastante rápido, pero sería mucho incluso para él que reaccionara rápido a las indirectas que le había enviado.
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Nuestra locura.
FanfictionEran dos locos que se amaban... Las cosas no siempre salen como uno las planea, y mi vida es el claro ejemplo de lo que las decisiones apresuradas e inmaduras pueden hacer, las reglas no siempre son lo mejor y más seguro que uno puede tener. Mi nomb...