Me erizo

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Cuando cae la primera lágrima, tu corazón se resiente, sientes que se ha formado en él alguna grieta que no se podrá cerrar.
Aquí sentada sola se me eriza la piel ante tu mero recuerdo y la lágrima cae. Pero ya no me rompe el corazón ni crea grietas en él; ese hace ya mucho que esta roto y solo lo sé yo. No está preparado para amar y eso lo saben todos. Es negro y eso solo lo sabe él.
¿Sabéis que qué se te erice el pelo es signo de defensa? ¿Será que mi cuerpo me avisaba aún cuando solo llegue a oír tu nombre? Hoy en día sigo erizándome aunque ya te conozca. No me ha servido de nada la defensa. Me has cazado. He caído.
Miro a mi alrededor y veo derrumbes. Derrumbes metafóricos, por supuesto. Porque las infraestructuras de tu alrededor por fuera son perfectas aunque interiormente estén podridas de dolor. Empiezo, además, a asimilar las cosas que ya no se pueden cambiar y aquellas que no quería aceptar. Son así y no hay regresión. Yo soy así y tus ansías por cambiarme, tu odio, no va a hacerme distinta. Por fuera puedo ser más o menos pero lo verdadero está dentro. Lo que cuenta tu historia es tu interior. Ese que solo ves después de haber juzgado visualmente. Ese que en mi se mantiene escondido.

Pensamientos De Una Descerebrada #premiosGRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora