A veces el amor es suficiente.

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Mi almohada está empapada. Llena de lágrimas que muestran decepciones de futuros devastados.
Has entrado a mi habitación haciéndote dueña del espacio mientras yo vaciaba mi alma y no has sabido comprenderme, haciéndome creer que todo es culpa mía como si eso no lo tuviera asumido ya.
No soy ambiciosa pero deseo ver mis metas realizadas y no esparcidas por una vieja funda de cojín.
No logro dormir. No dejo de pensar en mañana y en que seguramente termine arrepintiéndome por muchas cosas; como siempre, al fin y al cabo hay cosas que nunca cambian.
Esta semana ha sido desastrosa y solo te he visto ácida conmigo, como si fuera estúpida. Como si mereciera todo lo que pasa.
No puedo más. Fracaso tras fracaso vivo el día a día. Llenándolo de expectativas y de objetivos que no logro cumplir.
Día a día deseo ganar unas horas más antes de llegar a casa. No deseo estar entre vosotros porque os veis tan felices y yo tan disimuladamente devastada que siento desconcierto. Siento desconcierto al pensar en como puedes estar tan alegre cuando yo estoy sufriendo tanto.
Nada está saliéndome bien y eso me impulsa a querer quedarme enclaustrada en una oscura habitación donde no existan presiones ni expectativas.
Donde no haya nadie para reír ni nada por lo que llorar.
Estoy agotada y eso nadie parece verlo.
Porque me siento gorda y estúpida como si fuera lo peor que se podría encontrar en una sola persona.
Porque no soy yo. Porque parece ser el mundo que no quiere verme realizada. Porque nunca llegaré a ser nadie y me perderé en unos recuerdos que serán encerrados en un gran baúl.
Porque odio al amor, la religión y odio al odio porque nada de eso me da sentido.
He caído demasiado bajo ya. ¿Cuál es el siguiente nivel? Ni siquiera tengo una pala para cavar mi propia tumba. Ni siquiera tengo una vida para considerar que he muerto.










Pensamientos De Una Descerebrada #premiosGRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora