THE BROKEN ANGEL

CAPITULO 1

Ji Yong había despedido al par de hermanos hacía algunas horas atrás, ambos se habían marchado entre risas y bromas, siempre sobre el mismo tema, él y el detective. No podía entender esa insistencia por parte de ChaeRin, aunque en ocasiones creía que era el mismo SeungRi quien le pedía a su hermana que hiciera aquellas bromas.

Se encontraba en ese momento en su habitación; había tomado una ducha y en esos instantes se encontraba vistiéndose. Una simple camisa de tirantes blanca que le llegaba apenas a los muslos y un ajustado bóxer de color azul marino. Se miró en el espejo que había en su habitación, notando como los mechones castaños comenzaban a gotear por lo que tomó una de las toallas y comenzó a secarlo.

Suspiró con cansancio mientras se acercaba a la cama y se acomodaba bajo las delgadas mantas. Tomando de sobre la mesa de noche su tableta se dispuso a mirar algunas cosas, como su dirección de correo electrónico, alguno que otro mensaje por parte de su hermana mayor o incluso sus padres, algunos nuevos videos de música o simplemente cualquier otra novedad en su cuenta privada.

La verdad es que no había algo que llamase su atención verdaderamente. Apartó el aparato entre sus manos y se dedicó a mirar al techo, directo a la bonita lámpara que tintineaba con la luz, como si fuese lo más interesante que existiera.

Luego de unos minutos, decidió que quizás una taza de leche le serviría para dormir más rápido así que se levantó de la cama y salió de la alcoba. La casa estaba en completo silencio, la oscuridad cubría cada rincón y si acaso podía a lo lejos escuchar débiles sonidos que no tenían ningún significado para él. Bajó las escaleras con cuidado de no tropezar, sintiendo la suave alfombra bajo sus desnudos dedos. Caminando directo a la cocina, encendió la luz y fue directo a la nevera, de donde sacó un cartón de leche, para luego alcanzar una taza y servirse un poco.

Caminando despacio, sosteniendo la taza en una de sus manos, se adentró en la bonita sala. Estando cerca del sofá, encendió la lámpara que yacía impasible sobre una de las pequeñas mesas y se sentó sobre el sofá después. Bebió tranquilamente mientras miraba su pacifica casa. Había estado trabajando tan duro los últimos años para conseguir lo que tenía hoy día, que no le importaba seguir haciéndolo por demostrarles a todos que un chico como él, pequeño y delicado como lo llamaban algunos, podía arreglárselas solo.

Sonrió inconscientemente mientras recordaba aquel día en el que les había dicho a sus padres que iría a vivir solo. Su madre se había escandalizado y su padre había guardado silencio. Al principio se molestó porque no tenía la confianza de sus padres como para creerlo alguien independiente, pero cuando lo logró y vio el orgullo en sus rostros, fue lo mejor.

Dejó la taza vacía al lado de la lámpara y se levantó del sofá, yendo hacia la ventana. La calle parecía estar desierta, o por lo menos eso creyó hasta escuchar el sonido de un motor rugiendo a lo lejos. Frunció el entrecejo mientras volvía la mirada hasta el reloj que colgaba en una de sus paredes, casi era la una de la mañana, y ninguno de sus vecinos acostumbraba a estar fuera a esas horas.

De pronto notó como un auto se estacionaba fuera de la casa de su vecino, aquel que apenas tenía un mes de estar viviendo allí. Miró como la puerta del piloto se abría y de del auto descendía una alta y delgada silueta, su vecino. El hombre se movía con lentitud, miraba a su alrededor como si esperara que, de un segundo a otro, alguien saltara contra él.

No podía evitar seguir mirando por la ventana. Estaba sacando una maleta de la cajuela de su auto, miraba a todos lados como si esperara que en cualquier instante alguien apareciera de la nada y le pidiese una explicación sobre la situación en la que se encontraba. No pudo evitar sentir curiosidad mientras le miraba a detalle, y fue entonces que su mirada se dirigió hacia su dirección.