CAPÍTULO 14

380 71 15
                                    

Se sentía emocionalmente cansado, casi podía sentir las barreras que formaban su cordura resquebrajándose. Había un sido un día exhaustivo y más allá de lo tolerable. Su jefe lo había estado acechando con más insistencia de la normal; aparentemente el hombre había sentido que su integridad y su ego de macho se habían visto amenazadas luego de que Seung Hyun prácticamente lo había mantenido a raya.

Ese día en particular, Soo Hyuk lo había acorralado en los ascensores luego de que todos tomarán el descanso para ir a comer. Había intentado besarlo e incluso tocarlo, pero nada lo había afectado tanto como lo que había dicho antes de abandonarlo en el cubo metálico.

Gran cosa, también me preocuparía si me atendieses de la misma forma.

Algo en él se había roto ante el mero pensamiento. Y una parte de sí, esa minúscula parte insegura, le había creído, y ahora se preguntaba si era por eso por lo que el profesor no podía estar tanto tiempo en su cama. Era sólo un juguete.

Tontamente había estado convenciéndose de que el pelinegro visitaba a otros amantes, probablemente más experimentados, para saciarse de esa cruda lujuria que no tenía nada que ver con él, para después volver a su lado sabiendo que era sólo él quien podía entibiar su corazón. ¿Cuán tonto era eso?

Ahora mismo se sentía completamente estúpido e infantil por haber creído algo tan sin sentido. ¿Tan necesitado se sentía que había estado conformándose con las pocas migajas de afecto que el profesor le daba? ¿Qué había de malo en él?

Bufando con desdén, decidió que no era momento de lamentaciones. Quizás había llegado la hora de enfrentar al mayor y pedir explicaciones. Necesitaba saber exactamente en qué punto estaba parado con el mayor.

Bajó del auto y caminó lentamente por el sendero que conducía a su casa. Si echaba un vistazo a la casa de al lado, no podía ver ningún rastro de que el profesor se encontrase dentro, tampoco estaba su auto. Sintiéndose desanimado y complemente ajeno a su entorno, simplemente caminó hacia su modesta casa y no fue hasta estar tan sólo a un par de pasos de alcanzar la puerta, cuando sintió un gentil jaloneo sobre su hombro.

Se volvió, teniendo una expresión de desconcierto, tan solo para encontrar al oficial de policía que había estado buscándolo tan insistentemente los últimos días. SeungRi parecía enérgico, ansioso en el mejor de los casos. Mientras lo miraba, podía notar un cierto temblor en sus pesados movimientos, y como si fuese la escena clímax de una película, lo vio actuando en cámara lenta.

No pronunció palabra alguna, simplemente lo tomó por la cintura, con una posesividad y fuerza sorprendentes y lo acercó hacia su cuerpo. Su pesado aliento con sabor a licor le cosquilleó las mejillas mientras la incipiente barba de dos días raspaba contra sus mejillas. Contra su mejor juicio, Ji Yong se vio a sí mismo apoyando sus palmas extendidas sobre el amplio pecho del oficial mientras que éste se encargaba de comenzar a repartir codiciosos besos a lo largo de su mandíbula. La suavidad de los labios era ridículamente contrastante a la aspereza de sus pasionales actos, y mientras se perdía en la bruma de la atención de un amante dedicado, sintió un cadencioso gemido escapando de sus labios, justo unos cuantos segundos antes de que los ávidos labios ajenos reclamaran los suyos.

Ji Yong gruñó ante su sabor y sorprendentemente, su cuerpo despertó a la vida. La lengua de SeungRi bailó con la suya mientras sus fuertes manos se aferraban con anhelo a su cintura, apretándolo codiciosamente a él. Apenas y pudo pensar con claridad mientras recordaba el cuerpo duro y sin ningún rastro de grasa, desnudo encima suyo.

El tenue aroma a sándalo se aferraba a su piel como si fuese un hábito, él sabía a licor y a una feroz e indómita masculinidad.

Los fuertes brazos del oficial lo sostuvieron alrededor mientras que él saqueaba su boca con la misma necesidad cruda. El corazón de Ji Yong latió desenfrenado mientras cada terminación nerviosa presente en su cuerpo se incendiaba con la ferviente necesidad de aquellas callosas manos sobre su piel. Dentro de sí.

THE BROKEN ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora