Seung Hyun había sido arrastrado fuera del departamento de policía, apenas y había identificado a un oficial llamándole por su nombre antes de subir a una camioneta en la cual ya estaban un par de hombres dentro, ambos vistiendo ropa de civil. Ni siquiera había pronunciado una palabra antes de que la camioneta arrancase, y por supuesto, no habían pasado más de diez minutos antes de que se detuvieran abruptamente, y ambos hombres salieran apresurados, llevándole con ellos en el proceso. Un tercero le había apuntado con un arma mientras veía como los otros dos hombres golpeaban a los oficiales que conducían la camioneta, aunque por supuesto, no con la suficiente fuerza como para hacerles un verdadero daño. No había tenido tiempo suficiente para ubicarse antes de que le golpeasen con la cacha de un arma, dejándolo inconsciente.
-Llévenselo de aquí...- la voz de un hombre entrado en años retumbó en la oscuridad de la noche, y mientras se acercaba al cuerpo inconsciente, suspiró pesadamente.
-¿Qué debemos hacer con él? - señaló uno de los hombres que habían ido en la camioneta.
-Estas al tanto de lo que la policía quiere hacer después de haber encontrado a su detective torturado, al igual que los familiares de todas esas personas influyentes. - el otro asintió.
-
La sensación de pesadez carcomía su cuerpo entero mientras que un intenso dolor de cabeza le atacaba por detrás de las cuencas de los ojos, extendiéndose hacia los laterales de su cráneo. En un intento por enfocar, sacudió la cabeza mientras trataba de aliviar el dolor, dándose cuenta de que sus brazos estaban sujetos por sobre su cabeza mientras él mismo colgaba de lo que parecían cadenas que iban desde el techo hasta descansar en ajustadas argollas que ceñían sus muñecas juntas. Sacudiéndose violentamente, solamente sintió cómo su piel se desgarraba, exponiendo parte del hueso.
Con la respiración errática, trató de concentrarse en los objetos a su alrededor. Y mientras miraba al frente, encontró a varios hombres observándole, al igual que a un par de mujeres.
Ni siquiera hubo tiempo de que pudiese reconocer a nadie allí, antes de que sintiese una bolsa cubriéndole la cabeza, y quien fuese que la sujetase, trató de ceñirla lo más fuertemente posible. Con los pulmones ardiendo y sintiendo la desesperación carcomiendo su racionalidad, minuto a minuto, comenzó a sentir cómo la inconsciencia lo reclamaba nuevamente. Por supuesto, nadie allí pretendía ser tan misericordioso.
Una de las mujeres se acercó a paso rápido y sin siquiera decir una palabra, rasgó con un afilado cuchillo justo entre los labios, llevando parte de la agrietada piel en el proceso, al igual que un tanto de sangre de la cavidad.
-No creerás que será tan sencillo, ¿Cierto? - murmuró la mujer, sonriendo abiertamente.
En algún punto, Seung Hyun dejó de sentir verdaderamente lo que estaban haciendo con él. No tenía certeza de qué era peor. Las quemaduras que le infringían con hierros ardientes por todo el cuerpo, las cortaduras con pequeñas navajas de mariposa, las puñaladas constantes en cada articulación de su cuerpo, o las agonizantes punzadas que sufrían sus dedos mientras se le eran arrancadas cada una de las uñas. Ni hablar de sus rodillas hechas añicos luego de que se las hubiesen masacrado a martillazos.
Había sollozado, dejando que sus lágrimas llevasen consigo el sudor y la sangre que le cubría el golpeado e irreconocible rostro; su vómito le había cubierto el pecho y su orina había formado un charco bajo su cuerpo.
Todo lo que podía escuchar eran las risas burlescas de las personas a su alrededor, quienes parecían regocijarse ante su imagen. Finalmente, sintió como su cuerpo se desplomaba luego de interminables horas. Y sin la fuerza en ningún músculo de su cuerpo, cayó al piso, bañándose en su propia suciedad.
ESTÁS LEYENDO
THE BROKEN ANGEL
Misterio / SuspensoUno era un chico retraído e incluso un poco espeluznante, capaz de alejar a cuanta persona lo mirase a los ojos. El otro era sociable, amistoso y que poseía algo capaz de brindar una calidez que amantaba los deseos de vivir. Choi Seung Hyun era un...